A sus 83 años, Ruth Madoff vive en un asilo para ancianos cerca de Nueva York, lejos del bullicio que una vez la rodeó. Para algunos, es vista como la mayor víctima del fraude de su esposo, Bernie Madoff, el hombre detrás del mayor esquema piramidal de la historia. Elaine Solomon, una exsecretaria de la empresa de Madoff, dijo al periodista Richard Behar para su libro Madoff: The Final Word, que se publicó en julio: “Creo que Ruth ha sido la mayor víctima de todo esto. Perdió todo: el amor de su vida durante 50 años, sus hijos, sus amigos”.
Sin embargo, existe otra posibilidad. Forbes analizó el libro y extrajo fragmentos para sugerir que quizá el papel que ella jugó en el drama familiar no fue el de la esposa crédula.
El retrato contrasta fuertemente con lo que la Agencia Federal de Investigaciones (FBI) averiguó sobre Ruth. A comienzos de los 60 ella llevaba la contabilidad de Bernard L. Madoff Investment Securities (BLMIS), la firma de su esposo. Y todo indicaría que, contra lo que declaró en una de las escasas entrevistas que concedió, no abandonó la tarea para criar a sus hijos.
En 2011, en el programa 60 Minutes, Ruth Madoff minimizó su participación en el fraude que se reveló en 2008. Había trabajado como recepcionista y auxiliar contable entre 1961 y 1963, pero entonces, ya con sus dos hijos, se había limitado a manejar cuestiones domésticas menores desde la oficina que conservó: “Decorar, pagar facturas del hogar y del barco”, aseguró.
Sin embargo, lo que la esposa de Madoff dijo en televisión no coincidía con lo que las autoridades ya sabían. El FBI, que la apodó Ruthie Books (Libros Ruthie), había estado investigándola desde 2009, después de obtener información de Frank DiPascali, un cercano colaborador de Bernie y principal informante de los fiscales. DiPascali y otros testigos aseguraron que Ruth mantuvo un papel fundamental en la gestión de las finanzas del fraude, incluyendo la famosa cuenta 703 de JPMorgan Chase, que movía millones de dólares a la velocidad de la luz.
La cuenta 703 de JPMorgan Chase fue clave en el esquema Ponzi de Bernie Madoff, el canal por el que pasaba prácticamente todo el dinero del fraude. Según detalla Behar, esta cuenta recibió y transfirió aproximadamente 150.000 millones de dólares entre 1986 y 2008, casi todo proveniente de los inversores que fueron engañados. Ruth Madoff tenía la responsabilidad de conciliar los estados de esa cuenta, es decir, asegurarse de que los registros bancarios coincidieran con los libros de la empresa.
El testimonio de DiPascali fue clave para este análisis: recordó que Ruth en muchas ocasiones a lo largo de décadas la escuchó buscar “respuestas sobre cheques que no habían sido cobrados o que estaban fuera de orden numérico”. Para el FBI y el propio Behar, el testimonio del colaborador de Bernie merece crédito. A lo largo de más de 75 sesiones con los investigadores, nunca se lo atrapó en una mentira. DiPascali, quien se declaró culpable de 10 cargos de fraude antes de fallecer de cáncer en 2015, aseguró que sus conversaciones con su jefe sobre los mecanismos diarios del fraude se realizaban también delante de otros miembros de la familia “y casi cualquier empleado de BLMIS”. Agregó: “No había temas prohibidos. No se usaba lenguaje en clave”.
A lo largo de su vida, Bernie Madoff mantuvo de forma insistente que ni su esposa Ruth ni sus hijos sabían nada sobre el fraude que había construido. Behar recuerda en su libro que a él mismo le dijo eso desde la cárcel, donde cumplía una condena de 150 años: “Ella no estaba en el negocio. No fue acusada de nada. No estaba bajo investigación”.
Sin embargo, la realidad era diferente. Según las revelaciones de Madoff: The Final Word, que destacó Forbes en su último número, el FBI y la fiscalía federal investigaron intensamente a toda la familia tras la detención de Madoff en 2008. A pesar de los extensos interrogatorios y la revisión de miles de documentos, las autoridades concluyeron que no había pruebas suficientes para inculpar a Ruth o a sus hijos en el esquema piramidal.
Uno de los nombres que aparece repetidamente en la historia del fraude es el de Saul Alpern, el padre de Ruth. Según detalla Behar en su libro, Alpern, que trabajaba como contable, jugó un papel fundamental en la fase inicial del fraude, presentando a Bernie a muchos de sus primeros inversores en los años 60. Steven Garfinkel, un exagente del FBI que investigó a la familia, lo describió de manera gráfica en el libro: “Saul fue el incubador”.
Los testimonios de quienes trabajaron en BLMIS fueron cruciales para arrojar luz sobre la implicación de Ruth Madoff en la contabilidad del esquema Ponzi. Según Madoff: The Final Word, varios empleados confirmaron que Ruth tuvo un rol mucho más activo del que ella misma admitió públicamente.
Eric Lipkin, un exempleado de BLMIS que se declaró culpable de falsificar registros financieros, declaró que la esposa de Madoff estaba profundamente involucrada en la empresa. Cuando Behar le preguntó cuánto tiempo había desempeñado Ruth labores de contabilidad desde que él ingresó a la firma en 1992, su respuesta fue clara: “Todo el tiempo. Estaba en la oficina bastante seguido”.
Otro testigo clave fue Winifred Jackson, quien trabajó en BLMIS durante más de diez años. En su testimonio recordó que, al comenzar su trabajo en 1987, Ruth era la encargada principal de conciliar las cuentas, tarea que consistía en “detectar errores de transposición de números y hacer correcciones cuando fuera necesario”. Este proceso de conciliación era esencial para mantener la apariencia de legitimidad del esquema, asegurando que los registros financieros internos coincidieran con los extractos bancarios.
Después del arresto de Bernie Madoff en diciembre de 2008, su entorno adoptó una postura de aislamiento respecto a las autoridades. En palabras de Behar, “ni un solo miembro de la familia Madoff se acercó a la oficina del Fiscal de los Estados Unidos para ofrecer su cooperación”. Esto levantó sospechas, aunque no se encontraron pruebas suficientes.
Uno de los pocos en enfrentar consecuencias judiciales fue Peter Madoff, el hermano de Bernie y jefe de cumplimiento de BLMIS. Peter fue condenado por fraude y delitos fiscales, tras admitir haber presentado declaraciones falsas ante la SEC y falsificar documentos para encubrir las actividades de la empresa. Como señala Behar, Peter se declaró culpable de “presentar declaraciones falsas a la SEC, así como de hacer trampa en sus impuestos”. Cumplió casi nueve años de prisión y fue liberado en 2020.
Los hijos de Bernie, Mark y Andrew, siempre negaron haber tenido conocimiento del esquema piramidal antes de la confesión de su padre. Según narran los documentos obtenidos por Behar, ellos afirmaron que supieron de la estafa el 10 de diciembre de 2008, un día antes del arresto de Bernie, cuando su padre les confesó que todo el negocio era una mentira. Esa misma noche, los hermanos informaron a las autoridades. Sin embargo, las investigaciones descubrieron que ambos hijos se beneficiaron económicamente del fraude.
El libro de Behar expone cómo Mark y Andrew aprovecharon transacciones fraudulentas y registros alterados en sus cuentas personales. Esto incluía activos para compras de bienes raíces. Aunque no se pudo demostrar que sabían que su riqueza provenía del fraude, Behar cita a un exagente del FBI que comentó: “Por supuesto que deberían haber sabido”.
El destino de los hijos de Madoff fue trágico. Mark, incapaz de soportar el escrutinio público y las acusaciones en su contra, se suicidó en 2010, dos años después del arresto de su padre. Su hermano Andrew, que también sostuvo hasta el final que no tenía conocimiento del fraude, murió de linfoma en 2014. Ambos pelearon legalmente para evitar devolver el dinero que habían obtenido, pero finalmente, en 2017, los herederos de Mark y Andrew llegaron a un acuerdo con el fideicomisario encargado de recuperar los fondos para los inversores. El acuerdo estipulaba la devolución de 23 millones de dólares, un monto que representaba solo una fracción de lo que habían ganado durante los años del fraude.
Quizá el dato más comprometedor está en los propios libros de contabilidad: aun después de que su esposo le informara en privado que se caía el esquema Ponzi que había hecho, Ruth Madoff realizó una serie de movimientos financieros que llamaron la atención de las autoridades. Según recuerda Madoff: The Final Word, la mujer retiró USD 10,5 millones de una de sus cuentas vinculadas a BLMIS inmediatamente después. Además, tres semanas antes de este retiro ya había sacado USD 5 millones de la misma cuenta. Eso levantó interrogantes sobre su conocimiento y reacción ante la situación financiera de la empresa.