La Navidad es el momento del año por excelencia para reunirse, para reencontrarnos con nuestra familia y nuestros amigos de los que, a veces, no podemos disfrutar tanto como quisiéramos. Estas fiestas que tanto celebramos en torno a una mesa (incluso despedimos el año y damos la bienvenida al nuevo comiendo 12 uvas) son especialmente de riesgo para sufrir atragantamientos.
Hablar mientras se está comiendo, reír o caer en cualquier tipo de distracción incrementan el riesgo de este tipo de asfixia, que se produce cuando un alimento obstruye las vías respiratorias. Si no se actúa con rapidez, puede provocar la muerte. Para evitar que una cena acabe en fatalidad, es importante conocer la maniobra de Heimlich, una técnica de primeros auxilios esencial para tratar casos de atragantamiento y puede salvar vidas.
Para aplicar la maniobra de Heimlich en adultos y niños mayores de un año, primero hay que confirmar que la persona está realmente atragantada. Los signos incluyen incapacidad para hablar o respirar, tos débil o inexistente y gestos hacia la garganta. Si la persona puede toser con fuerza, es mejor animarla a que lo haga, ya que esto puede desalojar el objeto por sí solo.
Según explican desde MedlinePlus, si ve que una persona está atragantada, colóquese detrás de la persona y rodee su cintura con ambos brazos. Si la persona está de pie, coloque una de sus piernas entre las de la víctima para brindar soporte adicional en caso de desmayo. Forme un puño con una mano y colóquelo justo por encima del ombligo, pero debajo del esternón, con el lado del pulgar hacia adentro. Sujete el puño con la otra mano para asegurar un agarre firme. Realice compresiones rápidas y hacia arriba en el abdomen, repitiendo hasta que el objeto sea expulsado o la persona pierda el conocimiento.
Si somos nosotros mismos quienes nos atragantamos y no hay nadie disponible para ayudar, también podemos aplicar la maniobra de Heimlich. Para ello, forme un puño y colóquelo justo por encima de su ombligo, debajo del esternón, con el lado del pulgar hacia adentro. Sujete el puño con la otra mano y realice compresiones rápidas y hacia arriba en su abdomen. Otra manera es inclinarnos sobre el respaldo de una silla, el borde de una mesa o una superficie similar, y presionar la parte superior del abdomen contra el borde, efectuando movimientos rápidos hacia arriba hasta que el objeto sea expulsado.
En el caso de mujeres embarazadas o personas con obesidad, la técnica requiere ciertas modificaciones. Coloque sus brazos alrededor de la parte superior del pecho, en lugar del abdomen, y forme un puño que debe posicionarse en la mitad del esternón, evitando las costillas inferiores. Sujete el puño con la otra mano y realice compresiones rápidas hacia atrás en el pecho en lugar del abdomen. Se deben repetir estas compresiones hasta que el objeto sea expulsado o la persona pierda el conocimiento.
En bebés menores de un año, el procedimiento es diferente. Sostenga al bebé boca abajo sobre su antebrazo, asegurándose de que la cabeza esté más baja que el cuerpo. Con la base de la mano libre, administre hasta cinco golpes firmes entre los omoplatos del pequeño. Si el objeto no se expulsa, voltee al bebé boca arriba, manteniendo la cabeza más baja que el cuerpo. Coloque dos dedos en el centro del pecho, justo debajo de la línea de los pezones, y realice hasta cinco compresiones torácicas rápidas. Repita la secuencia de golpes en la espalda y compresiones en el pecho hasta que el objeto sea expulsado o llegue ayuda médica.
Qué hacer si pierde el conocimiento
Si la persona pierde el conocimiento, debe iniciar procedimientos de reanimación cardiopulmonar (RCP) y solicitar asistencia médica de inmediato. Además, para reducir el riesgo de atragantamiento, es fundamental cortar los alimentos en trozos pequeños, masticar bien antes de tragar y evitar hablar o reír mientras se come.