Que la Navidad es la época del año con más gasto en dulces y postres tradicionales no es ninguna sorpresa. Los roscones de reyes, en particular, son un manjar imprescindible en muchas mesas españolas. Sin embargo, algunos consumidores se han sentido sorprendidos –e indignados– por el precio de ciertos productos artesanales. Este ha sido el caso de un cliente que ha calificado como “un abuso” el precio del que muchos consideran “el mejor roscón de Sevilla”, dejando una reseña cargada de crítica y frustración. La respuesta del pastelero no ha tardado en llegar y, lejos de disculparse, ha sido contundente y repleta de sarcasmo.
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“El precio me parece un abuso”
El desencuentro ha comenzado cuando un cliente ha publicado una reseña en la que admite haber adquirido un roscón sin haberse informado previamente del precio. “El posiblemente mejor roscón de Sevilla cuesta 40 euros. Ya os diré si los merece o no. De entrada, el precio me parece un abuso. Mi error fue encargarlo sin preguntar el precio, pero me parece una estafa”, escribió, dejando clara su molestia por el coste del producto.
“Cuando quieras un coche no vayas directamente a Ferrari a encargarlo”
La réplica de propietario de la pastelería no se ha hecho esperar. Su respuesta ha generado tanto aplausos como debates sobre las formas y el fondo del asunto: “Nuestro roscón de nata cuesta 35 euros para 10 porciones y pesa 1,4 kg. Si pides mil extras, va subiendo el precio. No es lo mismo quererlo sin relleno que con pistacho.”
El tono de su mensaje ha cambiado a un sarcasmo afilado: “Espero que cuando quieras un coche no vayas directamente a Ferrari sin preguntar el precio. Te aseguro que no estará al precio de un Panda. Todos los días se aprende algo, felicidades.”
Polémica entre los seguidores de Jesús Soriano
Jesús Soriano, conocido en redes como @soycamarero, se ha convertido en un referente para exponer las problemáticas que enfrentan los trabajadores de la hostelería. Desde hace siete años, utiliza sus perfiles en X, Instagram y TikTok para denunciar situaciones como conversaciones que evidencian la actitud despótica de algunos empleadores, ofertas laborales precarias y reseñas injustas o descontextualizadas de clientes. Su más reciente polémica gira en torno a uno de estos casos.
Esta situación ha creado situaciones dispares entre los seguidores del creador de contenido. Por un lado, están los que apoyan al cliente: “Creo que debería haber una ley que cuando un producto supere su precio de medio se obligue a informar de manera clara e inequívoca del precio. Un roscón a 40 euros me parece excesivamente caro” o “A mí me contesta eso y no vuelvo a comprar ningún roscón más”.
“Esa gente que quiere ‘lo mejor’ y se queja de que no cuesta como lo peor”
Y por otro, los que entienden la posición de la pastelería: “Un roscón artesanal con extras no se puede equiparar a un brioche con un cacho de calabaza por encima”, “Queda súper cutre y pobretón quejarte por esas cantidades y encima tocar las narices a gente que se gana la vida honradamente” o “Esa gente que quiere ‘lo mejor’ y se queja de que no cuesta como lo peor”.