A un año del primer trasplante combinado de ojo y cara: la extraordinaria recuperación de Aaron James

El equipo de más de 140 especialistas que llevó a cabo la cirugía ha observado resultados clínicos esperanzadores. IMAGENES SENSIBLES

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Los avances médicos logrados durante la recuperación de Aaron James prometen abrir nuevas fronteras en el campo de los trasplantes, a pesar de los desafíos enfrentados (AP)
Los avances médicos logrados durante la recuperación de Aaron James prometen abrir nuevas fronteras en el campo de los trasplantes, a pesar de los desafíos enfrentados (AP)

Hace poco más de un año, Aaron James, un veterano de la Guardia Nacional del Ejército de Estados Unidos de 47 años, se convirtió en el protagonista de una de las cirugías más innovadoras en la historia de la medicina moderna. Tras un terrible accidente en su trabajo que le desfiguró el rostro y le hizo perder un ojo, James fue sometido al primer trasplante combinado de ojo completo y parte de su cara en el NYU Langone Health. Ahora, un año después, ha recuperado gran parte de su calidad de vida, disfrutando de pequeñas cosas cotidianas que antes parecían imposibles. Aunque el camino no ha estado exento de desafíos, los avances médicos logrados durante su recuperación prometen abrir nuevas fronteras en el campo de los trasplantes.

Avances clínicos: el estado actual de Aaron James

Un año después de la intervención, la evolución de Aaron James es un hito en el campo de la cirugía reconstructiva y los trasplantes de órganos sensoriales. El equipo de más de 140 especialistas que llevó a cabo la cirugía ha observado resultados clínicos esperanzadores, a pesar de que el trasplante de ojo aún no ha permitido que James recupere la vista. Los médicos han logrado mantener el ojo trasplantado con un flujo sanguíneo y una presión ocular normales, algo que no se había conseguido en trasplantes oculares realizados previamente en animales, donde los ojos solían encogerse drásticamente.

A pesar de la pérdida de parte del tejido de la retina y los daños en el nervio óptico, las pruebas realizadas mediante electrorretinografía han mostrado una respuesta eléctrica en los fotoreceptores (los bastones y conos) del ojo trasplantado. Esto significa que, aunque no ha recuperado la vista, los nervios del ojo siguen respondiendo a la luz, lo que alimenta la esperanza de que, en un futuro, se puedan lograr trasplantes oculares que restauren la visión.

El doctor Eduardo D. Rodríguez, quien lideró la cirugía y dirige el programa de trasplante facial en el NYU Langone contó a New York Post lo siguiente: “Hemos logrado trasplantar un ojo; ahora el desafío es restaurar la vista”. Este proceso requerirá avanzar en la regeneración de los nervios ópticos para que las señales visuales puedan ser transmitidas correctamente al cerebro.

La evolución de Aaron James es un hito en la cirugía reconstructiva y los trasplantes de órganos sensoriales, mostrando resultados clínicos esperanzadores (NYU Langone Health via AP)
La evolución de Aaron James es un hito en la cirugía reconstructiva y los trasplantes de órganos sensoriales, mostrando resultados clínicos esperanzadores (NYU Langone Health via AP)

Un paso más hacia los avances en la medicina de trasplantes

El trasplante de Aaron James fue un avance médico de gran envergadura. El trasplante de órganos sensoriales, como el ojo, se enfrenta a enormes desafíos, ya que implica mantener la estructura del órgano en buenas condiciones y garantizar que los complejos sistemas nerviosos que lo conectan con el cerebro funcionen de manera adecuada.

El equipo de NYU Langone realizó el primer intento de inyectar células madre en el nervio óptico de un paciente humano durante la cirugía, con el objetivo de promover la regeneración nerviosa. Aunque este intento inicial no resultó en la restauración de la visión, el procedimiento sentó las bases para futuras investigaciones en este campo. La capacidad de realizar trasplantes de órganos tan complejos como el ojo representa un avance significativo en la medicina de regeneración nerviosa, y podría tener implicaciones para otras enfermedades oculares que afectan a millones de personas en todo el mundo.

El trasplante de ojo realizado a Aaron James no le ha restaurado la vista, pero ha conseguido mantener el ojo con flujo sanguíneo y presión ocular normales, algo inédito en trasplantes oculares anteriores (AP Photo/Joseph. B. Frederick)
El trasplante de ojo realizado a Aaron James no le ha restaurado la vista, pero ha conseguido mantener el ojo con flujo sanguíneo y presión ocular normales, algo inédito en trasplantes oculares anteriores (AP Photo/Joseph. B. Frederick)

La recuperación emocional y psicológica

Más allá de los impresionantes avances médicos, la historia de Aaron James también es un testimonio del impacto emocional y psicológico que este tipo de procedimientos puede tener en un paciente. Antes de la cirugía, James había perdido la mayor parte de su rostro, lo que le impedía llevar una vida normal. A menudo, se enfrentaba a miradas incómodas de extraños, y no podía disfrutar de actividades sencillas, como comer o oler.

Un año después de su trasplante, James ha recuperado muchas de esas funciones que antes daba por perdidas. Ya no teme mirarse al espejo y, por primera vez en años, ha podido actualizar su licencia de conducir con una foto que refleja su nuevo rostro, un momento tan emocional que hizo llorar a la empleada del DMV que lo atendió. “He recuperado mi calidad de vida”, reflexionó James a New York Post. “Me siento como un hombre normal haciendo cosas normales. Este ha sido el año más transformador de mi vida”.

El doctor Daniel J. Ceradini, quien fue uno de los autores principales del estudio sobre el trasplante de James, señaló que los resultados estéticos y de calidad de vida no deben pasarse por alto. “Ha recuperado muchos aspectos de su vida que perdió tras el accidente de 2021, y ese es nuestro objetivo final”, subrayó Ceradini.

La importancia de la donación de órganos

Una parte crucial de la historia de Aaron James es la generosidad de su donante y la familia que permitió que su órgano fuera trasplantado. El donante de James, un hombre de 30 años que fue declarado con muerte cerebral le ha ayudó a salvar a tres personas más al donar sus riñones, hígado y páncreas.

La organización LiveOnNY, responsable de facilitar la donación, destacó la importancia de este tipo de actos altruistas para hacer posible avances médicos como el trasplante de James. “El regalo de la vida” es lo que ha permitido a James recuperar su identidad y su dignidad, y su caso sigue sirviendo de inspiración para promover la donación de órganos.

El trasplante de ojo realizado a Aaron James no le ha restaurado la vista, pero ha conseguido mantener el ojo con flujo sanguíneo y presión ocular normales, algo inédito en trasplantes oculares anteriores (Reuters)
El trasplante de ojo realizado a Aaron James no le ha restaurado la vista, pero ha conseguido mantener el ojo con flujo sanguíneo y presión ocular normales, algo inédito en trasplantes oculares anteriores (Reuters)

Aunque Aaron James aún no ha recuperado la visión, su caso ha sentado un precedente para futuros estudios y avances en la cirugía de trasplante ocular. Según el doctor Paul W. Glimcher, director del Instituto de Neurociencia de NYU Langone, “el siguiente reto es preservar las células nerviosas durante el proceso de trasplante y asegurarnos de que todas las conexiones entre el ojo y el cerebro se mantengan intactas”, contó a New York Post. Este desafío es fundamental para restaurar la vista, ya que la visión depende principalmente del cerebro y no solo de los ojos.

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