Los oftalmólogos se plantan contra un hospital de Girona en el que los enfermeros ponen inyecciones oculares

La inyección intravítrea es una práctica compleja que precisa de la realización de un médico oftalmólogo

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Oftalmología (Shutterstock)
Oftalmología (Shutterstock)

La Asociación Profesional de Oftalmólogos de España (APOE) está estudiando emprender acciones legales contra el Hospital Josep Trueta de Girona, puesto que es su personal de enfermería el que está administrando unas inyecciones en el ojo en lugar de los médicos oftalmólogos. Estos últimos tienen serias dudas sobre la posibilidad de que los enfermeros empiecen a asumir la función de poner unas inyecciones de tal precisión en el ojo (conocidas como intravítreas) para el tratamiento de la degeneración macular.

La inyección intravítrea se administra habitualmente en consultas externas de un hospital, en un espacio quirúrgicamente limpio y con anestesia tópica. Dada la complejidad de esta práctica, no está libre de riesgos, por lo que es un procedimiento que debe llevar a cabo un oftalmólogo.

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Estas inyecciones sirven para tratar, entre otras patologías, la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), un trastorno ocular que destruye lentamente la visión, lo que dificulta la lectura y la visualización de detalles. La enfermedad es más común en personas de más de 60 años (de ahí que se asocie a la edad) puesto que empeora por el envejecimiento de la población, lo que explica que la demanda de esas inyecciones no haya dejado de aumentar en los últimos años. Ante esta nueva situación, algunos centros sanitarios plantean la posibilidad de que quienes las administren sean los enfermeros, algo que ya aplica el Hospital Josep Trueta de Girona, centro público del Instituto Catalán de la Salud (ICS).

Inyección (Shutterstock)
Inyección (Shutterstock)

Desde hace cuatro años, una enfermera de este centro sanitario de Girona administra las intravítreas tras haber seguido un proceso de formación específico para este procedimiento y siempre con un oftalmólogo referente en las consultas, que puede resolver dudas o cualquier otra situación que se produzca.

Esta práctica requiere de una preparación especial, puesto que puede comprender algunos riesgos al tratarse de una inyección en un lugar tan delicado. Por ejemplo, puede darse un aumento de la presión en el ojo, moscas volantes (manchas en la visión), inflamación, sangrado, lesiones en la córnea, daño a la retina o nervios o estructuras circundantes, infección, pérdida de la visión o pérdida del ojo, aunque es muy poco frecuente.

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Ahora, la APOE ha enviado un burofax al Hospital Trueta para que confirme que está llevando a cabo tal actividad por parte de personal no médico y si va a continuar con esas actuaciones. Dicho documento expone que “si APOE vuelve a tener conocimiento de que se siguen llevando a cabo los hechos aquí denunciados, emprenderá las acciones legales que estime convenientes conducentes a evitar el posible delito de intrusismo profesional en el que se incurre, en defensa de sus legítimos derechos e intereses, así como del Orden Público Sanitario”.

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APOE, una organización de oftalmólogos a nivel nacional encargada de defender los derechos de estos profesionales, resalta que la inyección intravítrea “es un acto médico, tal y como se recoge en el nomenclátor de actos médicos de la Sociedad Española de Oftalmología”, por lo que corresponde “a los licenciados de medicina”.

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