En una noche que pudo haber terminado en tragedia, Sam Dutcher, un joven de 18 años, se encontró en plena lucha contra su propio vehículo descontrolado. Después de realizar unos mandados, conducía por una ruta rural del oeste de Minnesota, Estados Unidos, cuando, de repente, el auto comenzó a acelerar sin que él pudiera hacer nada para evitarlo.
A pesar de que tenía el freno pisado a fondo y de que intentaba cambiar la marcha a punto muerto, el vehículo siguió ganando velocidad hasta alcanzar los 193 km/h. El panorama era alarmante: el adolescente no podía controlar su auto, y la posibilidad de un accidente grave aumentaba con cada segundo.
“Pensé: ‘Oye, esta cosa está acelerando y mi pie no está en el acelerador’”, contó el joven al medio local InForum. A medida que pasaba el tiempo, pese a mantener la calma, se preparaba para lo peor: “Mi mente empezó a decir: ‘Voy a morir esta noche’”.
El joven decidió llamar a su madre, quien se encontraba en la fila de un restaurante de comida rápida cuando recibió la llamada de auxilio. Desesperada, Catherine se comunicó con los servicios de emergencia y les informó sobre la situación. Al otro lado de la línea, la mujer se vio sobrepasada por la angustia y el miedo de imaginar lo que podía ocurrirle a su hijo.
Cuando los operadores del 911 le informaron que varios agentes y personal médico se dirigían al lugar para asistirlo, el temor de la madre se intensificó. “Dijeron que iban a ir a verlo varios agentes y también personal médico. En ese momento me quedé sin palabras porque me lo imaginaba gravemente herido o muerto. No sabía cómo iban a detener un coche que iba a esa velocidad”, contó la madre, según AP.
En ese sentido, la intervención de la policía fue crucial para evitar el desastre. El agente Zach Gruver y su colega Zach Johnson comenzaron a idear estrategias para detener el vehículo antes de que llegara a una intersección peligrosa.
Entonces, Gruver tomó una decisión audaz: adelantarse al auto y permitir que el joven conductor chocara contra la parte trasera de su patrulla mientras ambos vehículos estaban en movimiento.
Este plan, que podría parecer extremo, resultó ser la única manera de frenar el auto descontrolado antes de que terminara en un choque potencialmente mortal. “Eso era lo único que podía pensar para detenerlo a tiempo. Se nos acabó el tiempo y la distancia. No sabía de otra manera”, aseguró Gruver según la agencia AP.
El impacto activó el sistema de mitigación de colisiones del vehículo, lo que permitió al policía reducir la velocidad gradualmente hasta detenerlo por completo. “En ese momento me di cuenta de que esto realmente había sucedido. En ese momento, comencé a asustarme”, dijo Dutcher.
Después del incidente, que ocurrió el 17 de septiembre, surgieron preguntas sobre la causa de la aceleración repentina e incontrolable. La madre del joven, Catherine Dutcher, en medio del caos, mencionó al 911 que el vehículo había estado recientemente en el taller debido a un posible problema con el acelerador, el cual parecía atascarse.
Las autoridades sospechan que la computadora del auto no estaba funcionando correctamente, lo que pudo haber desencadenado el episodio. Honda, empresa fabricante del vehículo, dijo a AP mediante un vocero que la familia debía llevarlo a un concesionario autorizado para una inspección detallada.