En 1963, el asesinato del presidente John F. Kennedy conmocionó al mundo. Su sepulcro en el Cementerio Nacional de Arlington atrajo a millones de personas, que acudían a rendirle homenaje.
En el momento del funeral, los portadores del ataúd, integrantes de la Guardia de Honor del Ejército, realizaron un gesto cargado de simbolismo: dejaron sus sombreros alrededor de la recién encendida llama eterna, un acto que, según el hermano del presidente, Robert F. Kennedy, debería mantenerse hasta que los sombreros se desintegraran.
Sin embargo, lo que pocos sabían era que, años después, un proyecto artístico monumental se había puesto en marcha para conmemorar este gesto simbólico, pero la escultura que lo representaría desapareció misteriosamente en la década de 1970. Más de cincuenta años después, el misterio de esa escultura finalmente fue resuelto.
El origen de la escultura
Después del entierro en 1963, el cuerpo del presidente Kennedy fue trasladado a una sepultura definitiva en 1967, una obra diseñada por el arquitecto John Warnecke, quien trabajó junto a Rachel Lambert Mellon, más conocida como Bunny, una íntima amiga de Jacqueline Kennedy y renombrada horticultora. Durante la planificación del sitio conmemorativo, surgió la idea de una escultura que representara los sombreros que los soldados habían dejado sobre la tumba.
La primera dama, junto con Mellon, encargaron esta obra al famoso diseñador francés de joyas Jean Schlumberger, conocido por su trabajo con Tiffany & Co.. Schlumberger diseñó un intrincado memorial en forma de corona, que integraba alrededor de seis sombreros militares de bronce, entrelazados con ramas de madera flotante, bambú y hojas de roble, símbolos del amor del presidente por la naturaleza, el mar y su servicio militar en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.
El misterio de la desaparición
A pesar de que la escultura fue creada, nunca llegó a instalarse en el cementerio de Arlington. En algún momento de la década de 1970, la pieza desapareció sin dejar rastro. La falta de documentación detallada, así como el secretismo que rodeaba su producción, dejó pocas pistas sobre su destino. Solo algunos relatos fragmentados de testigos, como Tommy Reed, un cantero que había trabajado en una réplica del sitio conmemorativo en la propiedad de los Mellon en Upperville, Virginia, aportaban algo de luz sobre el paradero de la obra.
Reed recordó haber visto la escultura en algún momento de la década de 1970, colocada en el suelo de la réplica de la tumba de Kennedy en la finca de los Mellon. Según su relato, las piezas fueron transportadas en la oscuridad de la noche y retiradas poco tiempo después. A pesar de sus preguntas, nadie le dio una explicación sobre el objetivo de la réplica ni sobre la escultura.
La resolución del misterio
El destino de la escultura permaneció oculto durante décadas hasta que Elinor Crane, una voluntaria en la Fundación Oak Spring Garden de los Mellon, se topó con unas extrañas losas en el cementerio de la finca mientras limpiaba las lápidas. Las losas coincidían con el diseño de la tumba de Kennedy. Intrigada, Crane comenzó a investigar, y con la ayuda de Nancy Collins, archivista de la fundación, encontró cartas y fotos en los archivos que confirmaban que la escultura de los sombreros había sido diseñada por Schlumberger.
Las piezas de bronce que simbolizaban los sombreros militares habían sido creadas por el escultor Louis Féron. La escultura incorporaba referencias profundas, como una “corona de espinas” que simbolizaba el sacrificio y martirio del presidente, evocando el suplicio de Cristo.
La obra nunca fue colocada en Arlington, y se desconocen los motivos. Algunas hipótesis sugieren que los cambios en las relaciones personales entre los involucrados, así como las tensiones políticas y sociales de la época, pudieron haber influido en su desaparición.
El impacto del asesinato de John F. Kennedy
El asesinato de John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963 sigue siendo uno de los eventos más impactantes de la historia moderna. Aquel fatídico día, en Dallas, Texas, el presidente fue baleado mientras viajaba en un auto descapotable junto a su esposa, Jacqueline Kennedy, y el gobernador de Texas, John Connally. El autor de los disparos, Lee Harvey Oswald, fue arrestado horas después, pero antes de ser llevado a juicio, fue asesinado por Jack Ruby, un dueño de un club nocturno local.
El informe oficial de la Comisión Warren, creada poco después del asesinato, concluyó que Oswald actuó solo, aunque no ofreció una explicación clara sobre sus motivos. Esta falta de claridad alimentó durante décadas teorías conspirativas que todavía persisten. Aunque la comisión declaró que no había evidencia de una conspiración, muchos siguen preguntándose si el gobierno de los EEUU ha revelado todos los detalles sobre lo ocurrido ese día.