La lujosa noche en Nueva York que organizó Truman Capote y marcó el inicio del declive de su carrera

Grandes figuras y personas de la alta sociedad asistieron a la velada con un código de vestimenta riguroso. Por qué fue el inicio del fin del éxito del famoso escritor

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Más de 200 fotógrafos cubrieron la llegada de los invitados famosos - (Getty Images)
Más de 200 fotógrafos cubrieron la llegada de los invitados famosos - (Getty Images)

Truman Capote fue un escritor, novelista y articulista estadounidense, conocido por obras como “Desayuno en Tiffany’s”, “A sangre fría” y sus relatos cortos. Destacó por su agudo ingenio y por ser un auténtico personaje de la vida social de Nueva York en los años 50 y 60, frecuentando los círculos de la alta sociedad. Su éxito literario le permitió entrar en el mundo de la élite neoyorquina y cultivar amistades con famosas socialités a las que apodó sus “cisnes”. En 1966, organizó la legendaria “The Black and White Ball”, o en español, “Fiesta de Blanco y Negro” en el hotel Plaza, considerada la fiesta del siglo XX.

El evento que marcó un hito

El 28 de noviembre de 1966, Truman Capote organizó la que sería conocida como la “Fiesta de Blanco y Negro” en el hotel Plaza de Nueva York. Concebida originalmente como una celebración íntima, terminó convirtiéndose en un acontecimiento social de proporciones épicas.

La fiesta fue una muestra de la cima del éxito que Capote había alcanzado tras la publicación de su aclamada novela “A sangre fría” ese mismo año. Como escritor consagrado y recién enriquecido, decidió organizar un evento que dejara huella no solo en la memoria de la alta sociedad estadounidense, sino también en la historia de la década de los 60.

Con un presupuesto de 16.000 dólares (equivalente a más de 120.000 dólares actuales), Capote reservó el suntuoso salón de baile del hotel Plaza, uno de los pocos lugares que, en sus propias palabras, aún conservaba “la verdadera belleza de los salones de baile”.

Código de vestimenta

La fiesta contó con un estricto código de vestimenta: los caballeros debían llevar esmoquin y máscaras negras, mientras que las damas tenían que ir ataviadas con vestidos negros o blancos y máscaras blancas.

La temática se inspiró en la escena de las carreras de Ascot en la película “My Fair Lady”, donde los asistentes vestían de blanco y negro.

La planificación de la fiesta tomó meses y generó gran expectativa - (Getty Images)
La planificación de la fiesta tomó meses y generó gran expectativa - (Getty Images)

Una lista de invitados de ensueño

La planificación de la fiesta se convirtió en un fenómeno en sí mismo. Capote pasó meses enteros confeccionando meticulosamente la lista de invitados, añadiendo y tachando nombres según sus cambiantes amistades. El simple rumor de estar incluido en la lista se convirtió en motivo de ansiedad y codicia para los miembros de la alta sociedad neoyorquina. La lista de invitados finalmente ascendió a 540 personas. Era crucial decidir a quién invitar y a quién omitir, pues formar parte de esa selección suponía un gran honor. La crème de la crème de la sociedad, el arte, la política y el espectáculo se dieron cita en el salón de baile del hotel Plaza.

Entre los asistentes se encontraban miembros de la realeza europea, como la Maharaní de Jaipur, así como algunas de las familias más acaudaladas de Estados Unidos, como los Vanderbilt, los Rockefeller y los Kennedy. Las estrellas de Hollywood también brillaron con su presencia: Frank Sinatra y su esposa Mia Farrow, Candice Bergen, Henry Fonda y Lauren Bacall fueron algunos de los rostros famosos que desfilaron por la alfombra roja.

El mundo del arte y la literatura estuvo representado por figuras como Andy Warhol, Cecil Beaton y Norman Mailer. Incluso hubo lugar para habitantes de Kansas relacionados con el caso del asesinato de la familia Clutter, que Capote había retratado en su obra cumbre “A sangre fría”.

Capote logró reunir a la élite mundial en su fiesta de máscaras - (Bettmann)
Capote logró reunir a la élite mundial en su fiesta de máscaras - (Bettmann)

Detalles que hicieron historia

A pesar de la fastuosidad del evento, Capote optó por mantener un toque de sencillez en algunos detalles. El menú de la cena, servida después de la medianoche, constaba de platos humildes como espaguetis con albóndigas, pollo hash (el plato favorito del escritor) y galletas. Un guiño a sus orígenes modestos en el sur de Estados Unidos.

La decoración también fue intencionadamente minimalista, con manteles rojos sobre las mesas y candelabros dorados como únicos adornos. La idea era que los verdaderos protagonistas fueran los propios invitados y sus atuendos de gala y máscaras elaboradas por diseñadores como Halston y Adolfo.

Casi 200 fotógrafos se agolparon en la entrada del hotel Plaza para capturar la llegada de los famosos enmascarados, en una de las mayores concentraciones de prensa jamás vistas en un evento social privado. Fuera, la policía montada tuvo que contener a las multitudes que se arremolinaban esperando avistar a las celebridades.

El código de vestimenta fue una clave en el éxito del evento - (Getty Images)
El código de vestimenta fue una clave en el éxito del evento - (Getty Images)

Consecuencias inesperadas

Aunque la “Fiesta de Blanco y Negro” coronó a Capote como el anfitrión más célebre de su época y marcó la cúspide de su carrera literaria, también supuso el inicio de su posterior declive personal y profesional.

En los años siguientes, su adicción al alcohol y las drogas empeoró, alejándolo de la escena social neoyorquina. Pero el golpe más duro llegaría en 1975, cuando publicó en la revista Esquire un extracto de su obra inacabada “La Côte Basque 1965″, en el que revelaba secretos escandalosos sobre la vida privada de sus amistades pasadas más cercanas: las socialités conocidas como sus “cisnes”.

La traición fue mayúscula y las consecuencias, devastadoras. Mujeres como Babe Paley, su confidente y mejor amiga, rompieron todos los lazos con Capote y lo expulsaron de sus círculos sociales para siempre. Otras personas mencionadas en el relato, como la viuda Ann Woodward, incluso se quitaron la vida tras las revelaciones.

A partir de ese momento, Capote no volvió a publicar ninguna otra novela importante y pasó sus últimos años alejado del mundo que una vez lo había encumbrado como una celebridad.

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