Una historia de supervivencia conmovió a los residentes de Oklahoma, Estados Unidos. Kim y Nathan Maker, fueron rescatados después de pasar 38 horas a la deriva en las traicioneras aguas del Golfo de México.
Kim y Nathan disfrutaban de un día de buceo en la costa de Texas cuando se desató una tormenta que los separó de su grupo. Según contaron, el caos comenzó cuando ayudaban a una mujer que había perdido el control de la cuerda que los buzos utilizan para regresar a aguas más tranquilas.
“La corriente comenzó a llevarsela”, recordó Kim en una entrevista con Good Morning America. “Estaba nadando con todas mis fuerzas para llevarla de nuevo a la línea”, agregó Nathan.
La mujer logró regresar sana y salva, pero el ímpetu del rescate dejó a Kim y Nathan a merced de las olas. “El barco se hacía cada vez más pequeño hasta que desapareció por completo de nuestras vistas”, dijo Nathan al mismo medio. Y ambos agregaron: “Hicimos un inventario de lo que teníamos encima y nos atamos juntos”.
La supervivencia en el mar
A medida que avanzaban las horas, la pareja intentó nadar hacia una plataforma petrolera en la distancia, pero las condiciones eran cada vez más difíciles. Durante su odisea, sufrieron picaduras de medusas y quemaduras solares en medio de aguas infestadas de tiburones.
“Debido a que nuestra temperatura corporal estaba bajando, necesitábamos seguir nadando, o probablemente nos hubiéramos congelado hasta morir”, explicó Kim al medio estadounidense Good Morning America.
Además, Nathan, que es diabético, estuvo al borde del coma debido a la falta de insulina. Sin embargo, nunca dio el brazo a torcer. “Él es absolutamente la razón por la que estamos vivos, simplemente manteniéndonos animados, porque hubiera sido realmente fácil rendirse”, aseguró Kim.
La búsqueda hasta el rescate
La desaparición de la pareja no pasó por alto. Los otros buzos y la tripulación rápidamente notaron su ausencia y solicitaron la ayuda de la Guardia Costera de Estados Unidos. La búsqueda, que se extendió a lo largo de más de 1.600 millas náuticas, empezó de inmediato.
Fue una misión desesperada que duró unas 38 horas. “Este avión estaba en el aire anoche haciendo su último vuelo fuera de la red y Nathan y Kim tenían sus linternas de buceo y estaban haciendo el SOS para apuntar hacia la parte inferior del avión”, relató Charles Owen, tío de Nathan, a KFOR.
Para la familia y amigos, el rescate fue un milagro. “La gente no sobrevive a eso sin tener una historia que contar”, contó Lisa Shearin, según KFYR TV, quien es una buceadora que participó en el fatídico viaje. Para ella, la supervivencia de Kim y Nathan tiene un significado mayor. “Obviamente, Dios realmente los salvó”, sentenció.
Después de ser rescatados, Kim y Nathan fueron trasladados a un hospital en Texas, donde fueron tratados por sus heridas. Ambos expresaron su gratitud hacia la Guardia Costera y hacia Dios por su rescate.
“Fue Dios quien realizó un milagro utilizando los ojos y los oídos de la Guardia Costera y su tecnología, y eso fue lo que los salvó en el último minuto”, afirmó Charles Owen emocionado, según KFYR TV.
Recuperación y agradecimientos
La pareja fue dada de alta del hospital y se dirigieron directamente a su restaurante favorito en Houston, Kenny & Ziggy’s. El establecimiento compartió una foto en sus redes donde se les ve disfrutando de su comida junto a uno de los propietarios.
“Mientras flotaban en el agua, sin protección, dijeron que lo único que podían pensar era en que querían comer en Kenny & Ziggy’s”, comentó un representante del restaurante a Daily Mail.
Kim y Nathan planean seguir practicando el buceo, aunque ahora serán más cuidadosos en cuanto a elegir zonas donde puedan mantener la vista en tierra firme.