El sarcoma de Ewing es un tipo de cáncer poco común que se origina en los huesos o en los tejidos blandos circundantes y que afecta principalmente a niños y jóvenes, aunque puede presentarse a cualquier edad. Este tumor suele desarrollarse en los huesos largos de las piernas, la pelvis y, con menor frecuencia, en los tejidos blandos del pecho, el abdomen o las extremidades.
La causa exacta del sarcoma de Ewing no se conoce con precisión, explican desde la Clínica Mayo. Sin embargo, se ha identificado una anomalía genética característica en las células tumorales: una translocación entre los cromosomas 11 y 22. Esta alteración genética no es hereditaria, sino que ocurre de manera espontánea durante la vida de la persona. Tampoco se han establecido factores de riesgo ambientales o hereditarios claramente asociados con el desarrollo de este tipo de cáncer.
Síntomas del sarcoma de Ewing
Los síntomas del sarcoma de Ewing pueden variar según la ubicación y el tamaño del tumor, pero comúnmente incluyen dolor y sensibilidad en el área afectada, que puede intensificarse durante la noche o con la actividad física; hinchazón y enrojecimiento; masa o bulto palpable en la región afectada; fiebre sin causa aparente; fatiga o sensación general de cansancio; pérdida de peso involuntaria sin cambios en la dieta o el nivel de actividad física.
En casos donde el tumor se localiza en los huesos de las piernas, puede provocar cojera o dificultad para caminar. Si el sarcoma de Ewing se encuentra en el pecho, puede causar dificultad para respirar.
Diagnóstico y tratamiento del sarcoma de Ewing
El diagnóstico del sarcoma de Ewing implica una combinación de estudios de imagen y pruebas de laboratorio, como radiografías para identificar anomalías óseas; resonancia magnéticas (RM) que proporcionan imágenes detalladas de los tejidos blandos y la extensión del tumor; tomografía computarizada (TC) que ayudan a evaluar la propagación del cáncer a otras áreas o por emisión de positrones (PET) que detectan la actividad metabólica de las células cancerosas; o biopsias, que consisten en la extracción de una muestra de tejido del tumor para su análisis histológico y confirmación del diagnóstico. Además, se pueden realizar estudios genéticos para identificar la translocación cromosómica característica del sarcoma de Ewing.
El tratamiento del sarcoma de Ewing es multimodal y puede incluir:
- Quimioterapia: uso de medicamentos para destruir las células cancerosas. Suele ser el primer paso en el tratamiento para reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía o la radioterapia.
- Cirugía: extirpación quirúrgica del tumor. El objetivo es eliminar completamente el cáncer, preservando la mayor funcionalidad posible de la extremidad o área afectada.
- Radioterapia: uso de radiación de alta energía para destruir células cancerosas remanentes después de la cirugía o tratar tumores inoperables.
La elección del tratamiento depende de factores como la ubicación y el tamaño del tumor, la edad del paciente y si el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo. Es fundamental un enfoque multidisciplinario que incluya oncólogos, cirujanos ortopédicos, radioterapeutas y otros especialistas para optimizar los resultados y minimizar las secuelas del tratamiento.
El pronóstico del sarcoma de Ewing ha mejorado significativamente con los avances en los tratamientos. La tasa de supervivencia a cinco años para pacientes con enfermedad localizada es aproximadamente del 70%, según la Clínica Mayo. Sin embargo, si el cáncer se ha diseminado (metástasis) en el momento del diagnóstico, las tasas de supervivencia son más bajas. La detección temprana y el inicio rápido del tratamiento son cruciales para mejorar las perspectivas de recuperación del paciente.