Condenado a siete años y medio de cárcel un padre por agredir sexualmente a su hija en un pueblo de Teruel

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La Audiencia Provincial de Teruel ha condenado a siete años y medio de prisión, seguidos de otros diez de libertad vigilada, a un hombre por un delito continuado de agresión sexual a su hija, de 16 años, en un pequeño pueblo de esta provincia.

Asimismo, el tribunal le priva de la patria potestad durante seis años y le impone inhabilitación especial para cualquier profesión que conlleve contacto con menores de edad durante 12 años, la prohibición de acercarse a la víctima a menos de 300 metros o comunicarse con ella durante diez años y le impone una indemnización de 8.000 euros por daños y perjuicios.

La Fiscalía, en la misma línea que la acusación particular, ejercida por el Gobierno de Aragón como tutor legal de la menor de edad, había solicitado una pena de 12 años de cárcel, diez años de libertad vigilada, privación de la patria potestad e inhabilitación especial para cualquier profesión, actividad y oficio que impliquen contacto con menores durante 17 años, así como la prohibición de acercarse a su hija a menos de 300 metros y a comunicarse con ella durante diez años, según recoge la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press.

La resolución judicial considera probado que, desde que la menor tenía seis años --un año después del fallecimiento de la madre-- hasta finales de 2022, el padre, de nacionalidad marroquí y residente en una pequeña localidad de la provincia de Teruel, realizó de forma continuada diversos actos de naturaleza sexual en el salón y el dormitorio del domicilio familiar.

Estos actos eran "de muy diversa índole" y solían implicar desnudar tanto a su hija como a sí mismo y en diversos tocamientos y prácticas sexuales. En un primer momento, la menor no manifestó desacuerdo con esta conducta, pero a partir de los 10 años empezó a sentirse incómoda y a resistirle, pidiendo a su padre expresamente que cesara.

SECUELAS EN LA MENOR

La sentencia cree demostrado que, por estos hechos, la menor ha desarrollado trastornos de ansiedad y depresivos, llegando a autolesionarse, motivo por el que, el 25 de febrero de 2023, se adoptó una orden de alejamiento y prohibición de comunicación, y el Gobierno autonómico pasó a ejercer la tutela.

El padre negó los hechos en el juicio y afirmó desconocer el motivo por el que su hija lo había denunciado pues "siempre habían tenido buena relación". Añadió que la menor no se encontraba bien anímicamente en los últimos tiempos, pero lo achacaba a su deseo de vivir en la ciudad de Teruel.

Con el paso de los años, las agresiones se iban produciendo con menor frecuencia, entre otras cosas porque la joven estaba entre semana estudiando en Teruel y porque procuraba no quedarse a solas con su progenitor.

Fue en febrero de 2023, poco antes de que su padre regresara de Marruecos, cuando, ante el temor de que volvieran a repetirse los hechos, se los contó primero a sus hermanos y, una semana después, a su tutor. A continuación, interpuso la denuncia.

UN RELATO CREÍBLE Y COHERENTE

Las tres magistradas que firman la sentencia de la Audiencia Provincial de Teruel dan credibilidad al relato de la víctima ya que no aprecian ninguna circunstancia que pudiera hacer sospechar de un móvil espurio y ven su declaración "coherente, detallada, consistente y carente de ambigüedades o contradicciones de relevancia". Destacan también la gran cantidad de detalles ofrecidos y la coherencia de su relato en función de la edad.

El informe pericial coincide en ello y destaca que el relato "se realiza con una estructura lógica sobre los abusos continuados", declarándolo "muy probablemente creíble", la más alta puntuación sobre credibilidad.

La declaración del profesor y tutor de la menor en el instituto también aportó datos relevantes sobre su estado anímico, confirmando que padeció ansiedad, insomnio o inapetencia en los meses previos a la denuncia, en los que "estaba especialmente nerviosa y lloraba con frecuencia".

En una línea similar, la hermana mayor de la víctima, que es quien acudió con ella a la Guardia Civil para denunciar los hechos, manifestó que nunca había presenciado los abusos, pero que, aunque quería a su padre, apoyaba a su hermana. Agregó también que, desde quedar viudo, su padre tenía "algún tipo de secuela" y "había empezado a beber".

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