Ray “Reza” Baluchi, un hombre de 51 años dedicó su vida a una misión ambiciosa y arriesgada: “correr” sobre el agua en una embarcación que él mismo creó, una cápsula flotante similar a una rueda de hámster, bautizada como la HydroPod. Inspirado por su deseo de cruzar el océano y “nunca rendirse ante los sueños”, Baluchi no temió enfrentar olas, tormentas y, lo más implacable de todo, la Ley.
Su empeño lo convirtió en un personaje fascinante y polémico para quienes lo ven como un excéntrico aventurero y para otros, simplemente, como un peligroso obstinado.
Los primeros intentos y las advertencias de la Guardia Costera
La odisea de Baluchi comenzó en 2014, cuando decidió llevar su HydroPod al límite: una travesía desde las costas de Florida hasta Bermuda. El concepto parecía salido de una historia de ciencia ficción; Baluchi se embarcó en un “corre-agua”, una estructura cilíndrica flotante, impulsada únicamente por sus pies, con la esperanza de atravesar cientos de millas marinas. La aventura, sin embargo, terminó antes de lo previsto cuando un navegante llamó a la Guardia Costera de Estados Unidos por temor a que el vehículo de Baluchi no resistiera el viaje. La intervención fue rápida y decisiva; un comandante de la Guardia Costera determinó que la HydroPod era “claramente insegura” y le ordenó que no emprendiera más expediciones sin cumplir requisitos de seguridad, entre ellos, llevar un barco de apoyo y someter su equipo a la inspección de un inspector marítimo.
Aunque su viaje había sido interrumpido, para Baluchi esta experiencia fue apenas un capítulo inicial. En una entrevista con USA Today, él declaró firmemente: “Mis sueños no mueren en la orilla”.
Reincidencias en 2016 y 2021: el sueño se convierte en obsesión
Sin ceder ante las advertencias, en 2016 Baluchi decidió nuevamente desafiar el mar y las regulaciones. Equipado solo con su fuerza y su HydroPod, se lanzó al océano con rumbo desconocido. Su periplo fue nuevamente interceptado, y la Guardia Costera, al encontrarlo frente a las costas de Florida, le ordenó regresar. En un intercambio que habría marcado el tono de sus futuros encuentros, un oficial le preguntó directamente qué pretendía hacer, a lo que él, desafiante, respondió: “Voy a Bermuda”. La respuesta de la Guardia Costera fue tajante: “No, no lo harás”.
Pero el espíritu indomable de Baluchi no podía ser sometido. En 2021, una vez más, montó su HydroPod con la idea de recorrer más de 1600 kilómetros por la Corriente del Golfo hacia Nueva York. Ahora, su misión estaba vinculada a una causa benéfica: recaudar fondos para las personas sin hogar y otras causas sociales. Sin embargo, su aventura se interrumpió en una playa de Florida, esta vez por una falla: olvidó un equipo esencial y tuvo que regresar. Aún así, los oficiales le reiteraron que sin un barco de apoyo, sus expediciones estaban prohibidas. Baluchi decidió entonces mejorar su HydroPod, cambiando la estructura inflable por un cilindro de metal y añadiendo dispositivos de flotación para hacerlo más resistente. Pero la prohibición continuaba vigente.
El intento final en 2023: enfrentamiento y desesperación en altamar
El 26 de agosto de 2023, Baluchi volvió al océano. Esta vez, había preparado su HydroPod para una travesía épica hasta Londres, cargada con barras energéticas, ositos de goma, agua, equipos de navegación satelital y cargadores solares. Para evitar la intervención temprana de las autoridades, contrató a un barco camaronero para remolcar su cápsula hasta aguas internacionales. Pero a 112 kilómetros de la costa de Georgia, la Guardia Costera lo detectó, y una vez más, lo consideraron una amenaza tanto para su seguridad como para la de sus potenciales rescatistas.
Esta vez, la situación escaló dramáticamente. Al acercarse los oficiales, Baluchi se atrincheró en su HydroPod y, con un tono de desesperación, advirtió que portaba un cuchillo de 30 centímetros y que, si intentaban abordarlo, estaba dispuesto a quitarse la vida. Los intentos de persuadirlo continuaron al día siguiente, pero el desenlace fue aún más tenso: Baluchi mostró cables y, en un arrebato, afirmó que tenía una bomba. Los oficiales llamaron al equipo de Explosivos y Desactivación de la Marina para evaluar la amenaza, solo para que luego Baluchi confesara que el explosivo era ficticio. Finalmente, tras días de tensiones, abandonó su HydroPod el 29 de agosto y fue llevado ante el tribunal federal de Miami.
Consecuencias judiciales y la orden de renunciar a su sueño marítimo
El proceso judicial fue rápido y estricto. Para evitar una condena, Baluchi aceptó una orden de diversión pre-judicial, un acuerdo que exige que no realice estos viajes durante un año y entregue su HydroPod a las autoridades para ser destruida. Durante ese tiempo, no puede trabajar en ningún puerto o embarcación, incluyendo las pesquerías que representaban su principal fuente de ingresos. Hoy, Baluchi trabaja como lavaplatos en un restaurante, obligado a aceptar que su sueño de correr sobre las aguas fue, al menos temporalmente, sepultado.
Pero Ray Baluchi no dejó su misión de inspirar. En una entrevista reciente con USA Today, explicó que este revés no lo disuade. Retomó su entrenamiento de resistencia y planea realizar carreras a lo largo de la Gran Muralla China y en África, utilizando estos eventos como plataformas para recaudar fondos y seguir inspirando a otros a “perseguir sus sueños”.
¿Un aventurero o una amenaza?
Baluchi sigue siendo un personaje polémico. Mientras él argumenta que nunca necesitó rescate, la Guardia Costera tiene otra perspectiva: consideran que sus “aventuras” representan riesgos para la vida de los oficiales y el propio Baluchi. Desde 2019, la Guardia Costera interrumpió aproximadamente 7.700 expediciones marítimas consideradas “inseguras”, y el caso de Baluchi se convierte en un ejemplo más de cómo la búsqueda de un sueño puede chocar violentamente con la necesidad de garantizar la seguridad en altamar.
Ray Baluchi se aferra a la esperanza de que, algún día, existan condiciones legales que le permitan hacer realidad su sueño imposible. Por ahora, su HydroPod será destruida, y él deberá esperar en tierra.