Desde su majestuosa inauguración en 1937, el Golden Gate se ha convertido en el símbolo más icónico de San Francisco. Sin embargo, bajo su belleza se esconde una triste realidad: más de 4500 personas han decidido poner fin a sus vidas saltando desde sus alturas. Cada año, según las estadísticas oficiales, alrededor de 60 individuos se sumergían en las frías aguas de la bahía. Este puente, que conecta la ciudad con el condado de Marin, no sólo es fue un pasaje de tránsito, sino un trágico destino final para muchos. Ahora, después de mucho exigirlo se ha culminado la construcción de una red de acero para prevenir los suicidios.
Kevin Briggs, un hombre de apariencia tranquila y cabello cano, conoce de memoria estos sombríos números. Durante más de dos décadas, su vida estuvo entrelazada con el destino del Golden Gate. Trabajando en la California Highway Patrol (patrulla de carreteras de California), su tarea principal era patrullar los alrededores del puente. Sin embargo, su verdadera misión se reveló en la humanidad de su labor: evitar que cientos de personas dieran el salto definitivo.
Briggs ya no patrulla el puente, pero su legado sigue vivo. Aunque no es el prototipo de un superhéroe, muchos lo consideran uno. “Perdemos a muchas personas al año”, comenta, con una calma que contrasta con la gravedad de sus palabras.
Briggs es un hombre que se ha enfrentado a la muerte en múltiples ocasiones, no sólo por su trabajo sino también en su vida personal. Ingresó al Ejército de los Estados Unidos en la unidad de infantería de las fuerzas aerotransportadas, pero su carrera fue abruptamente interrumpida. En 1983, con tan solo 20 años, le diagnosticaron un cáncer testicular. Tres operaciones y varios meses de quimioterapia después, se dio cuenta de que su tiempo en el Ejército había terminado. Cumplió 21 años en un hospital, y la recuperación fue lenta y dolorosa.
A pesar de estos desafíos, su determinación lo llevó a trabajar en el departamento de administración de la prisión de San Quintín, la única en California con un corredor de la muerte para hombres y una cámara de ejecución. Esta experiencia, junto con la muerte de su abuelo por suicidio cuando era niño y la pérdida de su madre por cáncer de pulmón dos años después, moldeó su visión de la vida y la muerte.
La batalla de Briggs contra su propia depresión comenzó a los 26 años. “No quería hacer nada, ni jugar con mi perro, ni hacer la compra... Era como si mi cuerpo se moviera solo”, recuerda. Hoy sigue tomando dos medicamentos para mantener su equilibrio emocional. Su experiencia personal con la depresión le otorgó una perspectiva única, que lo ayudó a salvar vidas desde su puesto en la California Highway Patrol.
En cada encuentro con una persona al borde del abismo, Briggs se acercaba y hablaba con suavidad, buscando una conexión humana que pudiera darles una razón para continuar. Pivotal Points, la organización que fundó, refleja su compromiso con la sensibilización sobre las enfermedades mentales y sus posibles consecuencias. Kevin Briggs, el guardián del Golden Gate, es un testimonio viviente de que, a veces, un solo individuo puede hacer una diferencia monumental en un mundo lleno de desesperación.
Una simple pregunta y su gran impacto
Kevin Briggs, con su apariencia serena y palabras medidas, se acercaba a los individuos en el borde del abismo con una estrategia sencilla pero poderosa. En lugar de imponer autoridad, se presentaba como un igual, un ser humano dispuesto a escuchar. “¿Cómo estás? ¿Qué plan tenés para mañana?”, eran las preguntas que solían romper la barrera del silencio y la desesperación. Estas simples palabras, cargadas de empatía, permitían abrir un canal de comunicación crucial.
Briggs aprendió rápidamente que gritar o intentar movimientos bruscos solo exacerbarían la situación. Su enfoque se centraba en la cercanía y la paciencia. Muchas veces, aquellos que estaban al borde de saltar sufrían de enfermedades mentales y no habían tomado su medicación, lo que los hacía más vulnerables. Briggs se volvía un puente hacia la esperanza, conversando sobre futuros posibles, pequeñas tareas o incluso haciendo planes juntos, proyectando una luz en medio de la oscuridad.
La experiencia y el éxito de Kevin Briggs no pasaron desapercibidos. Recibió numerosos premios por su labor, no solo como reconocimiento a sus esfuerzos, sino como un símbolo de esperanza para la comunidad. Su historia y sus métodos se convirtieron en un ejemplo para otros oficiales y profesionales en el campo de la salud mental. La creación de Pivotal Points fue un paso natural en su evolución profesional, enfocándose en la sensibilización y el apoyo a aquellos que lidian con enfermedades mentales.
Desde su retiro en la California Highway Patrol, Briggs ha dedicado su vida a viajar, compartiendo su conocimiento y experiencia en conferencias alrededor del mundo. Canadá, México y Alemania han sido testigos de su mensaje, que subrayan la importancia de la empatía y la intervención oportuna. Su libro, un best seller en Estados Unidos, ofrece un vistazo profundo a sus 23 años de servicio, que ilustra cómo su propia lucha contra la depresión fue clave para entender y ayudar a otros.
La historia de Kevin Berthia: un encuentro que salvó una vida
Entre las muchas vidas tocadas por Briggs, la de Kevin Berthia destaca por su resonancia y profundidad. En 2005, Berthia, un joven afroamericano, se encontraba más allá de la baranda de seguridad del Golden Gate, listo para saltar. La desesperación lo había llevado a ese punto, pero fue la voz calma y las preguntas simples de Briggs las que lo hicieron detenerse.
Durante 92 minutos, Kevin Briggs habló con Berthia, no como un oficial, sino como un amigo. Habló de su hija, de los pequeños detalles que aún podían ofrecerle una razón para vivir. Berthia recuerda que, mirando hacia el agua, solo veía “paz”. Pero la presencia constante de Briggs, su voz sin juicio, transformó esa paz en una nueva perspectiva de esperanza.
Este encuentro fue solo el comienzo de una relación que perduraría. Años después, Berthia se convirtió en un defensor de la prevención del suicidio y compartió su historia para ayudar a otros. La fotografía de ese día, con Berthia de pie en el borde y Briggs inclinado sobre la baranda, se volvió un símbolo de esperanza y redención.
En 2013, durante una cena de la American Foundation for Suicide Prevention, Berthia presentó un premio a Briggs, que reconoció públicamente el impacto que tuvo en su vida. Aunque los reportes mediáticos simplificaron su historia, Berthia aprovechó la oportunidad para contar su verdad: “Oficial Briggs me salvó la vida dos veces”, dijo, refiriéndose tanto al día en el puente como al impacto duradero de su intervención.
El legado de Kevin Briggs: un guardián más allá del puente
El nombre de Kevin Briggs se ha convertido en sinónimo de esperanza y resiliencia. Su contribución ha ido más allá de las patrullas y los rescates en el Golden Gate. La creación de Pivotal Points le ha permitido continuar su misión de una manera más amplia, que proporciona recursos y apoyo a aquellos en crisis. La organización trabaja incansablemente para sensibilizar sobre las enfermedades mentales y fomentar intervenciones efectivas.
Briggs sigue siendo un pilar en su comunidad, un hombre corriente que ha hecho cosas extraordinarias. Sus acciones demuestran que, con empatía y dedicación, es posible marcar una diferencia significativa en la vida de los demás. Mientras sigue preguntando a aquellos en desesperación, “¿Qué plan tenés para mañana?”, continúa iluminando caminos que muchos creían oscuros e intransitables.
En Estados Unidos, existe la Red Nacional de Prevención del Suicidio para pedir ayuda, puedes llamar al 1-888-628-9454 o al 1-800-273-8255, la línea del Servicio Nacional de Prevención del Suicidio, para hablar con alguien que te brindará apoyo gratuito y confidencial las 24 horas del día, los siete días de la semana. Los CDC también recomienda sus propias políticas, programas y prácticas de prevención.
Línea de prevención del suicidio en Argentina: el Centro de Asistencia al Suicida ofrece orientación y apoyo. Tienen una línea de prevención del suicidio disponible al teléfono 135 (línea gratuita) o al (011)5275-1135 y 0800 345 1435 para llamadas desde todo el país.
En México, para aquellos que buscan ayuda o asistencia en relación al suicidio, existe la Línea de la Vida: 800-911-2000, este servicio es gratuito y está disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
En Colombia, la Línea de la Vida brinda apoyo emocional a individuos que enfrentan crisis de suicidio o angustia. Este servicio está disponible en varias ciudades del país. En Bogotá, se puede contactar a través de la línea 106 o vía WhatsApp al 3007548933. Barranquilla cuenta con la línea 339 99 99, mientras que en Medellín se dispone de la Línea Amiga al 444 44 48.
En Cali, al igual que en Bogotá, la línea de atención es el 106. Estas líneas ofrecen una respuesta inmediata a quienes necesitan ayuda en momentos críticos.
En Perú, el Ministerio de Salud (Minsa) ofrece apoyo emocional a través de la Línea 113 Salud, accesible nacionalmente por teléfono, WhatsApp o Telegram en los números 955557000 y 952842623.
En España, el Ministerio de Sanidad ha establecido la Línea 024 para la atención a la conducta suicida.