Una aprendiz de curandera protagoniza 'Sendero de estrellas', de la bióloga Marta Renato

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Barcelona, 20 ago (EFE).- Bióloga de formación y doctora en Biología Vegetal, la barcelonesa Marta Renato debuta en la narrativa con 'Sendero de estrellas', una novela histórica, protagonizada por una aprendiz de curandera, una joven que lucha contra las supersticiones en pleno siglo XVI.

En una entrevista con EFE, Renato ha explicado que cuando empezó a estudiar la carrera en la universidad quedó "enamorada" de forma inmediata por el mundo de las plantas, por cómo se adaptan, por su potencia bioquímica, por el uso que se ha hecho de ellas a lo largo de los siglos.

Con ganas de conectar, desde siempre, ciencias con literatura, publica en Maeva una obra, que transcurre en el siglo XVI, en una aldea en la Cerdanya, zona de paso de peregrinos y sanadoras que venden sus remedios curativos, donde también residen un eclesiástico sin escrúpulos, un párroco honesto o un joven estudiante de medicina.

Será allí donde una curandera albina, Adaleda, acogerá a Núria, una pequeña que ha quedado huérfana, y que, pronto, quedará patente que poseé un don especial para los remedios naturales.

Marta Renato comenta que ha escogido esta época porque es de "renacimiento, de cambio, cuando se empieza a aplicar el método científico de una forma general en el ámbito de la medicina, aunque todavía permanezcan las creencias medievales y los dogmas".

Su protagonista irá aprendiendo formas de curar y las querrá aplicar sin ser perseguida, sorteando peligros y enfrentándose a arraigadas supersticiones.

"Una curandera en ese momento era una víctima perfecta a nivel social, porque muchas de ellas vivían bastante separadas del resto de la gente, poseían conocimientos que muchos no entendían y tampoco contaban con hombres que las defendieran. En muchas ocasiones acababan siendo acusadas de brujería", afirma.

La novela refleja, asimismo, la ambivalencia social que despertaban, porque muchas personas "acudían a las curanderas cuando se encontraban enfermas, aunque no se querían mezclar con ellas".

En el caso de Adaleda, que, además, es albina, destaca que la imagina viviendo oculta en una cueva, aunque sea una mujer sabia, que solo busca perpetuar lo que le enseñó otra curandera.

El personaje de Guim, el hijo menor de un cirujano rural, que acabará enamorado de Núria, es alguien que admira a esta joven por sus conocimientos, pero, como no podía ser de otra forma, hay un antagonista a todos ellos, Climent, el segundón de una familia noble, secretario del obispo de la zona, obsesionado con escalar en la jerarquía eclesiástica mediante la caza de brujas.

Marta Renato defiende que las plantas se han usado desde el principio de los tiempos para curar, pero tampoco deja pasar que en las últimas generaciones muchos conocimientos se han perdido y que hoy, muchos jóvenes no saben apenas el nombre de cuatro de ellas.

En la obra aparecen unas cuantas plantas medicinales y sus propiedades, desde la denominada trompeta del olvido, que puede causar pérdida de consciencia hasta la belladona, un arbusto que crece en las entrañas de los bosques, cuyas hojas, en infusión, pueden causar somnolencia y calma, mientras que en exceso pueden provocar mareos y debilidad.

La escritora sostiene que hay que buscar el equilibrio entre los que sólo creen en este tipo de remedios y los que sólo admiten que es la química la que puede curar enfermedades.

"Se ha probado -argumenta- que hay muchos remedios hechos con plantas que pueden ayudar a paliar síntomas de enfermedades, pero eso no significa que ese conocimiento antiguo sea una verdad absoluta".

Tras su primera experiencia como escritora, Marta Renato ya está trabajando en una segunda novela, también histórica, pero que transcurrirá en época helenística, en la colonia griega de Emporion y en la ciudad íbera de Indika. EFE

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