¿Me puedo vacunar de la gripe si estoy resfriado?

De octubre hasta mayo es época de catarros, de no salir de casa sin el paquete de pañuelos en el bolsillo, por lo que pueda pasar. Y es entre estos meses también cuando surgen las dudas respecto a la vacunación, especialmente en personas que presentan síntomas de resfriado común. Una de las consultas más frecuentes es si es seguro y conveniente recibir la vacuna contra la gripe en estas condiciones. Según la información disponible, en la mayoría de los casos, sí se puede vacunar a una persona que tiene un nivel de resfriado leve.

El resfriado común, que presenta síntomas como congestión nasal, tos y malestar general, no debería ser un impedimento para recibir la vacuna contra la gripe. Sin embargo, si la persona se encuentra moderada o gravemente enferma, lo recomendable es esperar a que su estado de salud mejore antes de vacunarse. Este criterio tiene como objetivo garantizar que el organismo pueda desarrollar una respuesta óptima a la vacuna y evitar riesgos innecesarios.

La vacuna contra la gripe es una herramienta clave para prevenir esta enfermedad que puede tener complicaciones graves, especialmente en grupos vulnerables como lactantes, adultos mayores, personas con enfermedades crónicas y mujeres embarazadas. Entre las posibles complicaciones de la influenza se incluyen neumonía, bronquitis e infecciones en los senos paranasales o en los oídos. La vacunación no solo reduce el riesgo de infecciones, sino que también ayuda a minimizar la gravedad de los síntomas en caso de contagio, según MedlinePlus.

Una vez administrada, la protección completa brindada por la vacuna contra la gripe tarda aproximadamente dos semanas en desarrollarse. Por lo tanto, es importante vacunarse al inicio o antes de la temporada de catarros para garantizar la máxima eficacia. La vacuna está diseñada todos los años para proteger contra los virus de la influenza que, según los expertos, tienen más probabilidades de circular en cada temporada. Aunque la vacuna no siempre se corresponde exactamente con todas las variantes del virus, sigue proporcionando un grado significativo de protección, lo que subraya su importancia en la prevención.

Es fundamental destacar que la vacuna contra la gripe no causa la enfermedad. Los efectos secundarios más comunes de la vacunación incluyen dolor, rojecimiento o inflamación en el lugar de la inyección, fiebre leve, dolor muscular y dolor de cabeza. Estos síntomas son generalmente leves y temporales. Para las personas que experimentan enfermedades menores, como un resfriado leve, estos efectos secundarios no deben representar un problema.

Antes de vacunarse, es necesario informar al doctor o doctora de cualquier condición o historial médico que pueda ser relevante. Por ejemplo, las personas que hayan sufrido una reacción alérgica grave a una dosis previa de la vacuna contra la gripe o aquellos con alergias potencialmente mortales deben mencionarlo para que el profesional de la salud evalúe el riesgo.

Asimismo, quienes hayan tenido el síndrome de Guillain-Barré (GBS) deben notificarlo, ya que podría influir en la decisión del proveedor sobre si es conveniente posponer o evitar la vacunación.

En el caso de las personas embarazadas, la vacuna contra la influenza es segura en cualquier etapa del embarazo y es altamente recomendada. Esta población debe recibir la versión inactivada de la vacuna, que no contiene el virus vivo.

Aunque las reacciones adversas graves son extremadamente raras, cualquier persona que presente síntomas como urticaria, dificultad para respirar, pulso rápido o mareo tras la vacunación debe buscar atención médica de inmediato. Estos signos podrían indicar una reacción alérgica grave que requiere atención urgente en un hospital.

Cualquier evento adverso relacionado con la vacuna puede reportarse al Sistema de Reporte de Eventos Adversos Derivados de Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés), un mecanismo que contribuye al monitoreo de la seguridad de las inmunizaciones.

Si bien las personas con resfriados leves pueden vacunarse, siempre es recomendable consultar con un proveedor de salud para recibir la orientación adecuada dependiendo del estado general del paciente. Una comunicación abierta con el médico profesional permitirá tomar una decisión informada y segura en cada caso.

En conclusión, estar resfriado no es, en términos generales, una barrera para recibir la vacuna contra la gripe, siempre que los síntomas sean leves. Sin embargo, ante cualquier enfermedad más seria o fiebre, lo mejor es posponer la vacunación hasta estar recuperado. Dado que la influenza puede ser una enfermedad grave, especialmente para ciertos grupos de riesgo, la vacunación continúa siendo la medida más efectiva para prevenir su impacto.