Por qué no debes darte duchas muy calientes ni siquiera en invierno, según una dermatóloga

Astronómicamente, el pasado 21 de diciembre empezó oficialmente el invierno. Aunque el frío se ha hecho esperar, ya se han empezado a notar las bajadas de temperatura, el viento más fresco y, sobre todo, los días cortos con menos horas de luz. Con estas condiciones, lo que más apetece es buscar el confort en espacios calientes.

El mejor de los jerséis, la chimenea frente al sofá viendo una película o el edredón más grueso que nos arrope toda la noche son imprescindibles para sobrevivir el invierno. Otra de las tácticas más usadas para combatir el frío es una buena ducha de agua caliente. Al llegar a casa, después de haber pasado un ajetreado día con temperaturas bajas, no hay mejor sensación que la de recuperarse con una buena dosis de acumulación de vapor que, además, es perfecto para relajarse antes de ir a la cama. No obstante, ducharse con agua muy caliente puede llegar a ser peligroso, según informa la doctora María Marcos, una dermatóloga conocida en redes sociales como @dra.mariamarcos.

En uno de sus últimos vídeos compartidos en TikTok, esta doctora habla de las “cosas que no haría ni recomendaría como dermatóloga” en invierno. Encabezando la lista de cosas a evitar, están las duchas de agua caliente “y sé que va a volver a generar debate”, afirma. Además, también advierte de la peligrosidad de “restregar con la esponja y el jabón”. Tomar duchas muy calientes y prolongadas, usando luego una esponja para completar el ritual de limpieza, “elimina los lípidos naturales de la piel y la va a dejar seca y tirante”. Así, la doctora Marcos recomienda evitar este hábito para todos aquellas personas que se preocupen y quieran cuidar su piel.

En segunda posición, esta dermatóloga advierte del peligro de las mantas térmicas y las bolsas de agua caliente, también muy usadas en temporadas frías, sobre todo, cuando es en contacto directo con la piel. Y es que si no se usan con cuidado, “pueden provocar irritación e incluso quemaduras”. Poner una capa intermedia, bien sea de ropa o una sábana, entre la manta térmica o las bolsas de agua caliente y la piel, ayudará a evitar daños innecesarios a la vez que siguen cumpliendo perfectamente con su función.

Por último, y no por ello menos importante, entra en escena el protector solar. Siempre ha habido mucha concienciación con su uso en verano o en temporadas con fuerte sol. No obstante, desde hace ya unos años, dermatólogos y médicos han hecho campaña para sensibilizar a la población de la importancia de la crema solar incluso en invierno. Que no haga calor o no sentir tanto la fuerza del sol, no significa que sus rayos dejen de ser nocivos para la piel. “Ni que los rayos ultravioleta desaparecieran en invierno o en días nublados”, ironiza la dra. María Marcos. Usar protector solar durante todo el año, sobre todo en la cara o las partes del cuerpo más expuestas, “es el paso imprescindible si quieres de verdad cuidar tu piel”, sentencia la dermatóloga.