Un accidente inusual movilizó a los servicios de emergencia en Windsor, New Hampshire, Estados Unidos, cuando un niño de 11 años quedó atrapado entre dos grandes rocas cerca de su escuela. El incidente ocurrió el domingo 15 por la tarde mientras el menor exploraba un área rocosa del campus de la Escuela Wediko, un centro de tratamiento residencial para niños con dificultades socioemocionales.
Según el comunicado de la escuela, el niño resbaló y quedó atrapado en una estrecha grieta. “El domingo por la noche, mientras estaba bajo supervisión, un estudiante que exploraba un área rocosa en el campus se resbaló entre dos rocas cuando los palos y los escombros cedieron debajo de ellas”, según la agencia de noticias AP.
Varios miembros del personal de la escuela intentaron liberar al estudiante, sin éxito, mientras se daba aviso a los servicios de emergencias locales. A partir de ese momento, comenzó una operación de rescate que se extendería por más de nueve horas.
El accionar de los rescatistas
Los rescatistas enfrentaron un desafío técnico y físico significativo para liberar al niño atrapado entre las rocas. Desde que los bomberos de Hillsborough llegaron al lugar poco antes de las 6 de la tarde, quedó claro que la operación sería larga y complicada.
A medida que la situación se intensificaba, el equipo no pudo mover las rocas gigantes ni romperlas, lo que los llevó a idear una estrategia alternativa: excavar debajo las piedras. “Básicamente tuvimos que hacer un túnel debajo de la roca para tener acceso a los pies del niño, lo que nos permitió empujar desde abajo”, contó Jon Fosher, jefe del batallón de bomberos de Manchester que ayudó en el rescate, según AP. Esta técnica les permitió elevar al chico accidentado —con la utilización de cuerdas, jabón y láminas reductoras de fricción— hasta que lograron que se deslizara fuera de la estrecha grieta.
La coordinación entre varias agencias fue fundamental. Bomberos de al menos cinco comunidades cercanas, junto con la Policía Estatal de New Hampshire y el Departamento de Pesca y Caza, se unieron en un esfuerzo poco común para el rescate.
Fosher destacó que su equipo fue contactado debido a que contaban con el equipo pesado necesario para esta clase de operaciones, como un camión de rescate especializado. “Tratar de mover las rocas gigantes para intentar liberar al niño no era una opción”, explicó según AP.
Finalmente, tras horas de trabajo incansable, el niño fue liberado alrededor de las 3:15 de la madrugada del lunes y llevado a un hospital cercano para ser evaluado. El jefe Kenny Stafford atribuyó el éxito del rescate al trabajo en equipo y a la dedicación de todos los involucrados. Los rescatistas, después de liberar al menor, despejaron la zona que a las 4:30 no mostraba rastros de lo sucedido.
“Los servicios de emergencia trabajaron incansablemente durante la noche y rescataron con éxito al estudiante a primera hora de la mañana”, aseguró la escuela en el comunicado.
El estado de salud del niño
El traslado al hospital fue un paso de precaución habitual tras este tipo de situaciones, para asegurar que no hubiera daños físicos o secuelas debido a la prolongada presión a la que su cuerpo estuvo sometido. Pero a pesar de haber pasado más de nueve horas atrapado entre las rocas, el personal del hospital revisó al niño y, según el comunicado emitido por la escuela, lo encontró bien, de manera tal que le dio de alta poco después.