El cáncer de ojo es uno de los tumores menos comunes, aunque su forma más frecuente es el retinoblastoma, que afecta principalmente a los niños. La enfermedad puede surgir por mutaciones espontáneas o hereditarias del ADN en las células oculares, alterando las instrucciones para su crecimiento y división. Al igual que ocurre con todos los tipos de cáncer, estas mutaciones interfieren con el ciclo normal de vida celular, provocando el crecimiento descontrolado de células cancerosas que pueden formar tumores y, en casos avanzados, diseminarse a otras partes del cuerpo.
Otros factores de riesgo para el cáncer ocular incluyen antecedentes familiares de retinoblastoma, exposición a ciertos productos químicos y la radiación ultravioleta. Los signos del cáncer de ojo varían según el tipo y la ubicación del tumor, pero la Clínica Mayo incluye unos cambios en la visión (pérdida de esta o aparición de áreas borrosas), apariencia anormal del ojo (en el retinoblastoma, se muestra un reflejo blanco en la pupila que es visible en fotografías); dolor, enrojecimiento o hinchazón del ojo. Es importante acudir al médico si se detectan estos síntomas, especialmente en niños pequeños, para un diagnóstico y tratamiento tempranos.
Para detectar si un paciente sufre de este cáncer, un oftalmólogo debe realizar un examen ocular completo para detectar posibles anomalías en la retina. Esta prueba puede ir acompañada de unas imágenes por resonancia magnética (IRM) o tomografía computarizada (TC) para determinar el tamaño y la ubicación del tumor, así como un ultrasonido ocular que proporcione imágenes más detallas de la estructura interna del ojo. En los casos hereditarios, los oftalmólogos pueden realizar pruebas genéticas para identificar mutaciones específicas y evaluar riesgos en familiares cercanos.
Cuál es el tratamiento del cáncer de ojo
El tratamiento del cáncer de ojo depende del tipo, tamaño, ubicación y estadio del tumor, así como de la edad y salud general del paciente. La Clínica Mayo recoge las siguientes opciones:
- Quimioterapia: puede administrarse para reducir el tamaño del tumor antes de otras intervenciones. También es efectiva si el cáncer se ha diseminado.
- Radioterapia: utiliza rayos de alta energía para destruir células cancerosas. La braquiterapia, que implica la colocación de una fuente radiactiva cerca del tumor, es común para tumores oculares pequeños.
- Cirugía: en casos avanzados, puede ser necesario extraer el ojo afectado (enucleación) para evitar la diseminación del cáncer.
- Terapia con láser o crioterapia: tratamientos menos invasivos que se emplean para tumores pequeños o en combinación con otras terapias.
- Inmunoterapia y terapias dirigidas: opciones emergentes que se están investigando para tratar ciertos tipos de cáncer ocular.
El pronóstico del cáncer de ojo depende de su detección temprana. En casos como el retinoblastoma, el tratamiento oportuno suele ser muy efectivo y las tasas de supervivencia son elevadas. Sin embargo, algunos tipos de cáncer ocular pueden reaparecer o asociarse con otros tipos de cáncer, especialmente en pacientes con mutaciones genéticas hereditarias.
Aunque no es posible prevenir todos los casos, las familias con antecedentes de retinoblastoma deben considerar realizarle a los niños pruebas genéticas y exámenes oculares regulares desde el nacimiento. Además, proteger los ojos de la radiación ultravioleta con gafas de sol adecuadas puede reducir el riesgo de cáncer ocular relacionado con la exposición al sol.