El lunes 12 de diciembre de 1910, la gélida mañana en Nueva York contrastaba con la agitada vida social de Dorothy Harriet Camille Arnold. A sus 25 años, Dorothy era una joven millonaria que se preparaba para el debut en sociedad de su hermana menor, Marjorie. Con una suma de treinta dólares en su bolso y vestida a la última moda, Dorothy salió de su mansión en el Upper East Side con un propósito claro: encontrar el vestido perfecto.
Durante la mañana, fue vista realizando varias compras; un libro de humor y una caja de chocolates, ambos cargados a la cuenta de su padre. A las dos de la tarde, en la esquina de la calle 27 con la Quinta Avenida, se encontró con una amiga con quien conversó animadamente durante unos minutos. Dorothy mencionó casualmente que planeaba caminar de regreso a casa a través del Central Park.
Esa fue la última vez que alguien la vio.
La familia Arnold comenzó a inquietarse seriamente cuando Dorothy no regresó para la cena. La preocupación inicial se transformó en alarma cuando la noche cayó sin señales de ella.
En lugar de acudir inmediatamente a la policía, la familia tomó una decisión que muchos considerarían cuestionable hoy en día: contratar a un abogado y a un equipo de investigadores privados de la Agencia Pinkerton. Francis Rose Arnold, el patriarca de la familia, temía la humillación pública que podría traer una cobertura mediática.
Jane Vollmer, sobrina nieta de Dorothy, comentó que “la actitud hacia la policía era que estaban para los borrachos, los inmigrantes y los criminales”. Esta desconfianza hacia las autoridades y la prensa llevó a la familia a manejar la situación con reserva. No fue sino hasta seis semanas después que la policía fue notificada.
Cuando los detectives de Pinkerton no lograron encontrar ninguna pista, Francis Arnold convocó a una conferencia de prensa el 25 de enero de 1911, ofreciendo una recompensa de USD 1.000 por cualquier información sobre el paradero de su hija.
Investigación y teorías
El anuncio de la desaparición de Dorothy Arnold causó un gran revuelo mediático. La noticia llegó a la primera plana del New York Times, y pronto surgieron múltiples teorías sobre lo que podría haberle sucedido. La policía inicialmente sospechó que Dorothy había huido para casarse en secreto, descartando la posibilidad de un suicidio. Sin embargo, la falta de pruebas concretas y las numerosas pistas falsas complicaron la investigación.
Una teoría destacada fue que Dorothy había muerto durante un aborto fallido y su cuerpo había sido enterrado en algún lugar de Central Park. Otra sugería que estaba retenida en un hospital sufriendo de amnesia.
Incluso se especuló que sus padres la habían enviado a Suiza para ocultar un escándalo, y su desaparición era una tapadera. Sin embargo, ninguna de estas teorías pudo ser probada.
El 15 de febrero, el Daily News reveló un hecho impactante: en septiembre anterior a su desaparición, Dorothy había empeñado sus joyas para financiar una semana en el Hotel Essex de Boston con George S. Griscom Jr., un hombre de 40 años y desempleado de Pittsburgh, con quien mantenía una relación en secreto desde sus días en Bryn Mawr.
Aunque su padre desaprobaba esta relación, no había pruebas suficientes para vincular a Griscom con su desaparición, ya que se encontraba en Nápoles, Italia, en el momento del incidente. A pesar de los esfuerzos continuos y las numerosas pistas investigadas, la desaparición de Dorothy Arnold sigue siendo un misterio sin resolver. ¿Qué pudo haber sucedido realmente? Esa es la pregunta que sigue persiguiendo a todos los que conocen su historia.
Relación con George S. Griscom Jr.
El descubrimiento de la relación secreta de Dorothy Arnold con George S. Griscom Jr. añadió una capa de misterio y escándalo a su desaparición. Griscom, un hombre de 40 años y desempleado de Pittsburgh, había conocido a Dorothy durante sus días en Bryn Mawr. A pesar de la desaprobación de su padre, Dorothy había mantenido el romance en secreto, escapándose a Boston en septiembre de 1910 para pasar una semana con él en el Hotel Essex. Había financiado este viaje empeñando sus joyas, una acción que hablaba de su determinación y deseo de independencia.
El Daily News reveló esta información el 15 de febrero, provocando un nuevo frenesí mediático. Los amigos de Dorothy comentaron que Griscom le había propuesto matrimonio, pero su padre, Francis Rose Arnold, se oponía firmemente al enlace.
Griscom, quien se encontraba en Nápoles, Italia, en el momento de la desaparición, fue interrogado extensamente por detectives, pero no se encontraron pruebas que lo vincularan directamente con el incidente. La relación de Dorothy con Griscom, y su aparente desesperación por estar con él, plantearon preguntas inquietantes. ¿Había huido para reunirse con su amado, desafiando las estrictas normas sociales de su tiempo? ¿O su relación secreta había precipitado un trágico final?
Impacto y legado
A medida que pasaban los meses sin noticias de Dorothy, la desesperación de la familia Arnold se hizo palpable. La falta de evidencia concreta dejó el caso abierto y sumido en la especulación. La desaparición de Dorothy Arnold se convirtió en uno de los mayores enigmas de la época, atrayendo la atención de detectives y entusiastas del crimen verdadero durante más de un siglo. La incapacidad de las autoridades para resolver el caso dejó una sombra sobre la familia Arnold y una herida abierta en la historia de Nueva York.
La desaparición de Dorothy Arnold no solo fue un golpe personal para su familia, sino que también tuvo un impacto profundo en la sociedad de la época. La cobertura mediática intensiva y las teorías conspirativas reflejaban las tensiones sociales y las actitudes hacia las mujeres, la privacidad y el honor familiar. El manejo reservado del caso por parte de los Arnold, su desconfianza hacia la policía y su temor al escándalo público, resaltaron las complejidades de la alta sociedad neoyorquina.
¿Qué pudo haber sucedido realmente con Dorothy Arnold? Esta pregunta sigue persiguiendo a todos los que conocen su historia. La falta de una conclusión definitiva ha dejado su destino envuelto en el misterio, convirtiéndola en una figura legendaria en la historia del crimen verdadero. La desaparición de Dorothy Arnold sigue siendo un caso abierto, un recordatorio sombrío de los límites de la justicia y la persistencia del misterio.