Más del 61% de los adultos estadounidenses padecerán enfermedades cardiovasculares en 2050, según ha revelado una reciente investigación de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), la cual fue difundida por CNN. El aumento de condiciones cardíacas, impulsado en gran medida por la hipertensión arterial, incrementará significativamente la propensión a sufrir ataques cardíacos y derrames cerebrales.
La población estadounidense, que está envejeciendo y diversificándose rápidamente, es un factor clave en esta proyección. En 2050, el 22% de los estadounidenses tendrá más de 65 años, cuando eran el 13% de la población hace una década, según datos del censo citados por AHA. “Cuanto más envejece una persona, más probable es que tenga problemas cardíacos”, indicaron los investigadores.
Se estima que 45 millones de adultos tendrán alguna forma de enfermedad cardiovascular en 2050, excluyendo la presión arterial alta, lo que supone un incremento desde los 28 millones en 2020. En este contexto, las comunidades de color experimentarán un aumento desproporcionado en problemas cardíacos. Las personas que se identifican como hispanas, por ejemplo, constituirán una cuarta parte de la población estadounidense, frente al 20% actual.
El estudio también prevé un incremento significativo en los casos de accidentes cerebrovasculares, pasando del 3,9% al 6,4% de la población adulta entre 2020 y 2050. Esto implicaría que el número de personas que sufrirán un derrame cerebral casi se duplicará, de 10 millones a 20 millones. “El envejecimiento de la población y las condiciones de salud prevalentes son motores clave de esta tendencia ascendente”, señaló la AHA.
Por otro lado, la mala alimentación y la falta de ejercicio físico continúan siendo factores cruciales que perjudican la salud cardiovascular. La investigación aconseja casi 70 millones de adultos jóvenes seguirán una dieta inadecuada en 2050. Además, la obesidad y la diabetes aumentarán considerablemente, afectando a más de 180 millones de personas y 80 millones de personas respectivamente. “Se necesita una intervención clínica y de salud pública para gestionar esta epidemia”, escribieron los investigadores.
Un aspecto positivo que destaca la investigación es la reducción en el número de personas con colesterol alto, atribuida al aumento del uso de estatinas. Estos medicamentos, que reducen la producción de colesterol en el hígado, han sido adoptados por más de 92 millones de adultos en los EEUU en 2018-2019, un incremento del 197% con respecto a 2008-2009. “Este cambio refleja la adopción generalizada de medidas preventivas eficaces para controlar los lípidos en sangre”, según la AHA.
En el ámbito de los niños, el informe muestra tendencias preocupantes, con un aumento proyectado en el número de niños con obesidad. Se espera que la tasa de obesidad infantil en Estados Unidos aumente del 20,6% en 2020 al 33% en 2050. Esto significará que aproximadamente 26 millones de niños vivirán con obesidad. “Las causas principales son la falta de ejercicio y la dieta inadecuada”, apuntan los investigadores.
La Fundación Peter Peterson ha subrayado que el envejecimiento de la población no solo tendrá un impacto directo en la salud, sino también en la economía y la disponibilidad de trabajadores. En 2050, se espera que el cuidado de personas mayores no remunerado afecte significativamente la oferta laboral y los ingresos de quienes asumen estas responsabilidades. Además, el número de inmigrantes en este sector crecerá del 8% actual al 12%, lo que implicará la necesidad de cerca de 42 millones de trabajadores nacidos en el extranjero para cubrir la demanda.
En comparación con otros países, Pew Research Center destaca que aunque la población de Estados Unidos está envejeciendo y creciendo más lentamente, la tendencia es similar a nivel global. Se anticipa, por ejemplo, que la proporción de personas de 65 años o más aumentará en varios países de Europa, Asia y América Latina. “El envejecimiento de la población es una tendencia general que afecta a todas las regiones del mundo”, señaló el informe del Pew Research Center.
Los investigadores hacen un llamado a la acción urgente: “Se necesitan intervenciones clínicas y de salud pública para gestionar, frenar y revertir estas tendencias adversas”, enfatizó la AHA. La implementación de políticas de salud específicas y de prevención, especialmente enfocadas en comunidades de color, será clave para mitigar los costos crecientes asociados con las enfermedades cardiovasculares, los cuales podrían superar los USD 1.800 millones para 2050.