Un veterano de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que estuvo en Irak y Afganistán como técnico en la desactivación de bombas, sufrió una herida grave en 2007 al ser alcanzado por un IED (dispositivo explosivo improvisado). Esta explosión le provocó a Adam Popp la amputación de su pierna derecha por encima de la rodilla. Durante los siguientes ocho años después del accidente, el veterano se refugió en su familia: su esposa Amanda y su hijo de dos años, Logan.
Todo cambió en 2015, cuando Adam recibió su primera prótesis diseñada para correr. Dentro del primer año, pasó de correr 5 kilómetros a completar una maratón, y luego comenzó a entrenar para competir. Eventualmente, se enteró de las clasificaciones de discapacidad de Guinness World Records y comenzó una búsqueda persistente para establecer récords en la categoría LA1 (amputación unilateral por encima de la rodilla). De acuerdo con la información de Guinness World Records, Adam se convirtió en un veterano que persiguió persistentemente los récords de carreras de larga distancia.
Adam, de 45 años, ahora posee siete títulos de Guinness World Records. Recientemente, mejoró tres de estos logros durante una sola carrera de 24 horas en Carolina del Sur. El hombre obtuvo tres nuevos récords, incluyendo la ultradistancia de 160 kilómetros que hizo en 16 horas y 13 minutos y 43 segundos. Además, se destacó por conseguir la ultradistancia más rápida de 100 kilómetros con 9 horas y 57 minutos y 7 segundos. Su tercer récord fue obtener la mayor distancia recorrida a pie en 24 horas: hizo 164,41 kilómetros.
Entre los 16 participantes, Adam fue el único atleta paralímpico, y quedó en tercer lugar en la distancia de 160 kilómetros y en séptimo en la carrera de 24 horas. Además, mejoró el tiempo que había hecho en las últimas carreras.
Para prepararse para esta competencia, el atleta siguió un riguroso programa de entrenamiento que incluyó correr más de 160 kilómetros por semana y competir en una carrera similar, seis semanas antes del evento principal. “Lo más difícil de correr este ultramaratón fue mantener la concentración y la energía durante un período tan largo”, reveló Adam a Guinness World Records. Una de las claves para lograr esto fue gestionar cuidadosamente sus niveles de nutrición e hidratación para evitar calambres. Además, tuvo que estar atento a posibles daños o ampollas en su piel, especialmente alrededor de la prótesis.
El veterano añadió que el apoyo de su equipo y su entrenamiento en resiliencia mental fueron fundamentales para superar los momentos críticos. “El dolor y la fatiga llegaron en oleadas. Aunque a veces me costaba, también experimenté momentos de fuerza y energía”, afirmo Adam.
El atleta también hizo hincapié en el impacto emocional y el poder del espíritu humano al conseguir estos logros. “Poner estos récords es una sensación increíblemente gratificante y a la vez llena de humildad”, afirmó Adam. “Es un testimonio del poder, de la resiliencia y del espíritu humano, así como de la capacidad de crecer y prosperar después de un evento traumático”.
“Se trata de buscar luchas selectivas, algún tipo de desafío, y luego salir fortalecidos del otro lado, ya sea a través de la actividad física o la educación o las luchas personales que ocurren en la vida diaria de cualquiera”, le asegurpó al medio estadounidense American Legion. “¿Eso nos va a vencer o nos va a llevar a una vida más fructífera y productiva?”.
“Espero que mi trayectoria, desde ser un adicto al sofá hasta ser poseedor de un récord mundial Guinness, inspire a otros que enfrentan sus propios desafíos a creer en su potencial y esforzarse por alcanzar la grandeza”, concluyó Adam para Guinness World Records.