Carlos Alberto Fernández
Vigo, 15 nov (EFE).- A los 67 años, Laura Fernández Abalde afronta sus últimos días de vida con una serenidad que impresiona, "cansada", pero "feliz", en la unidad de cuidados paliativos del Hospital Meixoeiro de Vigo, donde ha luchado para tramitar la solicitud de eutanasia que, cuenta, ha sido ya aprobada, aunque todavía espera el correo que se la confirme.
Su caso pasó a la esfera política esta semana en Galicia. El Grupo Parlamentario de los Socialistas aseguró que la Xunta falla en la prestación al derecho a la muerte digna al imponer una "burocracia asfixiante" a las personas en situaciones límite, en un proceso que debería respetar su dignidad y su decisión personal de morir en paz.
El Gobierno autonómico respondió que "cumple estrictamente los procedimientos establecidos" en la ley estatal de regulación de la eutanasia.
Desde el hospital, Laura explica a EFE que tiene la idea de despedirse la próxima semana "dando gracias a la vida".
Padece un melanoma de uretra con mal diagnóstico, su situación es terminal y desde 2006, a raíz del caso de otro gallego, Ramón Sampedro, se asoció a Derecho a Morir Dignamente (DMD), convencida de que, llegado el momento, ella querría una muerte digna.
En el Meixoeiro ingresó en octubre en cuidados paliativos, a finales de ese mes firmó la primera solicitud de eutanasia y este miércoles, quince días después, como establece la ley, suscribió la segunda.
"Hoy me comunicaron que estaba aprobado, que seguramente entre hoy y el lunes tendría que recibir un correo en mi móvil donde se me comunicaba oficialmente, y a partir de ahí, pues, pondría la fecha de la eutanasia. Digamos que ya el final de todo será a principios de la semana que viene. Esperemos", prevé Laura.
Señala que "hubiera querido que el proceso fuera más corto", pero espera que haya sido "lo suficiente para llegar a tiempo".
No tiene dolor -"y si lo tengo, pido ayuda y me lo quitan", dice-, pero sí siente que su cuerpo empieza a fallar.
Su estado de ánimo no va con el físico. "Estoy feliz como desde el primer día que entré en la unidad de cuidados paliativos del Meixoeiro. Es de lo mejor que me he encontrado", dice tras haber trabajado 27 años en hospitales y puntos de atención continuada.
En ese contexto, se encuentra "fenomenal, esperando ese momento" definitivo, muy serena, concienciada para él desde que entró en Derecho a Morir Dignamente hace 18 años. Ella ha sido activista y ha informado a la gente sobre la importancia del testamento vital.
Le gustaría que en el texto legal los plazos para lograr la eutanasia fueran más breves y que incluyese casos que ahora no contempla, como los de enfermedades mentales. Por eso aboga por revisiones para actualizarla.
Laura afronta los últimos días de vida "con toda la tranquilidad", hasta el punto de que dice no haber sentido nunca una paz consigo misma y con el mundo como estos días.
"Me parece maravilloso poder estar en este estado de tranquilidad cuando se acerca la muerte", confiesa.
Afirma que nunca tuvo miedo a morir y ahora ese día está próximo. Así vislumbra su despedida: "Rodeada de mi familia y algunos amigos, con mi equipo médico maravilloso y despidiéndome dándole las gracias a la vida y a ellos por ayudarme a marcharme tan bien". EFE