El cliente no tiene por qué tener siempre la razón. Y esta es una de las máximas que se han ido deconstruyendo a lo largo de los últimos años. Ahora bien, esta tarea la han hecho los trabajadores, no los usuarios.
Y lo que es más, a día de hoy los camareros y camareras en España se enfrentan a un desafío adicional: el de saber lidiar con las redes sociales. Si un restaurante gusta, los clientes no tardarán en dejar un comentario sobre él en Google o en compartirlo en sus redes sociales. Sin embargo, esto también ocurre a la inversa. Ahora cualquiera tiene el derecho de dejar un mal comentario sobre un restaurante o sobre un trabajador. Por ello, las plataformas de Google se han convertido en una presión extra para camareros y camareras.
Jesús Soriano, conocido como Soy Camarero, lleva siete años denunciando los abusos con los que lidian diariamente sus compañeros de profesión. Además, Soriano comparte las reseñas que los restaurantes reciben a través de distintas plataformas en línea, dónde una mala reputación puede llegar a salir muy cara. Ante esto, saber responder a ciertos comentarios se ha vuelto crucial para dirigir un negocio.
La última denuncia de ‘Soy Camarero’
Esta vez Soriano ha optado por la ironía a la hora de hablar con sus seguidores. “¿Cómo pueden tener esa desfachatez?”, escribe en una de sus últimas publicaciones. Así, a sus palabras les acompañan dos capturas de pantalla: una primera del comentario de un cliente al portal web de ‘La Taberna de Zarate’ y una segunda con la respuesta del propietario.
Al parecer, el cliente había llamado para cancelar una reserva y se sorprendió al ver lo que sucedió después. “¡Al poco de cancelar me entero de que mi mesa ha sido asignada a otros clientes! Que menos que, ya que no pude ir por motivos personales, esa mesa se quedase vacía por respeto a mi situación personal y emocional”, escribe. “Me parece que hicieron negocio a costa de mi problema”, agrega.
Por su parte, el propietario de la taberna no ha dudado en contestar. Sin embargo, también ha decidido hacer uso del humor. “Le pedimos disculpas por la enorme falta de consideración hacia usted. Evidentemente, la empresa ha iniciado una investigación para depurar responsabilidades. De momento ya ha sido ejecutado el camarero que tuvo la osadía de sentar en la mesa que usted tan amablemente anuló a última hora a otras personas sin tener en cuenta sus sentimientos”, responde. “La mesa (4 sillas incluidas) ha sido hecha astillas y quemada en la plaza del pueblo para que nunca más nadie pueda utilizarla y así manchar su honor herido”, concluye.
La reacción de los usuarios
En esta ocasión, han sido muchos usuarios los que han dudado sobre la veracidad de la denuncia. “Puro juego e ironía entre clientes y propietarios (véase saludo final del restaurante) Me he reído un montón. Felicidades a ambos”, dice Pepe García.
Por otra parte, ha habido quienes han aprovechado para recordar el impacto que pueden tener las reseñas sobre los negocios. “Sigo sosteniendo: ojalá la gente tenga que pagar las reseñas de Google”, añade Anto.