En el pequeño pueblo de Grand Saline, en la región de Texas, Estados Unidos, se encuentra un museo que se destaca por su temática y su construcción única: el Salt Palace Museum. Este peculiar edificio es uno de los pocos lugares en el mundo donde los visitantes pueden literalmente lamer las paredes. Aunque la idea pueda parecer insólita, su estructura completamente hecha de sal resalta la importancia de este recurso para la región y lo convierte en un destino único para curiosos y amantes de la historia.
La sal fue un recurso natural vital para la región de Grand Saline y el motor económico que definió la identidad del pueblo durante generaciones. Desde el inicio de las operaciones de extracción a principios del siglo XX, la minería de sal proporcionó empleo a la comunidad y fortaleció su economía local. Este recurso también influyó en la cultura de la zona, con tradiciones y eventos como el Salt Festival, que celebran la riqueza mineral de la región y el sentido de comunidad y orgullo por su patrimonio único.
El Salt Palace Museum es una edificación hecha íntegramente de bloques de sal extraídos de las minas locales. Lo más sorprendente es que los visitantes tienen permiso para lamer las paredes, una experiencia que la mayoría de los museos del mundo no podrían ofrecer.
Según Tomasa King, guía del museo, no hay motivo de preocupación por la higiene, ya que la sal tiene propiedades germicidas naturales. Esta característica distintiva convierte al museo en un atractivo irresistible tanto para turistas como para locales.
Orígenes del depósito de sal: legado de los indígenas Caddo
Los depósitos de sal en Grand Saline fueron descubiertos hace más de mil años por los indígenas Caddo, quienes identificaron una salina superficial que emergía como un enorme “pancake” de sal sobre el terreno. Durante siglos, diversas tribus utilizaban este sitio como fuente de este valioso mineral, crucial para la conservación de alimentos y otros usos. Este hallazgo ancestral marcó el inicio de una relación histórica entre los habitantes de la región y los ricos depósitos subterráneos que aún hoy se explotan.
Bajo la superficie de Grand Saline, se encuentran algunas de las reservas de sal más profundas y extensas del mundo, alcanzando una profundidad de hasta 6 kilómetros. Según estimaciones, estas minas contienen suficiente sal para abastecer a la humanidad durante más de 20.000 años.
La extracción de sal comenzó en el siglo XX, liderada por la Morton Salt Company, y convirtió a esta pequeña localidad en un importante proveedor a nivel global. De hecho, si alguna vez aparecen las letras “GS” en algun paquete disponible a la venta, es probable que provenga de Grand Saline.
Historia del museo: un edificio que desafía al tiempo
El primer Salt Palace fue construido en 1936 como parte de las celebraciones del centenario de Texas. Sin embargo, como se podía esperar de un edificio hecho de sal, la estructura original sucumbió a los elementos con el tiempo. Desde entonces, el museo fue reconstruido cuatro veces, mejorando su diseño para garantizar su durabilidad mientras conserva su carácter único.
Actualmente, los bloques de sal que forman las paredes del museo son reemplazables, lo que permite a los visitantes seguir disfrutando de la experiencia de lamer el edificio sin dañar la estructura.
Aunque la sal es la estrella del museo, el Salt Palace Museum también celebra otros aspectos de la historia local. Entre sus exhibiciones destacan la vida y obra de figuras notables como Wiley Post, aviador pionero, y Chris Tomlin, un reconocido cantante de música cristiana. Además, cada septiembre, la ciudad organiza el Salt Festival, una celebración anual que reúne a la comunidad en torno a su conexión histórica con este recurso vital.