Mytoka Petry salió a caminar por North Portland sin sospechar que aquella mañana del 15 de julio marcaría un antes y un después en su vida. Mientras los primeros rayos de luz acariciaban las calles, un grupo de ocho perros se lanzó sobre ella en un ataque feroz e inesperado.
El caos se desató en cuestión de segundos. Los ladridos ensordecedores y el dolor penetrante de las mordidas inundaron sus sentidos. Petry, madre de dos hijas, luchó por su vida mientras los dientes afilados de los animales se hundían en su carne. Los instantes siguientes se convirtieron en una mezcla de gritos ahogados y la desesperada búsqueda de ayuda.
El ataque fue implacable, arrebatándole un brazo, una oreja y casi un ojo. La gravedad de las heridas no terminó ahí: múltiples hemorragias cerebrales y desgarros faciales requirieron injertos de piel para intentar reconstruir lo que la brutalidad había desfigurado.
En medio de la pesadilla, dos personas se acercaron con valentía para intentar rescatarla, enfrentándose a la furia de los perros. Uno de ellos terminó en el hospital con heridas graves, mientras que el otro sufrió lesiones menos severas. El escenario era dantesco, una sinfonía de horror y valentía que se desarrollaba a plena luz del día.
La magnitud de sus lesiones es tal que cada re-vendaje, una tarea angustiosamente rutinaria para el personal médico del Centro Médico Emanuel, demanda cerca de cuatro horas.
En el Centro Médico Emanuel, la vida de Mytoka se aferra a sus hijas que, con el corazón destrozado, no se apartaban de su lado.
Mientras tanto, la comunidad se movilizó. Amigas de toda la vida, como Monica Estrada y Juliana Torres, se turnan para estar con ella, su presencia constante un recordatorio del amor y la amistad que la rodeaban. Cada visita, cada palabra de aliento, es un intento de arrancar a Petry del abismo en el que se encontraba.
La noticia del ataque resonó en toda Portland, provocando una mezcla de horror y solidaridad. La familia de Mytoka, luchando no solo contra la devastación emocional sino también contra los costos médicos abrumadores, organizó una campaña en GoFundMe para cubrir los gastos. La respuesta fue abrumadora, una avalancha de apoyo que mostró la capacidad de la comunidad para unirse en momentos de crisis.
Los detalles del ataque a Mytoka Petry
El ataque tuvo lugar cerca de un campamento de personas sin hogar, ubicado en los márgenes de North Portland. No se ha confirmado si los perros, furiosos y descontrolados, tenían alguna conexión directa con el lugar.
Los perros fueron capturados y puestos bajo custodia en los Servicios de Animales del Condado de Multnomah, mientras la investigación se desarrollaba. Sus amigas, Monica Estrada y Juliana Torres no ocultan su indignación. “¿Quién está regulando que haya manadas de perros en un campamento de personas sin hogar al lado de la carretera?” preguntaba Estrada, su voz quebrada por la emoción. “Esto podría haberle pasado a cualquiera que caminara por esa área”.
El sentimiento de injusticia era compartido por Kristine Rebber, otra amiga cercana de Petry. “Alguien tiene que ser responsable”, afirmaba, la determinación reflejada en sus ojos. “Esto es trágico. No hay ninguna razón para que no hubiera podido estar ahí afuera”.
“Esto es algo que nunca debería haber sucedido”, decía Monica Estrada con una firmeza que no dejaba lugar a dudas. “Mytoka solo estaba tratando de disfrutar de un paseo matutino. Nadie debería temer por su vida al caminar por su vecindario”.
“Nos han dicho que su recuperación será un camino largo y arduo”, comentaba Kristine Rebber, su voz entrecortada por la emoción. “Pero si alguien puede superar esto, es Mytoka. Ella está luchando por sus hijas, y eso le da una fuerza increíble”.
Mientras tanto, en el Centro Médico Emanuel, los médicos continúan haciendo todo lo posible para estabilizar a Mytoka. A pesar de los avances en su tratamiento, el camino hacia la recuperación se vislumbraba largo y tortuoso. “Puede que esté en la UCI durante meses”, advirtieron los médicos, preocupados por la posibilidad de infecciones y otras complicaciones.
La comunidad respondió con una oleada de apoyo. La campaña de GoFundMe para cubrir los gastos médicos de Petry se propagó rápidamente, recolectando fondos y muestras de solidaridad de personas de todos los rincones de Portland.