Orgullo. Esto es lo que sienten los padres de Hugo González por su hijo, un nadador profesional que el próximo mes de julio tiene una cita muy importante agendada en su calendario: los Juegos Olímpicos de París. González representará a España en el equipo de natación que buscará colgarse una medalla al cuello, buscará llevar a su país a lo más alto. Aunque el camino hasta la cita olímpica no ha sido fácil. Para llegar a la competición en la capital francesa, Hugo tuvo que dejar su casa y su familia para trasladarse a la otra punta del mundo para entrenar y formarse con los mejores, tuvo que trasladarse a Estados Unidos para aprender lo que en España ya no podían enseñarle.
La historia de Hugo con la natación empezó por su madre. “Hugo era un niño que no paraba, estaba todo el tiempo moviéndose y como teníamos una casa con piscina, me daba miedo que se ahogara. Entonces dije como sea tienes que aprender a nadar”. Su padre fue quien se metió al agua con él y trató de enseñarle y rápidamente se dio cuenta de que no se le daba nada mal: “Yo decía pues mira, se tira conmigo y ya sabe nadar, que ya no lo sabía. Voy a hacer un volteo, anda, se hace un volteo tan pequeñajo”. Sin embargo, por motivos laborales tuvieron que mudarse a Murcia y decidieron que era el momento de apuntarle a un club de natación. Allí volvieron a reafirmar lo que ya sospechaban, Hugo tenía madera de nadador.
El problema es que su padre no estaba muy por la labor de que se apuntara a un deporte individual, dado que a él le gustaban los deportes de equipo “que son más divertidos, compartes todo con los compañeros...”. Pero, la natación estaba todavía muy presente y decidieron apuntarle a una escuela que se llama Iniciación a la competición, donde rápidamente vieron el potencial que tenía y le pidieron que acudiera cinco días, dado que hasta ese momento tan solo iba dos. Con seis años, le preguntaron a Hugo qué quería hacer y el pequeño aspirante a nadador aseguró que quería pasar más tiempo en el agua a la semana.
Las primeras competiciones fueron en la categoría de prebenjamín. Allí, con poco más de cinco años, empezó a ganar sus primeros trofeos, aunque sus padres aseguran en tono divertido que “tenía ventaja” debido a su físico, dado que Hugo era mucho más alto de lo normal para su edad. “El físico era como de un niño de ocho años y teníamos cuatro o cinco. Entonces eso pues se notaba mucho. Nosotros decíamos: ‘Gana porque es muy grande’”. Pero, no era así, Hugo tenía las cualidades para ser un gran nadador y en el club donde entrenaba lo tenía claro: “Va a ser olímpico”, recuerdan sus padres que les decían.
De Estados Unidos a los Juegos Olímpicos
A medida que Hugo iba avanzando en las categorías y compitiendo a un nivel más alto, también avanzaba en sus estudios. Ya en la universidad, sus padres se dieron cuenta de que en España no existía un sistema “bueno donde puedas compaginar tu carrera deportiva con los estudios”. Por suerte, algunas universidades americanas ya se habían puesto en contacto con el joven nadador y sus padres vieron que era “una oportunidad grandiosa”. Lo cierto, es que lo tuvieron claro desde el principio, con los miedos de cualquier padre con un hijo que estudia fuera de casa: “Nosotros no sabíamos cómo acabaría, si deportivamente le iría mejor o peor, pero pensamos que ahí iba a aprender otro idioma, iba a sacar una carrera y se le va a ayudar muchísimo. Encima deportivamente, como sea una universidad potente como hemos visto, pues también le iba a ir muy bien. Y entonces fue cuando decidimos claramente que se fuera allí”.
Estados Unidos permitió a Hugo seguir formándose a nivel académico, pero también en lo que más le gustaba, la natación. En el país americano pudo aprender de los mejores para seguir mejorando en el agua y seguir entrenando hasta conseguir lo que todos, o casi todos, los atletas aspiran a lograr, un billete para unos Juegos Olímpicos. Y lo consiguió, los primeros para los que se clasificó fueron los de Río 2016, cuando tan solo tenía 17 años. Una competición a la que acudió toda la familia, dado que su madre es de Brasil. En ese momento, los padres de Hugo solo sintieron una cosa: “Orgullo. Te sientes emocionada al ver que su sueño se cumplía”. Este mes de julio, Hugo González volverá formar parte de la delegación española de natación para intentar sumar un medalla para España.