Compró un cuadro por USD 50 y resultó ser una obra de Emily Carr que valía casi USD 150.000

Un coleccionista de arte hizo un descubrimiento sorprendente en una venta en los Hamptons

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Una obra de Emily Carr
Una obra de Emily Carr se adquirió a un precio muy barato y se vende por un precio muy elevado

En una venta de granero en los Hamptons, un comerciante de arte hizo lo que parecía ser una compra ordinaria: un simple cuadro por 50 dólares. Sin embargo, lo que Allen Treibitz no imaginaba era que esa obra, adquirida casi por casualidad, resultaría ser una auténtica pintura de Emily Carr, una de las artistas más célebres de Canadá. Esta pieza, que había estado escondida entre objetos cotidianos, pronto será subastada con un valor estimado de casi 150.000 dólares.

Treibitz, quien descubrió la pintura durante una venta de verano, fue cautivado de inmediato por su estilo único. “Se notaba que la pintura tenía algo especial”, mencionó a los medios. Tras investigar más sobre la obra y llevarla a la casa de subastas Heffel Fine Art en Canadá, se confirmó lo que ya sospechaba: había hecho un hallazgo extraordinario. Esta revelación no solo asombró al comerciante, sino que también puso de relieve el valor y la relevancia histórica de la pintora Emily Carr, famosa por sus paisajes evocadores y su representación de la cultura indígena.

Descripción de la pintura y su autenticidad

La obra “Masset, QCI” de
La obra “Masset, QCI” de Emily Carr adquirida por Allen Treibitz

La obra de arte descubierta en Nueva York, Estados Unidos por Allen Treibitz es una pintura de 16 por 13 pulgadas titulada “Masset, QCI”, creada en 1912. La pieza representa un tótem indígena rematado con la figura de un oso tallado, un motivo que refleja la influencia de la iconografía de las Primeras Naciones en el trabajo de Emily Carr. Esta pintura, de tonos fríos y con un estilo marcadamente postimpresionista, fue firmada por la artista, lo que despertó el interés inicial del comerciante.

Tras la adquisición, Treibitz llevó la pintura a la prestigiosa casa de subastas Heffel Fine Art, donde los expertos confirmaron su autenticidad. David Heffel, presidente de la casa, describió el hallazgo como un “emocionante descubrimiento de Cenicienta”, una obra que había estado oculta durante años y que, una vez revelada, resultó ser una verdadera joya del arte canadiense.

Emily Carr fue una figura clave en la articulación de la identidad nacional de Canadá a través del arte en el siglo XX, y sus paisajes, en combinación con la representación de elementos indígenas, la convierten en una de las artistas más reconocidas del país. “Masset, QCI” es una muestra clara de su estilo único, influenciado por sus estudios en París y su fascinación por las culturas indígenas de la Columbia Británica.

Carrera de Emily Carr

Emily Carr fue una de
Emily Carr fue una de las artistas más importantes de Canadá

Emily Carr fue una de las artistas más importantes de Canadá, conocida por sus paisajes vibrantes y su profunda conexión con las culturas indígenas de la Columbia Británica. Nacida en Victoria, su estilo artístico estuvo influenciado por el postimpresionismo, que adoptó tras estudiar en París en 1910. Sin embargo, en los primeros años de su carrera, Carr enfrentó dificultades para encontrar aceptación local debido a la novedad y la audacia de su enfoque artístico. Su “estilo postimpresionista parisino moderno”, como lo describen los críticos, no fue bien recibido en su tierra natal en ese momento.

Durante la década de 1920, la trayectoria de Carr cambió drásticamente cuando sus obras comenzaron a ganar reconocimiento. Su gran avance llegó en 1927, cuando fue invitada a exhibir su trabajo en la Galería Nacional de Canadá en Ottawa, en una muestra dedicada al arte de la Costa Oeste canadiense. Este evento marcó un antes y un después en su carrera, ya que la posicionó como una de las figuras centrales del arte canadiense.

En los años 30, Carr continuó ganando reconocimiento internacional, con exposiciones de sus paisajes evocadores en Londres y Nueva York. Sus obras, muchas veces centradas en la naturaleza y las culturas indígenas, capturaron la esencia de la identidad canadiense en un momento crucial de la historia del país.

A pesar de su éxito posterior, Carr nunca dejó de ser una artista profundamente conectada con su entorno. Sus cuadros no solo reflejaban la belleza de los paisajes canadienses, sino también una crítica sutil a la industrialización y la colonización, temas que continuaron presentes en su obra hasta su fallecimiento en 1945.

Simbolismo e iconografía indígena

El trabajo de Emily Carr
El trabajo de Emily Carr está profundamente influenciado por la iconografía de las Primeras Naciones de la Columbia Británica

El trabajo de Emily Carr está profundamente influenciado por la iconografía de las Primeras Naciones de la Columbia Británica, una región donde las culturas indígenas han jugado un papel central durante siglos. Carr fue una de las primeras artistas no indígenas en representar de manera respetuosa y detallada los motivos culturales y espirituales de estos pueblos, en un momento en que la sociedad canadiense no valoraba plenamente su riqueza artística y patrimonial. Este interés la llevó a documentar y plasmar en sus lienzos los tótems y las aldeas indígenas que encontraba en sus viajes por la costa del Pacífico.

En la obra “Masset, QCI”, la figura central es un tótem coronado por un oso tallado, que refleja el profundo respeto de Carr por los símbolos y creencias de los pueblos indígenas. El tótem proviene de la aldea de Masset, ubicada en el archipiélago de Haida Gwaii, un conjunto de islas frente a la costa del Pacífico canadiense. Este tipo de representaciones es típico de la obra de Carr, quien dedicó gran parte de su carrera a documentar la arquitectura, las tallas y el arte ceremonial de los pueblos indígenas antes de que muchas de estas expresiones culturales desaparecieran debido a la colonización.

Aunque Carr enfrentó críticas en su tiempo por su enfoque en estos temas, hoy se reconoce que su obra no solo documentó un patrimonio invaluable, sino que también ayudó a revalorizar la cultura indígena de Canadá en una época de gran transformación social. Sus paisajes y representaciones de tótems no eran simplemente escenas pintorescas; eran un homenaje al legado de los pueblos que habían habitado esas tierras durante milenios. Obras como “Big Raven” y “Totem Walk at Sitka” son ejemplos claros de esta simbiosis entre naturaleza e iconografía indígena, un sello distintivo del trabajo de Carr.

Este respeto por las tradiciones indígenas, combinado con su estilo postimpresionista, permitió a Carr capturar la esencia del paisaje canadiense desde una perspectiva tanto cultural como artística, dotando a sus obras de una profundidad simbólica que las convierte en piezas esenciales del arte nacional.

Exposición y subasta de la obra

Antes de ser subastada, la pintura “Masset, QCI” de Emily Carr recorrerá varias ciudades de Canadá, donde será exhibida en las galerías de la casa de subastas Heffel Fine Art. Las ciudades que acogerán la exposición incluyen Calgary, Vancouver, Montreal y Toronto, permitiendo al público canadiense disfrutar de cerca una de las obras redescubiertas más importantes de Carr antes de que sea vendida.

La subasta, que se espera alcance los 147.000 dólares, ha generado gran expectativa entre coleccionistas y amantes del arte, ya que esta es una oportunidad única para adquirir una pieza de una de las artistas más representativas de Canadá. David Heffel, presidente de Heffel Fine Art, destacó el valor cultural y artístico de la obra, refiriéndose al hallazgo como un “descubrimiento de Cenicienta”, aludiendo a aquellas obras maestras que permanecen ocultas por años antes de ser finalmente reconocidas por su verdadero valor.

Este tipo de descubrimientos no son comunes en el mundo del arte, y el hecho de que una obra de Carr haya permanecido desconocida por tanto tiempo agrega un componente especial a la historia. Además, como mencionó Heffel, estos descubrimientos son recordatorios de que aún quedan tesoros artísticos por encontrar, y que el mercado del arte puede seguir ofreciendo sorpresas extraordinarias.

La subasta no solo será un evento comercial, sino también un momento de celebración del legado de Emily Carr, cuyo trabajo sigue resonando profundamente en el panorama artístico canadiense. La casa de subastas espera que la venta atraiga tanto a coleccionistas privados como a instituciones públicas interesadas en preservar el patrimonio cultural del país.

Comentarios sobre el mercado del arte

El hallazgo de “Masset, QCI” ha suscitado reflexiones sobre los llamados “descubrimientos de Cenicienta” en el mundo del arte, aquellos momentos extraordinarios en los que una obra valiosa y significativa sale a la luz tras años de permanecer oculta. Según David Heffel, presidente de la casa de subastas Heffel Fine Art, estos descubrimientos reavivan la emoción y la esperanza de que aún existen importantes piezas artísticas esperando ser encontradas.

El caso de Emily Carr y su obra perdida recuerda al público y a los expertos del arte que, a pesar de la profesionalización del mercado y la proliferación de análisis y catálogos, todavía es posible hacer hallazgos fortuitos. La emoción de Treibitz al descubrir la pintura es compartida por aquellos que dedican su vida a la búsqueda y valoración del arte. Para muchos, el valor de estas piezas no reside únicamente en su precio de subasta, sino en la historia que rodea su descubrimiento y en el significado cultural que aportan.

Este tipo de eventos también revela cómo el arte sigue siendo un sector en el que el conocimiento experto y el azar pueden conjugarse para crear situaciones fascinantes. El descubrimiento de una obra de Emily Carr, una de las artistas más respetadas de Canadá, en un humilde granero en los Hamptons, subraya que incluso en lugares inesperados pueden hallarse obras maestras que contribuyen al patrimonio artístico de un país.

Finalmente, estos descubrimientos suelen aumentar la conciencia pública sobre la importancia de proteger y preservar las obras de arte, no solo como objetos de valor monetario, sino como testigos de la historia cultural. En este sentido, el hallazgo de “Masset, QCI” sirve de recordatorio de que la búsqueda de arte no es solo una cuestión de mercado, sino también una exploración continua de nuestra herencia cultural.

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