La llegada de la Navidad es un periodo en el que millones de personas optan por el turismo rural, que buscan la naturaleza para descansar, desconectar y acercarse a los animales autóctonos de la zona. En ese contexto, muchos visitantes llevan consigo ciertos alimentos que lanzan y ofrecen a las bestias. Sin embargo, ese mismo hecho repetitivo de dar comestibles puede acabar por ser mortal. Este ha sido el caso de Burnet, un burro que ha muerto después de que “ingiriera una gran cantidad de pan”, según ha descrito su dueño.
El suceso, que ha ocurrido este pasado 25 de diciembre, se ha hecho viral en las redes sociales y ha dejado a su dueño con el corazón en un puño y un sentimiento de enfado. El principal motivo que ha alterado al propietario es que él siempre había alertado a los visitantes para que estos tuviesen precaución a la hora de darle alimento al animal. Además, les advertía de que no le ofrecieran cualquier cosa de comer a su burro. Sin embargo, sus mensajes y carteles distribuidos en las vallas no han surtido efecto ante la decepción del patrón, que ya había vivido situaciones de desacato a sus indicaciones, como publica el medio francés Midi Libre.
Carteles informativos ignorados por los turistas
Lejos del dolor que le ha supuesto a él perder a su burro, también siente malestar con aquellas personas que decidieron saltarse sus indicaciones para alimentar al animal. El patrón de la bestia había colocado carteles informativos con la intención de crear conciencia para que los visitantes no le dieran comida a sus animales. “He sorprendido en varias ocasiones a personas ‘bien intencionadas’ en el borde de la valla del solar tirando bolsas enteras de pan seco, a pesar de los carteles que piden expresamente no alimentar a los animales”, ha confesado el hombre al medio local.
Además, también ha lanzado un mensaje duro contra aquellas personas que han contribuido a su perdida. “La estupidez es un lugar común entre los seres humanos, pero lamentablemente no es un descubrimiento”, ha comentado, en referencia a la desobediencia de unas normas que se podían leer expresamente en sus tablones informativos, situados en las propias vallas donde se encontraban los transeúntes.
No es la primera que vez que ocurre algo así
Más allá de la muerte del burro por sobrealimentación, no es la primera perdida animal que sufre el propietario por la misma razón. El también cultivador de especies halófitos había visto años atrás el mismo episodio que ha ocurrido con su burro Burnet, pero aquella vez con una llama. En ese caso, perdió la vida después de que un viandante de la zona le diese manzanas en exceso, lo que causó su muerte.
Ante esos hechos, el hombre lamenta la situación y el comportamiento de los transeúntes, que han causado un daño en su finca irreparable a efectos sentimentales para él. Los dos animales se habían asentado en sus tierras entre las altas hierbas y compartían su parcela y su tiempo.