Sanidad ultima el plan para minimizar el riesgo de enfermedades transmitidas por mosquitos

El plan de salud contempla medidas para controlar la proliferación de mosquitos, prevenir enfermedades como la fiebre del Nilo y mantener la vigilancia epidemiológica en comunidades afectadas por lluvias recientes

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Madrid, 7 nov (EFE).- El Ministerio y la Conselleria de Sanidad valenciana ultiman el plan de vectores para detener cuanto antes los riesgos asociados a la proliferación de mosquitos y otros insectos y animales transmisores de enfermedades derivada de la acumulación de aguas de la dana que podría darse en el arco "de una a dos semanas".

A las autoridades sanitarias les preocupa sobre todo la propagación del 'culex' o mosquito común en un año en el que ha habido una gran transmisión de fiebre del Nilo occidental, principalmente en Andalucía, ha explicado en declaraciones a EFE el director general de Salud Pública y Equidad en Salud, Pedro Gullón.

La actividad de este mosquito, que también es vector de otras enfermedades como Usutu y fiebre del Valle del Rift, empieza en abril y suele acabar en noviembre; la acumulación de aguas un tiempo prolongado atrae a estos insectos, lo que unido a las altas temperaturas de estos días hacen muy probable que aún esté circulando o que esté criando ya en ellas.

"Si se mantuvieran los ritmos verano-invierno sería más fácil controlar porque estos mosquitos mantienen su actividad durante un tiempo concreto, pero si sigue el calor, pueden estar más. Son los riesgos asociados al cambio climático", añade.

Aunque es verdad que las aguas enfangadas aún cubren mucho de las zonas afectadas, también es verdad que "hay mejoras y poco a poco queda menos, con lo que los riesgos pueden ir disminuyendo", tranquiliza.

El Mediterráneo español es además zona endémica del mosquito tigre, portador por ejemplo del dengue, aunque aquí los casos autóctonos son mucho más difíciles y la disminución de turismo en la zona hace que la potencial entrada de casos sea mucho más baja.

"Desde luego, sería muy positivo que no hubiese ese crecimiento de mosquitos, pero la labor de la salud pública es vigilarlos porque aunque los riesgos sean incluso muy bajos, lo más lo más normal es controlarlos para detenerlos lo antes posible", abunda.

El escenario que barajan los técnicos de Salud Pública es que, "en un periodo ventana de una semana o dos semanas, es probable que aparezcan nuevos mosquitos en esos lugares", y eso "puede llevar a que uno pueda contener alguna enfermedad de las que transmiten".

Durante esta primera fase, van a estar muy vigilantes además a otros vectores que puedan aparecer e incluso también a roedores que puedan proliferar por la acumulación de desperdicios, y cómo controlarlos "incluso ambientalmente" para cortar casos de enfermedad, aunque en este caso el riesgo de transmisión es mucho más bajo.

Existen distintos métodos para hacerlo, desde las trampas a productos que eliminan las larvas, aunque también echarán mano de Mosquito Alert, una iniciativa desarrollada a través del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) que permite a cualquier persona aportar información a través de fotografías que, tras ser analizadas con inteligencia artificial, confirma en unos minutos, la especie.

También es esencial la protección individual; en este sentido, Gullón recuerda que en la zona ya se ha aconsejado el uso de ropa que deje la menor superficie del cuerpo expuesta al fango, y eso "funciona muy bien" también contra los mosquitos.

Más adelante, si al final se produce el aumento de estos insectos, se añadirán otras recomendaciones como la utilización de repelente.

De momento, y hasta que eso ocurra, los riesgo de salud pública más inmediatos son los derivados del contacto con las superficies contaminadas.

Gastroenteritis y otros trastornos digestivos, neumonías o heridas susceptibles de infectarse son algunos de ellos.

Por ahora, no se han detectado brotes; para ello se ha activado un sistema de vigilancia epidemiológica, que ha implicado a todos los centros de atención primaria, urgencias, hospitales privados, etcétera, para que envíen la detección de posibles casos a la Dirección de Salud Pública de la Generalitat y cuyos primeros datos esperan ya muy pronto.

De ahí que sea tan importante que cualquier persona con síntomas extraordinarios, como fiebre, diarrea, vómitos, una potencial falta respiratoria, pústulas en la piel, un aumento de la ansiedad repentina o una herida que de repente empieza a cambiar de coloración acuda inmediatamente a un centro sanitario. EFE

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