En la pequeña ciudad de Palm Coast, Florida, Estados Unidos, lo que comenzó como una discusión en un bar culminaría en un ataque con armas blancas dentro de una casa. Daileen Lillian Keller, una mujer de 34 años, fue arrestada después de presuntamente atacar a su prometido con tres cuchillos de cocina y un sacacorchos, todo porque él la había dejado sola en el bar.
El origen del conflicto se remonta a la noche del 13 de septiembre, en el bar Amvets. Keller y su prometido estaban disfrutando de la velada, pero cuando él decidió que era hora de irse, ella insistió en quedarse. Él, molesto por la discusión, optó por irse, dejándola sola allí. Keller, enfurecida, tomó un Uber y se dirigió a la casa que ambos compartían. A su llegada, la situación se salió de control.
Al abrir la puerta, el hombre no tuvo tiempo de reaccionar. La mujer comenzó a golpearlo en la cara y le dio un rodillazo en la ingle, según el medio Law and Crime. El ataque físico, sin embargo, no terminó ahí. En un giro inesperado, Keller se dirigió rápidamente a la cocina y agarró tres cuchillos de cocina y un abridor de botellas.
Intentando evitar lo peor, el hombre intentó desarmarla, pero en medio del forcejeo, ella le clavó el sacacorchos en el antebrazo. El dolor y el pánico lo llevaron a huir de la casa, pero desde la puerta, Keller le lanzó dos cuchillos, uno lo alcanzó en la espalda, y el otro, en la oreja derecha. Sangrando por las heridas, el hombre logró escapar y llamar a la policía, mientras la mujer permanecía en la vivienda, negándose a salir. Cuando los paramédicos llegaron al lugar, atendieron sus heridas de inmediato, logrando estabilizarlo antes de que la situación escalara aún más.
La llegada de los agentes de la Oficina del Sheriff del Condado de Flagler no logró calmar la situación de inmediato: la mujer, todavía dentro de la casa, se negó rotundamente a salir, pese a las insistentes órdenes de los oficiales. Durante lo que describieron como un “período prolongado de tiempo”, la vieron asomándose por la ventana, pero no daba señales de rendirse.
Finalmente, tras una espera que parecía interminable, Keller salió y fue arrestada sin mayor resistencia. Los cuchillos de la cocina estaban desaparecidos del bloque de madera donde iban guardados, y las evidencias apuntaban a un ataque, aunque ella lo negaba con firmeza. En una entrevista posterior con la prensa, la mujer admitió que estaba enfadada porque su prometido la había dejado en el bar, pero mantuvo su versión: no lo había agredido ni lo había amenazado. “Lo que consta en el informe no es en absoluto lo que ocurrió. No le lancé cuchillos”, declaró, en un intento de desvincularse del sangriento episodio. Sin embargo, las pruebas recopiladas por la policía, y la versión de los hechos del hombre sugerían lo contrario.
Tras su arresto, Daileen Lillian Keller fue llevada a la cárcel del condado de Flagler, donde enfrentó cargos de agresión agravada y agresión doméstica. La gravedad de los hechos y las heridas infligidas a su prometido llevaron a las autoridades a fijar una fianza de USD 12.500, una cifra que no tardó en pagar para obtener su libertad mientras se procesa su caso. Sin embargo, la investigación sigue en marcha y los agentes reconstruyen los detalles de aquella noche en busca de más pruebas.
En un comunicado contundente, el jefe de policia Rick Staly expresó que el caso de Keller debería servir como lección: “La violencia nunca es la respuesta cuando estás enojado con alguien”.