En la National Football League (NFL) las conmociones cerebrales han sido una constante amenaza para la salud de los jugadores, pero pocas lesiones lograron captar la atención pública como la que sufrió Tua Tagovailoa, el mariscal de campo de los Miami Dolphins. El 12 de septiembre, durante un partido contra los Buffalo Bills en el Hard Rock Stadium en Miami, Tagovailoa vivió un episodio que puso de relieve la fragilidad humana en un deporte que exige al máximo a cada atleta, según detalla en un informe especial Newsweek.
Mientras su equipo perdía 31 a 10 en el tercer cuarto contra los Buffalo Bills, Tagovailoa decidió avanzar con el balón buscando ganar terreno. Al enfrentarse al defensor Damar Hamlin, bajó la cabeza para intentar el contacto directo, pero la jugada terminó de forma inesperada: Tagovailoa cayó al suelo. Esta jugada le costó la tercera conmoción cerebral en su carrera profesional, sin contar la que ya había sufrido en su etapa universitaria.
La conmoción de Tua no solo encendió alarmas sobre la reincidencia de este tipo de lesiones, sino que reavivó el debate sobre el costo físico de un deporte que pide sacrificios. Este caso es solo uno de los muchos que reflejan el grave problema de las conmociones cerebrales en el fútbol americano y otros deportes de alto impacto. Se estima que hasta un tercio de los exjugadores de la NFL cree tener alguna enfermedad cerebral crónica a causa de los repetidos golpes en la cabeza que recibieron a lo largo de sus carreras.
Uno de los avances más prometedores en la detección de lesiones cerebrales en deportistas es una nueva prueba de sangre que podría identificar daños invisibles en el cerebro. Actualmente, condiciones graves como la encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés) sólo pueden confirmarse mediante una autopsia después de la muerte.
Esto significa que, durante la vida, no hay una forma segura de saber si alguien que ha sufrido golpes en la cabeza tiene o no está enfermedad. La nueva prueba de sangre busca cambiar esto al ofrecer una alternativa para diagnosticar lesiones cerebrales sin necesidad de estudios invasivos después de la muerte.
La tecnología se basa en la detección de dos proteínas específicas en la sangre, que aumentan cuando hay daño en el cerebro: la hidrolasa de ubiquitina y la proteína glial fibrilar ácida. Según Raquel Gardner, neuróloga experta: “En este tipo de lesiones, el aumento de estas proteínas en la sangre es un signo de daño cerebral o del sistema nervioso. La prueba mide la cantidad de estas proteínas para determinar si la persona ha sufrido un golpe severo”
El caso de Tua Tagovailoa no es el único. El caso de Patrick Risha muestra con claridad el impacto devastador que puede tener esta condición. Risha, quien jugó al fútbol americano desde las ligas juveniles hasta la Universidad de Dartmouth, después de retirarse, empezó a tener síntomas de depresión, ansiedad, problemas de adicción y dificultades para dormir.
En el fútbol americano, las lesiones en la cabeza han sido un tema crítico debido al impacto constante y las colisiones de alta velocidad que ocurren en cada juego. Como resultado, la liga ha venido adoptando nuevas estrategias para reducir el riesgo de estas lesiones en sus jugadores, una de las iniciativas más recientes es el uso del gorro guardián. Este dispositivo es una cubierta acolchada que se coloca sobre el casco tradicional, proporcionando una capa adicional de protección que absorbe parte de los impactos.
Javier Cárdenas, director del Centro de Lesiones Cerebrales y de Conmoción Cerebral en el Instituto de Neurociencias Rockefeller, explicó a Newsweek: “El reto más complejo es determinar con certeza cuándo el cerebro de un atleta está realmente sano y listo para soportar nuevamente los impactos de un deporte de contacto. Es difícil saber cuándo el cerebro ha sanado lo suficiente como para que puedan volver a jugar“.
Para enfrentar este desafío, se contempla el uso de biomarcadores como herramienta de seguimiento en el proceso de recuperación, complementando las pruebas neuropsicológicas y clínicas actuales. La prueba de sangre basada en biomarcadores desarrollada por Abbott es una innovación que podría revolucionar la detección de lesiones cerebrales en un entorno médico de emergencia.
Los expertos en la NFL, como el Dr. Allen Sills, consideran: “Estos avances son prometedores, pero creen que aún falta tiempo para que la prueba pueda aplicarse en el campo“.
A pesar de las opiniones diversas sobre el uso de protecciones adicionales, la NFL reportó una disminución en el número total de conmociones durante la pretemporada de 2024, la cifra más baja desde que se empezaron a registrar estos datos en 2015. El cambio cultural en torno a las lesiones en la cabeza, junto con la adopción del Gorro Guardián y las mejoras en los cascos, ha sido clave para reducir las conmociones.
Además, un 44 % de las conmociones en 2023 fueron reportadas por los propios jugadores, lo que refleja un aumento en la concienciación y disposición a autorreportar lesiones que antes tendían a minimizarse. Este cambio como significativo hace 10 o 15 años, los jugadores solían minimizar sus lesiones o incluso jugar a pesar de ellas.
En conjunto, las políticas de retorno seguro al juego y las mejoras en el equipamiento son pasos hacia una mayor protección en deportes de alto impacto. Los desafíos persisten, y tanto médicos como deportistas coinciden en que la seguridad y salud de los jugadores deben seguir evolucionando a la par de los avances científicos.