Los Juegos Olímpicos son una de las mayores cimas del deporte que puede alcanzar un deportista en su carrera profesional. El hecho de competir contra los mejores del mundo, y que solo se realicen cada cuatro años, convierte los Juegos en una oportunidad que, en la mayoría de los casos, solo se presenta dos o tres veces en la vida de un atleta del nivel más alto.
Sin embargo, lo especial de la ocasión y la relevancia mediática a nivel mundial que tiene esta competición, no evita que los protagonistas se sientan decepcionados por las condiciones en las que tienen que dar lo mejor de sí mismos. Un hecho que se está pudiendo ver estas semanas en París, donde los Juegos ya han dejado un mal sabor de boca a más de uno por la mala organización vista en la Villa Olímpica en la que se alojan más del 80% de los 10.500 deportistas que han acudido a la capital francesa.
Los problemas con la comida
Quizá la queja más sonada la ha la contaminación del Sena que ha provocado incluso la hospitalización de una deportista por una infección de E.coli, una bacteria que abundaba en las aguas del río en el que nadó. Sin embargo, muchas estrellas olímpicas también han querido protestar contra las situaciones que están viviendo en la Villa, donde sobra el calor -en muchas habitaciones no hay aire acondicionado-, pero falta comida.
“Hay escasez de determinados alimentos”, ha protestado el director general de la delegación de Reino Unido, Andy Anson, en un artículo publicado por The Times. Y es que los deportistas se han encontrado con la falta de “huevos, pollo y ciertos hidratos de carbono”, una parte esencial de su dieta para rendir en las pruebas a su máximo nivel. “Y luego está la calidad de la comida, como la carne cruda que se sirve a los deportistas”.
Una de las estrellas del equipo británico también ha alzado la voz para protestar sobre ello. Se trata de Adam Peaty, triple campeón olímpico y ocho veces campeón del mundo, que ha concedido una entrevista al medio Inews para dejar claro que la comida no estaba siendo “lo suficientemente buena para el nivel que se espera de los atletas”. Una situación que, según ha afirmado, no había vivido antes en ninguno de los juegos. “Quiero comer carne, necesito carne para competir y eso es lo que como en casa, así que ¿por qué iba a cambiar algo? También me gusta el pescado, pero la gente se ha encontrado gusanos”.
Exceso de menús y de colas, pero falta de productos
La delegación italiana también ha tenido quejas para hacer referencia a las comidas de la Villa: “Faltan carbohidratos y sobran menús vegetarianos”. Un mensaje que responde al amplio abanico de menús diferentes -un total de 40- de la que la organización de los Juegos había presumido y presentado como “una alimentación de cine”. El Comité lanzó un comunicado al respecto explicando que “ante la alta demanda de los deportistas, ciertos alimentos han tenido que ser racionados”.
Un problema de calidad al que también se añaden algunas dificultades en la logística. Muchos atletas han protestado, incluso en redes sociales, por las colas del comedor de la Villa. Este tiene una capacidad para 3.300 personas, cuando en la zona se alojan más de 8.000 deportistas, que ven cómo cada vez que bajan a comer tienen que esperarse media hora para que llegue su turno.
Este panorama ha hecho que varias delegaciones hayan seguido el ejemplo de Novak Djokovic, que anunció que en vez de hospedarse en la Villa se quedaría en un hotel para “no tener distracciones”. Esto se ha podido ver ya con parte de los atletas de Reino Unido o el equipo de natación de Corea del Sur, que han decidido pasarse a un hotel para garantizar su bienestar.