En 2004, el director de cine, Morgan Spurlock, decidió realizar un experimento radical que cambiaría para siempre la percepción del público sobre los peligros de una dieta basada exclusivamente en comida rápida. Durante 30 días, Spurlock se comprometió a consumir únicamente alimentos de este tipo tres veces al día, sin excepciones.
Su objetivo era documentar cómo este tipo de alimentación afectaba su cuerpo y su salud mental, llevándolo al límite. El resultado fue el documental “Super Size Me”, que impactó a la audiencia mundial por las graves consecuencias que el cineasta experimentó durante y después del experimento.
El punto de partida del reto parecía simple: comer lo que millones de personas consumen a diario, pero en cantidades extremas. El consumo diario de Spurlock rondaba las 5.000 calorías, una cantidad muy por encima de lo recomendado para un adulto sano.
A lo largo de los 30 días, el cineasta se filmó a sí mismo comiendo productos con altos contenidos de grasas saturadas, azúcares y sodio, documentando cómo esto afectaba su bienestar. Lo que comenzó como un proyecto para explorar la relación de la sociedad con la comida rápida pronto se transformó en una alarma sobre los peligros de este estilo de vida.
Uno de los primeros efectos visibles fue el aumento de peso. En solo 30 días, Spurlock pasó de pesar 84 kilos a 95, una ganancia de 11 kilos que impactó de inmediato en su apariencia física. No obstante, este aumento fue solo el primer indicio de problemas más graves. A medida que avanzaba el experimento, su colesterol se disparó, llegando a niveles peligrosos. Sus médicos, quienes lo monitoreaban de cerca, quedaron alarmados ante los resultados. Le advirtieron que, si no detenía el experimento, las consecuencias para su salud podrían ser irreversibles.
El hígado de Spurlock fue uno de los órganos más afectados. Los médicos llegaron a compararlo con el hígado de una persona que abusa del alcohol, afirmando que se estaba llenando de grasa a un ritmo alarmante. Este órgano, crucial para la eliminación de toxinas en el cuerpo, comenzó a deteriorarse rápidamente, lo que aumentó el riesgo de sufrir un daño permanente. Los profesionales que lo asistían también mencionaron que, si continuaba con la dieta, podría estar en peligro de sufrir un ataque al corazón.
A nivel psicológico, los efectos fueron igualmente devastadores. Spurlock empezó a experimentar episodios de fatiga extrema y pérdida de libido, mientras que su estado de ánimo se tornaba cada vez más inestable. A menudo, describía que se sentía emocionalmente agotado, con cambios de humor y una creciente sensación de depresión.
En varias escenas del documental, el propio Spurlock se mostró sorprendido por lo rápido que su cuerpo y mente se deterioraron, algo que lo hizo reflexionar sobre cómo este tipo de alimentación afecta a millones de personas a nivel global, muchas de las cuales llevan este tipo de vida durante años, no solo un mes.
Uno de los aspectos más sorprendentes del experimento fue la adicción que Spurlock desarrolló hacia la comida que consumía. A medida que avanzaba el mes, su cuerpo comenzó a depender de los alimentos altos en grasas y azúcares, lo que provocaba una sensación de necesidad física de consumir más. Esta adicción no solo afectó su estado físico, ya que además influyó en su comportamiento, con episodios de irritabilidad y ansiedad cada vez que no consumía su siguiente comida.
Al finalizar los 30 días, Spurlock necesitó más de un año para recuperarse completamente. Bajo la supervisión de médicos y nutricionistas, fue sometido a una estricta dieta para intentar revertir el daño causado a su hígado y a otros órganos afectados. Durante ese periodo, documentó su proceso de recuperación, que fue igualmente difícil, y lo describió como una de las etapas más desafiantes de su vida. El documental “Super Size Me” capturó el arduo proceso que siguió para recuperar su salud.
El impacto de este experimento trascendió la experiencia personal de Spurlock. Su documental generó un debate mundial sobre los peligros de una alimentación poco saludable y el papel que juegan las grandes corporaciones alimentarias en la salud pública. Aunque su enfoque extremo fue criticado por algunos sectores, el mensaje subyacente caló hondo en una sociedad cada vez más consciente de los efectos de la comida rápida en la salud.
A lo largo de los años, Spurlock continuó dirigiendo y produciendo documentales sobre diversos temas, pero su trabajo en “Super Size Me” fue el que dejó una marca indeleble en la industria y en el público. El documental también ayudó a que más personas prestaran atención a la información nutricional de los alimentos y se convirtieran en consumidores más conscientes.
En mayo del 2024, Morgan Spurlock falleció a los 53 años debido a complicaciones derivadas del cáncer. Su muerte cerró el capítulo de una vida dedicada a exponer, a través de la pantalla, los problemas más urgentes de la sociedad.