Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) han señalado los diez pueblos de España que encabezan la renta anual por habitante. En general, dentro de esta lista se encuentran algunos barrios o pueblos localizados en Madrid o en Barcelona. Entre ello, Alella, un pintoresco municipio de Barcelona ha obtenido el séptimo lugar con una renta media de 22.937 euros anuales por habitantes. No obstante, este no es el único dato impresionante de la región.
Y es que, la visita a este pequeño rincón catalán, escondido dentro del Parque Natural de la Serralada Litoral, ofrece una rica tradición vinícola y la Denominación de Origen Alella, la cual se puede explorar a través de visitas a las siete bodegas locales, que destacan por su alta calidad y compromiso con la localidad. Sin duda, la visita a una de ellas será una experiencia única gracias a las vistas panorámicas a la montaña y al Mediterráneo.
Asimismo, para aquellos turistas que prefieran un entorno natural, esta es una opción acertada, ya que además de las maravillosas vistas que ofrecen sus viñedos, hay numerosos senderos y miradores en el interior de su parque natural. Y es que, los pasos de quienes hacen la ruta de les Font, la ruta del Turó d’en Galzeran o el camino hasta Sant Mateu, obtendrán una paz y una tranquilidad asombrosa.
Las siete bodegas de vino DO de Alella
Dentro del municipio de Maresme se encuentra Alella, una pequeña región que conserva hasta siete viñedos de Denominación de Origen (DO), que abarcan alrededor de 230 hectáreas. Sin embargo, estos los campos de cultivo medievales se han visto obligados a reducir su extensión debido a la presión urbanística del área metropolitana de Barcelona, por lo que se la conoce como el viñedo DO más pequeño de Cataluña.
En primer lugar, la bodega de Alta Alella conserva una filosofía “es la responsabilidad y el compromiso con el entorno, sin dejar de lado la diversión, la innovación y la apuesta por las nuevas tendencias”. Su objetivo es mostrar los trabajos vinícolas mediante experiencias que respeten a la tierra.
En cambio, la Bodega de las Aves, es una vinatería joven que nace de Alta Alella, por lo que acumula cuatro décadas de experiencia. Cabe añadir que su entusiasmo y ánimo de mejora determina la calidad de sus vinos puros y transparentes, que a penas cuentan con una intervención en su proceso de creación. Por su parte, el Bouquet de Alella es una finca familiar de 14 hectáreas con viñedos de más de 25 años de antigüedad. Su método explora diferentes opciones para conseguir un vino moderno de calidad que, además, consiga potenciar las variedades autóctonas.
Otra singular opción es el Marfil Alella, que ha reinventado la zona vinícola de Maresme a través de la recuperación de los criterios y procedimientos que han sido olvidados con el paso del tiempo. En la actualidad, se elaboran unas 90.000 botellas anuales de una docena de vinos. Mientras, la bodega de Roura es conocida por la variedad de sus vinos y espumosos de alta calidad europea y autóctonas. Y es que, utilizan cepas nobles europeas que han tenido una perfecta aclimatación en la zona.
Por otro lado, en Can Roda se elaboran unos vinos de altísima calidad, mediante un método de cultivo ecológico, gracias al control de todo el proceso: “desde el cultivo de los viñedos, la elaboración, hasta el embotellado final”, describe Celler Can Roda. Asimismo, Can Matons se rodea de las viñas más antiguas de la península, donde se respeta la tradición y el legado de las DO.