Una vez más, en Navidad nos volvemos a reunir con los más cercanos para celebrar una de las épocas más bonitas del año. Pero también es el momento ideal para los reencuentros de aquellos familiares que viven en otras ciudades y de los que solo podemos disfrutar unos pocos días. Para gozar de toda la experiencia, lo mejor es estar acompañado de una buena bebida y comida.
Sin duda es una de las temporadas del año en las que más se come. Por eso, una vez ha finalizado este periodo, todo el mundo trata de empezar una ‘operación bikini’ que esté lista en verano. No obstante, siempre hay que tener precaución por la cantidad de comida que se toma de golpe en estas fechas.
Uno de los platos que nos negamos a abandonar en las cenas de Navidad son las piezas de marisco, desde langostinos, gambas o mejillones hasta una ración de pulpo. Nunca se prescinde de mínimo alguno de ellos. Sin embargo, hay que saber que existen algunos problemas que pueden atacar a la salud.
Las consecuencias de comer mucho marisco en la cena de Navidad
Uno de los problemas que más se extienden en la sociedad española son los altos niveles de colesterol. Esta sustancia cerosa y muy similar a la grasa se encuentra en todas las células de nuestro cuerpo. Un exceso de ella puede provocar graves problemas cardiovasculares. Por este motivo, hay que vigilar los alimentos que consumimos en estas fechas.
A pesar de que las piezas de marisco sean uno de los platos que más se demandan en las mesas de estas reuniones, pueden resultar adictivas por su sabor de gran calidad, algo que no conviene al metabolismo, pues están a rebosar de colesterol. Igualmente, será preciso conocer los ejemplares que contienen un mayor grado de peligrosidad para el corazón, ya que no todos los miembros de esta familia presentan el mismo porcentaje de esta sustancia.
Según la Fundación Española de Nutrición, los crustáceos que atacan en una mayor proporción al organismo son las gambas, los langostinos y las cigalas. Concretamente, la organización ha desvelado que contienen 200 miligramos de colesterol por cada 100 gramos del producto. No obstante, señala que la mayor parte de este se aloja en la cabeza, por lo que si no se succiona, no debería de suponer un peligro.
Otros mariscos altos en colesterol
Después de los crustáceos de este podio, se observa otro molusco con la misma cantidad de colesterol, muy común en cualquier cena: los calamares. Asimismo, este marisco es especialmente perjudicial para la salud debido a la versatilidad de su presentación, según cuenta Artículo 14. Esto es, suelen hacerse fritos o ir acompañados con salsas como mayonesa o alioli.
Cualquier de estas combinaciones son una bomba de colesterol para el organismo, por lo que es una de las piezas que más afectan al corazón, debido también a su alto contenido de grasa. Como sustitutivo se podría optar por pulpo o sepia, pues son alimentos similares, pero con un porcentaje menor de esta sustancia.
Aunque no hay que privarse de un poco de estos manjares, hay que establecer un límite de consumición. La clave está en no excederse con estos productos marinos, que pueden perjudicar gravemente la salud.