El auge del pickleball, un deporte de paleta que mezcla elementos del tenis, pádel, bádminton y ping-pong, sigue conquistando de manera sorprendente las canchas y centros deportivos en Estados Unidos. Este “nuevo” deporte -así, entre comillas, porque nació en realidad en los años ‘60-, vive hoy un verdadero renacimiento que comenzó a desplazar a otras disciplinas, especialmente al tenis.
En los últimos años, el crecimiento de las canchas de pickleball fue tan acelerado que creó tensiones en torno al uso de los espacios deportivos. Los clubes y parques que tradicionalmente se dedicaban al tenis ahora enfrentan un dilema: adaptarse a la demanda de pickleball o preservar su infraestructura original. Según informa The Wall Street Journal, esta transformación tiene en vilo a entrenadores, jugadores y seguidores del tenis, quienes ven cómo sus instalaciones son convertidas en canchas de pickleball.
El conflicto generacional por las canchas
La advertencia viene nada menos que de Novak Djokovic. ¿Cómo definirlo? Acaso el tenista más grande la historia (sitial que sólo le pueden discutir hoy por hoy Rafa Nadal y Roger Federer). Nole alzó la voz al respecto, advirtiendo que la pérdida de canchas de tenis podría “comprometer el desarrollo de futuros jugadores”. Para Djokovic, el tenis es un deporte de competición, un pilar fundamental de la actividad física y la formación deportiva. Desde su perspectiva, la reducción de estos espacios limita el acceso de las nuevas generaciones a un deporte de alto rendimiento, a diferencia del pickleball, que se caracteriza por ser una práctica recreativa accesible para todas las edades.
La rápida expansión del pickleball transformó las canchas de los parques, también puso en evidencia un conflicto intergeneracional y cultural. Djokovic, una de las voces más destacadas en defensa del tenis, señaló que el tenis corre el riesgo de “perder terreno en su propio hogar” ante el avance de este nuevo deporte. “Las canchas de tenis están desapareciendo en muchas comunidades, y eso tiene un impacto a largo plazo en el desarrollo del talento joven”, advirtió el serbio, y de paso hizo un llamado a preservar los espacios históricos del tenis.
Problemas de convivencia y el ruido del pickleball
Por su parte, los jugadores y seguidores del pickleball defienden su propio espacio, argumentando que el deporte, al ser más fácil de aprender y físicamente menos exigente que el tenis, tiene un atractivo especial para personas de todas las edades, especialmente entre adultos mayores y comunidades que buscan alternativas recreativas de bajo impacto. “El pickleball nos permite participar en un deporte divertido y accesible sin las exigencias físicas del tenis”, comenta Martha, una jugadora de 50 años, defensora de la ampliación de estas canchas en los parques de su ciudad.
Estas instalaciones compartidas trajeron problemas de convivencia. El sonido característico del pickleball, generado por el impacto de una paleta de plástico sobre una pelota hueca, ocasionó quejas de los residentes cercanos y de los mismos tenistas, que consideran el ruido una distracción en sus entrenamientos. Además, la competencia por espacio y horarios entre ambas “tribus” potenció las tensiones en centros deportivos de todo el país.
Demografía y accesibilidad: factores que impulsan al pickleball
Al ser una actividad menos demandante físicamente, el pickleball se convirtió en el deporte preferido de una generación de adultos mayores que busca mantenerse activa sin las exigencias físicas del tenis. Esta accesibilidad, junto con su simplicidad y rapidez para aprender las reglas básicas, lo posicionó como una alternativa ideal para muchos estadounidenses que buscan una actividad recreativa inclusiva.
Sin embargo, el factor popularidad también conlleva retos. Los parques y centros deportivos están enfrentando la difícil tarea de equilibrar el acceso y el uso de instalaciones compartidas. “La transformación de las canchas de tenis en espacios de pickleball responde a una demanda real de la comunidad, pero también significa perder espacios dedicados al desarrollo de jóvenes talentos del tenis”, comenta un administrador de un club deportivo en California.
La actividad crece en Argentina
A medida que el pickleball gana popularidad en Argentina, también comienza a surgir el debate sobre el uso y disponibilidad de los espacios deportivos en el país. Es un hecho que la nueva actividad está ganando adeptos rápidamente, incluso entre quienes practican tradicionalmente tenis y pádel, y su expansión plantea el desafío de acomodarlo en canchas ya ocupadas por estos deportes.
El desafío para los administradores de clubes y centros deportivos en nuestro país es encontrar un equilibrio que permita la convivencia de los deportes clásicos y emergentes, respetando las distintas necesidades del público. En última instancia, el éxito podría residir en adaptar los espacios públicos y privados para garantizar que cada disciplina tenga su lugar en el cambiante panorama deportivo del país.