Emigrar a Irlanda es una opción cada vez más atractiva para los jóvenes españoles. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2024 se registraron 13.237 españoles viviendo en Irlanda, de los cuales 6.016 son hombres y 7.221 son mujeres. Este flujo migratorio se enmarca en un contexto en el que, según un estudio del IVIE-BBVA, unas 35.000 personas abandonan España cada mes. La mayoría de estos emigrantes son jóvenes en edad laboral, quienes buscan mejores oportunidades económicas y laborales fuera de su país de origen.
El atractivo de Irlanda como destino migratorio no es casual: el salario mínimo interprofesional (SMI) en el país asciende a 2.146,3 euros al mes, mientras que el salario promedio alcanza los 4.991,5 euros mensuales, lo que equivale a 59.899 euros anuales en 12 pagas. Estas cifras contrastan con los salarios en España, donde muchos jóvenes enfrentan dificultades para acceder a empleos bien remunerados y estables. Además, factores como el encarecimiento del mercado inmobiliario, el deterioro de los servicios públicos y el retraso en la edad de jubilación contribuyen a que muchos consideren la emigración como una opción viable.
Mudarse a Irlanda, sin embargo, puede llegar a ser un desafío, en especial por el estado del mercado inmobiliario. Intentar encontrar piso en una ciudad como Dublín es algo complejo, pues la capital está saturada. Por eso, muchos emigrantes intentan ayudarse unos a otros con consejos y narran sus experiencias en redes sociales.
En el caso de Raúl Padilla (@byraulpadilla), sevillano afincado en Dublín, la odisea le hizo pasar por varios alojamientos hasta encontrar uno definitivo. Según ha contado en su cuenta de TikTok, el joven llegó a Irlanda sin tener dónde vivir, así que reservó 8 noches en un hostal del centro. Su objetivo principal fue “echar CV a full” por todos los establecimientos posibles, a la vez que buscaba piso.
Una odisea en busca de piso por Irlanda
No tuvo demasiada suerte con lo segundo y, una vez se le acabaron los días en el hostal, se metió en una casa temporal, en la que compartía habitación con dos cosas más. “Aquí ya conseguí hacerme contrato para el PPS [número de la seguridad social], pero tenía claro que tenía que cambiarme en cuanto antes”, explica Padilla. El joven sevillano no estaba demasiado cómodo, pues el lugar era pequeño y debía compartir su espacio con demasiadas personas.
La suerte llegó un día saliendo de fiesta en Dicey’s Bar, un popular pub de la capital irlandesa. “Me paró un chaval que me conocía por mis vídeos y me ofreció algo mucho mejor y al lado de mi trabajo”, recuerda. Su nuevo compañero de habitación era malagueño, por lo que la afinidad surgió rápido entre ellos. “Incluso hacemos barbacoas en este pedazo de jardín”, cuenta.
“En resumen: Dublín es una locura para encontrar algo medio bueno, pero poder se puede si le pones ganas y tiempo”, concluye, animando a sus seguidores a dar el mismo paso que él. “Durante este tipo de situaciones vas conociendo a gente muy top”, asegura.