Nacido en Adís Abeba, Etiopía, Heman Bekele emigró a los Estados Unidos junto a su familia cuando tenía apenas cuatro años. Fue en este nuevo entorno donde comenzó a cultivar su pasión por la química, un interés que despertó cuando tenía solo siete años. A pesar de su corta edad, Bekele no tardó en darse cuenta de los peligros que representaba la exposición prolongada al sol, especialmente para las personas sin acceso a protección solar adecuada. La educación que recibió de sus padres sobre los riesgos de la radiación ultravioleta y su propia curiosidad científica lo guiaron hacia el camino que hoy lo destaca como un joven promesa en el campo de la ciencia.
Hoy en día, Bekele es un estudiante de décimo grado en la escuela secundaria Woodson, en el condado de Fairfax, Virginia. Su entorno académico y familiar ha sido un factor clave en su desarrollo, permitiéndole explorar y expandir su conocimiento en la química y la biomedicina. Este contexto no solo le brindó las herramientas necesarias para avanzar en su educación, sino también la oportunidad de canalizar su pasión hacia proyectos científicos concretos, como el desarrollo de un innovador jabón para tratar el cáncer de piel.
Su historia es un testimonio del poder transformador de la educación y la determinación personal, y de cómo las experiencias tempranas, incluso las más cotidianas, pueden ser el punto de partida para grandes logros científicos.
Desde su llegada a Estados Unidos, Bekele no solo se interesó por la química, sino que también se propuso resolver problemas reales que afectaban a las personas, en particular el cáncer de piel. Este tipo de cáncer, una de las formas más comunes y prevenibles, llamó la atención de Bekele debido a su prevalencia y a la dificultad que enfrentan muchas personas para acceder a tratamientos eficaces y asequibles. Inspirado por esta problemática, decidió que su proyecto científico debía enfocarse en desarrollar una solución práctica y accesible para combatir esta enfermedad.
El resultado de su investigación fue la creación de un jabón que incorpora imiquimod, un medicamento aprobado para el tratamiento de ciertos tipos de cáncer de piel. La idea detrás de este innovador producto es sencilla pero poderosa: integrar el fármaco en una barra de jabón, un producto de uso diario, para que las personas puedan tratar las lesiones cutáneas de manera fácil y económica.
El imiquimod normalmente se utiliza en forma de crema y es parte de un tratamiento más amplio contra el cáncer. Sin embargo, Bekele tuvo la visión de adaptarlo en una forma más accesible, que podría ser utilizada desde las etapas iniciales de la enfermedad. Este enfoque no solo hace que el tratamiento sea más asequible en comparación con los altos costos habituales de los tratamientos tradicionales (que pueden superar los 40.000 dólares), sino que también lo hace más accesible a personas de diferentes estratos socioeconómicos.
El desafío técnico principal que enfrentó fue evitar que el imiquimod se perdiera en el proceso de enjuague del jabón. Para resolverlo, Bekele combinó el jabón con una nanopartícula a base de lípidos. Esta innovación permite que el principio activo permanezca en la piel después de que se enjuaga la espuma, de manera similar a como lo hace una crema hidratante o una fragancia. Este enfoque innovador asegura que el medicamento pueda cumplir su función terapéutica de manera efectiva.
La creación de este jabón representa no solo un avance en la lucha contra el cáncer de piel, sino también un ejemplo de cómo la ciencia puede ser utilizada para democratizar el acceso a la salud. A sus 15 años, Bekele ya ha hecho una contribución significativa al campo de la medicina, y su proyecto tiene el potencial de impactar la vida de muchas personas alrededor del mundo.
El galardón “Kid of the Year” de la prestigiosa revista Time celebra a jóvenes de entre 8 y 16 años que están haciendo contribuciones significativas en campos como la justicia social, ciencia y negocios, reconoció a Heman por su invento del jabón terapéutico para tratar el cáncer de piel.
La distinción de Kid of the Year no es el único reconocimiento que ha recibido Bekele, en octubre pasado fue nombrado ganador del Desafío de Jóvenes Científicos organizado por 3M y Discovery Education. Esta competencia, que busca identificar y apoyar a jóvenes talentos en la ciencia, premió a Bekele con 25.000 dólares por su desarrollo del jabón con imiquimod. El premio no solo significó un reconocimiento a su esfuerzo y creatividad, sino que también le proporcionó los recursos necesarios para continuar su investigación.
El impacto de su trabajo ha sido tal que Bekele ha comenzado a colaborar con instituciones científicas de renombre. Actualmente, pasa parte de sus días en un laboratorio de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, en Baltimore, donde sigue perfeccionando su invento y trabajando en su desarrollo para llevarlo al mercado. Esta oportunidad le permite no solo avanzar en su investigación, sino también interactuar con científicos experimentados que lo guían en su camino.