Se trata de grupos que literalmente destruyen el planeta. No de manera colateral, no a largo plazo. De manera directa e inmediata. Venden indiscriminadamente y de manera ilegal animales salvajes (o partes de estos), que pueden estar en peligro de extinción.
“Son como una suerte de Amazon o Walmart de este tipo de tráfico. Traen y llevan, generalmente desde latinoamérica hacia Asia, especialmente China, especies de todo tipo, que compran a comunidades nativas por centavos y venden en miles de dólares”, explicó Andrea Crosta, el fundador y director de la organización no gubernamental Earth League International, conformada por ex agentes de inteligencia, oficiales de la ley y expertos en seguridad, dedicados a proteger el planeta y la vida salvaje mediante investigaciones de inteligencia acerca de delitos medioambientales.
Crosta fue el invitado especial durante el evento “Convergencia: delitos medioambientales en Latinoamérica y el Caribe”, organizado por el professor Leland Lazarus de la Universidad Internacional de la Florida (FIU por sus siglas en inglés). Dicho evento otorgó la rara posibilidad al público de entender uno de los peores delitos en el mundo y del que menos se habla.
“Cada vez los gobiernos comienzan a entenderlo más, pero nos ha costado. Estados Unidos tiene unidades dedicadas a la inteligencia en contra de este tipo de delitos, pero en el resto del mundo es poco lo que se hace de manera oficial, por eso los datos que les podemos aportar desde organizaciones como Earth League International es tan valiosa”, explicaba a un público mayoritariamente compuesto por universitarios dedicados a los estudios latinoamericanos la jefa de inteligencia geoespacial de la organización, Odean Serrano.
Mediante sus investigaciones de inteligencia, la organización ha logrado identificar al menos unas 500 personas en el mundo dedicadas a este tipo de tráfico. El 90 por ciento de ellas son ciudadanos chinos. Y buena parte de este tipo de tráfico se da entre latinoamérica, el caribe y China.
Latinoamérica y el caribe son dos de las regiones más bio-diversas del planeta, y esos grupos delictivos trasnacionales están robándose los tesoros naturales de la región, sin que de manera oficial se haga mucho para detenerlos.
“El tema es importante por donde se lo mire. Desde la obviedad del impacto ambiental, hasta la convergencia de delitos que esto genera. Esa es la palabra clave aquí, la convergencia. Hay convergencia de especies (tenemos datos concretos de los mismos sujetos traficando distintos tipos de especies), hasta la convergencia con otros delitos medioambientales como la minería ilegal y la pesca ilegal (el dinero que hacen en una industria lo reinvierten en la otra). Pero también hay convergencia con el lavado de dinero de todo tipo de industrias clandestinas, y convergencia con grupos delictivos de tráfico humano o narcotrafico, con quienes generan redes”, afirmó Crosta.
La organización Earth League International tiene como objetivo encontrar la información para que las autoridades de los diversos países penen a los delincuentes. Y justamente la convergencia de delitos es la que puede hacer que se logre un fin a estas industrias delictivas. Si una persona es encontrada culpable de tráfico ilegal de animales salvajes tendrá una pena relativamente baja, dependiendo del país. Pero si esa misma persona logra ser además encausada por lavado de dinero, entonces la pena es mucho mayor.
Crosta y su equipo trabajan en constante colaboración con agencias de inteligencia como el FBI, pero también con universidades como la FIU, porque entienden que la labor es larga.
“Es probable que en nuestras vidas no lleguemos a ver un cambio sustancial, y hay que aprender a aceptar esto. Pero lo importante es que mi generación haga lo suficiente para dejarles una base a ustedes, para que continúen luego con la labor”, decía ante un público mayoritariamente muy jóven el apasionado Crosta.
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