Naesha R. Lumpkin, una madre de 24 años, fue arrestada tras un impactante descubrimiento que ha conmocionado a la comunidad local y a las autoridades de la ciudad de Búfalo. La Policía del Estado de Nueva York, que había llegado a su residencia para ejecutar una orden de arresto por un cargo no relacionado, encontró a su hijo de dos años encerrado en una “jaula improvisada” dentro de su hogar.
En una escena que parece sacada de una pesadilla, el pequeño estaba cubierto de materia fecal humana y orina, con evidentes signos de maltrato físico.
El dramático rescate ourrió el el 8 de febrero pero salió a la luz ahora, meses después, porque las autoridades buscaban reunir más pruebas contra Lumpkin.
La “jaula improvisada” había sido construida con un corral y una pieza de cuna, amarrada en tres lados para evitar cualquier intento de escape.
El estado del niño era extremadamente preocupante. Los oficiales que descubrieron al pequeño notaron que estaba cubierto de materia fecal y empapado en orina. Además, la evaluación médica realizada en el Hospital Infantil de Oishei descubrió que el niño presentaba moretones en su rostro y cuerpo, junto con dos costillas fracturadas en proceso de curación. Estas lesiones databan de entre diez días y dos semanas antes de su rescate.
El oficial James O’Callaghan, uno de los primeros en llegar a la escena, describió la situación como “grotesca”. Según reveló el policía, “había excusas sobre por qué el niño estaba en esa jaula, pero ninguna era una razón válida”.
Lumpkin alegó que su hijo se había caído por las escaleras “a finales de diciembre de 2023 o principios de enero de 2024″. Y agregó en una confusa declaración: “El niño se cayó por las escaleras... Ha estado llorando desde entonces, pero pensé que se recuperaría solo”. Sin embargo, las autoridades consideraron esta explicación insuficiente e inconsistente con las lesiones observadas.
La vivienda donde fue encontrado el niño presentaba un panorama dantesco, con paredes manchadas de materia fecal y restos de comida descompuesta, incluyendo huesos de pollo. Las condiciones insalubres del entorno fueron descritas por los oficiales como “repugnantes” e “inhumanas”. O’Callaghan explicó a WKBW-TV: “Había restos de comida adentro. Huesos de alitas de pollo... era algo donde lo mirabas y era repugnante”.
La situación ha levantado serias preocupaciones sobre la capacidad de algunos padres para cuidar a sus hijos y sobre la necesidad de una intervención más rápida y efectiva por parte de los servicios sociales. Los oficiales llamaron de inmediato a los Servicios de Protección Infantil del Condado de Erie y solicitaron una ambulancia para que el niño recibiera atención médica urgente.
James O’Callaghan, oficial a cargo de la investigación, subrayó la falta de justificación para las condiciones en las que vivía el niño. “Cualquiera que haya visto esa imagen sabe que no hay razón válida para que un niño viva así”, comentó. Las “excusas” ofrecidas por Lumpkin no fueron convincentes y solo evidenciaron una falta de preocupación por el bienestar del niño.
Cómo es la situación actual del caso
Lumpkin enfrenta serias consecuencias legales tras el descubrimiento de las condiciones deplorables en las que mantenía a su hijo de dos años. Arrestada por cargos de peligro infantil, será presentada ante el tribunal el próximo mes. Las acusaciones se centran en el extremo abandono y maltrato que el niño sufrió, evidenciado por las fracturas en sus costillas y los moretones en su cuerpo.
Este caso ha suscitado un profundo debate público sobre la eficiencia y rapidez de los sistemas de protección infantil y ha resaltado la necesidad urgente de mejorar las intervenciones en situaciones de alto riesgo. Las autoridades están revisando los procedimientos para asegurar que tales situaciones se identifiquen y se aborden de manera más efectiva en el futuro.
La comunidad local y los defensores de los derechos infantiles esperan que el sistema judicial actúe con firmeza para garantizar que se haga justicia para el niño y se eviten futuros incidentes similares. La situación del niño plantea preguntas sobre cómo pudo haber pasado desapercibido durante tanto tiempo, y la revisión de los protocolos de protección infantil es ahora una prioridad para las autoridades competentes.