En 1938, Des Moines buscó una forma insólita de aplacar los impulsos rebeldes de sus jóvenes en Halloween. Las calles de la capital de Iowa, en Estados Unidos, acumulaban llamadas policiales cada 31 de octubre, cuando grupos de adolescentes, armados con ladrillos y tizas, deslizaban sus bromas en las ventanas y encendían pequeños incendios como una declaración caótica.
Fue entonces cuando Kathryn Krieg, desde su puesto en la Comisión de Juegos Infantiles, impulsó la idea de adelantar un día la celebración para los más pequeños, lo que creó una nueva tradición: la Noche de los Mendigos.
Desde ese primer 30 de octubre, los niños de Des Moines salieron al anochecer, disfrazados de fantasmas, brujas y piratas, tocan puertas y recitan bromas simples a cambio de un puñado de caramelos. En aquel entonces, se los animaba a interpretar canciones, recitar poesía o realizar acrobacias como una forma de entretenimiento.
Aunque el vandalismo continuaba siendo un riesgo, la ciudad creyó en el poder de esta costumbre para encauzar la energía de los jóvenes hacia la creatividad.
La ruptura de la tradición este año
Este año, la Noche de los Mendigos enfrentó un imprevisto capaz de tambalear hasta la más arraigada de las tradiciones. Con un clima cargado de lluvias y tormentas, que el pronóstico estadounidense (National Weather Service) anunciaba severas, las autoridades de Des Moines decidieron retrasar la celebración al 31 de octubre. Era la primera vez, desde aquella noche inaugural en 1938, que el evento cambiaba de fecha.
Jen Schulte, administradora municipal adjunta, expresó: “Hasta donde yo sé, nunca se ha trasladado ni cancelado desde que se estableció después de Halloween en 1938″.
Pero también aclaró con cautela las razones de esta decisión sin precedentes: “Sin embargo, la seguridad de nuestros residentes, familias y niños siempre es nuestra máxima prioridad y motivó el cambio en la Noche de los Mendigos programada para este año”.
Así, mientras las alertas meteorológicas advierten de posibles tormentas eléctricas y la amenaza de tornados, la ciudad tomó la medida necesaria, lo que permitió que por esta vez la Noche de los Mendigos coincidiera con el tradicional Halloween. Esto, en parte, desdibuja temporalmente los límites de su identidad local.
Más tradiciones similares
En Des Moines y sus suburbios, la Noche de los Mendigos había echado raíces profundas. Generaciones de niños crecieron perfeccionando chistes, transformaron cada 30 de octubre en una fiesta anticipada, donde bromas y risas eran el precio por cada dulce recibido.
En lugares como Pleasant Hill, la tradición se extendió tanto que las familias ya la consideraban un rasgo distintivo, un ritual que unía a la comunidad. Pero este año, al coincidir por primera vez en décadas con el Halloween del 31, la sorpresa y la nostalgia resonaron en los residentes.
“No me di cuenta de que éramos una anomalía tan grande porque para nosotros, esto es normal”, comentó Debbie Westphal Swander, dueña de una tienda de disfraces en West Des Moines. Para ella y para muchos, la celebración en el mismo día que el resto del país traía una curiosa mezcla de emoción y extrañeza.
Cuál es el origen del Halloween tradicional
Halloween, como lo conocemos hoy, tiene sus raíces en el antiguo festival celta de Samhain, celebrado el 31 de octubre. Este evento señalaba el final de la cosecha y el inicio del invierno, considerado un periodo de transición durante el cual se creía que los espíritus de los muertos regresaban al mundo de los vivos. Para ahuyentar a estos espíritus, los celtas llevaban a cabo diversos rituales.
La expansión del cristianismo influyó en la fusión de tradiciones. El Día de Todos los Santos, celebrado el 1 de noviembre, se combinó con las costumbres de Samhain, dando lugar a lo que conocemos actualmente como Halloween. Elementos emblemáticos de esta festividad moderna incluyen las luces de calabaza y la práctica del truco o trato.