Las revelaciones más impactantes que hicieron los hermanos Menéndez en su nuevo documental

El relato profundiza en las experiencias personales que llevaron a los acusados a enfrentar uno de los juicios más mediáticos de Estados Unidos

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A 30 años de los asesinatos, los hermanos cuentan su historia. Los hermanos Menendez se estrenó el 7 de octubre, solo en Netflix (Crédito: Netflix)

En el nuevo documental, Lyle y Erik Menendez ofrecen su versión de lo que ocurrió en la noche del 20 de agosto de 1989, cuando asesinaron a sus padres, José y Kitty Menendez. Desde la prisión, los hermanos describen la desesperación y el miedo que sintieron antes de tomar la decisión de matarlos, alegando que temían por sus vidas debido a los años de abuso físico y sexual que sufrieron a manos de su padre.

Los testimonios de Lyle y Erik aportan una visión más personal y emocional de los hechos, alejándose de la narrativa mediática que en su momento los presentó como fríos y calculadores. A través de entrevistas telefónicas, los hermanos expresan el profundo impacto que tuvo en sus vidas, el control absoluto que su padre ejercía sobre ellos y cómo ese ambiente de abuso constante los llevó a cometer el crimen.

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Los hermanos Menendez narran su experiencia personal y los abusos sufridos en un documental revelador (AP)

Sorpresa por no ser arrestados de inmediato

Erik Menendez relata su asombro por el hecho de que la policía no los tratara como sospechosos inmediatos tras el asesinato de sus padres. A pesar de que ambos tenían residuos de pólvora en las manos y no tenían una coartada sólida, las autoridades no les realizaron pruebas y simplemente los dejaron ir. Erik confiesa que esperaba que lo arrestaran de inmediato y asegura: “Si me hubieran presionado, no habría podido soportar ningún interrogatorio”, lo que demuestra lo vulnerables que estaban emocionalmente tras el crimen.

Error en la investigación policial

Erik también menciona que un fallo crítico en la investigación fue que la policía no registró su auto, que contenía pruebas incriminatorias, como los casquillos de bala. Este error permitió que los hermanos evadieran la sospecha inicial y postergaran su arresto. Erik recuerda que esa noche estaban en estado de shock, y cree que, bajo circunstancias normales, no habrían pasado mucho tiempo libres tras el crimen, ya que no tomaron precauciones para ocultar las pruebas.

Compras extravagantes tras los asesinatos

Tras el asesinato de sus padres, Lyle y Erik Menéndez gastaron grandes sumas del dinero heredado en artículos de lujo como relojes Rolex, un Porsche y un Jeep Wrangler personalizado. Sin embargo, en el documental, ambos insisten en que estas compras no fueron para celebrar su libertad, sino que reflejaban su intento de encubrir el profundo dolor emocional que sentían. Lyle recuerda que “lloraba por las noches” y que estaba profundamente angustiado durante esos meses, mientras que Erik declara: “Es absurdo pensar que la estaba pasando bien”.

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Un error clave en la investigación permitió a los Menendez esquivar la justicia inicialmente (AP)

Arrepentimiento inmediato

Uno de los momentos más conmovedores del documental es cuando Erik revela que se arrepintió de los asesinatos solo diez segundos después de haber disparado. Este arrepentimiento fue un tema constante en sus declaraciones durante el juicio y se manifestó en los dibujos que Erik realizó como parte de su terapia. En una de las ilustraciones, se lee la frase: “No voy a dejar que vuelvas a tocar a mi hermano nunca más”, lo que refleja su desesperación por proteger a Lyle del abuso de su padre.

Abuso extremo por parte de José Menendez

Los hermanos detallan el abuso físico y sexual que sufrieron por parte de su padre, José Menendez. En una de las anécdotas más impactantes, Erik recuerda cómo su padre lo amenazó con un cuchillo cuando era niño. Este tipo de maltrato, que comenzó cuando eran muy jóvenes, fue utilizado como parte de su defensa durante los juicios. Según los hermanos, el constante abuso y control psicológico al que eran sometidos fue lo que los llevó a cometer el crimen, ya que vivían en un estado de miedo constante.

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Compras de lujo tras el crimen: los Menendez explican su verdadera motivación detrás de estas decisiones (Ted Soqui/Sygma via Getty)

Temor a ser asesinados por sus padres

Erik y Lyle afirman en el documental que temían que sus padres planeaban matarlos para evitar que los abusos sexuales fueran descubiertos. Este temor fue lo que los llevó a comprar las armas el día anterior al asesinato. Erik describe cómo en la noche del crimen sintió que si no actuaba, “iba a morir”. Este pánico fue el detonante que los empujó a cometer el asesinato, creyendo que estaban luchando por su supervivencia.

Conexión con O.J. Simpson

En una revelación inesperada, Lyle Menendez menciona la relación de su padre, José Menendez, con O.J. Simpson. José era jefe en la empresa de alquiler de autos Hertz y contrató a Simpson como su portavoz en las campañas publicitarias. Años más tarde, Lyle se reencontró con Simpson en prisión tras su propio arresto por asesinato. Aunque esta conexión no tuvo un impacto directo en los crímenes, añade un elemento curioso al contexto mediático de ambos casos.

El arrepentimiento de Erik Menendez
El arrepentimiento de Erik Menendez se hizo presente casi inmediatamente después de haber cometido los asesinatos

Culpa y remordimiento

En el documental, tanto Lyle como Erik reflejan la profunda culpa que sienten por lo sucedido. Lyle se pregunta si al cometer el crimen realmente salvó a su hermano o si, en cambio, los condenó a ambos. Esta reflexión emocional es una constante en su relato. Erik, por su parte, revela que involucrar a Lyle en los asesinatos es una de sus mayores fuentes de remordimiento, lo que añade una dimensión más humana a su historia.

Reevaluación del caso en la sociedad moderna

Lyle menciona que las nuevas generaciones, especialmente a través de plataformas como TikTok, han mostrado mayor empatía hacia su caso. Los jóvenes parecen entender mejor los abusos que sufrieron, algo que no fue considerado con la misma sensibilidad en los años 90. Lyle afirma: “Lo entienden de una manera que las generaciones mayores no lo hacen”, lo que ha renovado la esperanza de ambos hermanos de recibir un trato más justo en el futuro.

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