Uno de los platos estrella y con más antiguos de la península ibérica es el cocido madrileño. Sin duda, es uno de los platos más completos de España y con más variedad en cuanto a la presentación. Y es que, aunque el cocido tradicional no incluye fideos, hay muchas personas que disfrutan de una combinación con sendos platos.
A pesar de que no tenga unas reglas tan estrictas como la paella valenciana, tiene algunos básicos que no pueden faltar en su emplatado. Así, los garbanzos suelen ir acompañados con un poco de repollo, morcillo y huesos de jamón. De esta manera, todos los comensales que quieran lanzarse a esta tradición tendrán que acudir al destino por excelencia: Madrid. La ciudad conserva cientos de restaurantes que versionan este plato de cuchara diariamente.
Aunque existen muchos lugares de renombre donde poder disfrutar de esta exquisitez, hay uno que sobresale por su espléndida oferta a un llamativo precio. Además, el local en cuestión no solo destaca por esto, sino que en la doceava ruta del cocido madrileño, en 2022, alcanzó el premio a mejor sopa de cocido. Concretamente, se habla del Restaurante Malacatín, situado en pleno centro, en la Calle de la Ruda, 5.
El origen del Restaurante Malacatín
La historia de Malacatín se remonta al año 1893, cuando Julián Díaz llega desde el pueblo conquense Horcajo de Santiago a Madrid. Los dos primeros años trabajó como chico de los recados de un pequeño negocio de bebidas. Pero dos años después decidió abrir su propio negocio de vinos, alumbrado por faroles de aceite, a falta de agua, luz y gas en el local de la calle de la Ruda, 5. Todos los que pasaban por allí aprovechaban para tomarse unas copas después de las jornadas laborales.
Sin embargo, la verdadera leyenda del nombre del lugar comienza a raíz de un mendigo que frecuentaba la calle de la Ruda. En busca de limosna o una copita de vino, el hombre, cargado con una guitarra, tocaba una melodía y canturreaba: “Tin, tin, tin, Malacatín tin, tin, tin”, según afirman en su web. El señor no solo se ganó la simpatía de toda la familia, sino que la taberna comenzó a conocerse como “Julián el de Malacatín”.
Cuando el bar lo heredó la hija menor de Julián, Florita, y su marido, Isidro, decidieron mejorar el servicio del Malacatín introduciendo platos caseros. Esto dotó de gran popularidad al establecimiento en toda la ciudad. Pero su reconocimiento nacional llegó cuando el matrimonio pensó en ofrecer el cocido casero que preparaban en su casa. Sin duda, un hecho que cambió el rumbo del restaurante.
El cocido madrileño de Malacatín
Después de cuatro generaciones, el restaurante de Malacatín conserva la misma receta familiar, 128 años de servir su primer plato de cocido. José Alberto recogió el legado de su madre Conchi y sus abuelos, Florita e Isidro. En Malacatín, el plato de cuchara se sirve en tres vuelcos, aunque esto puede cambiar si el comensal así lo decide. “Tal y como lo haría cada uno en su propia casa, porque como en casa, en ningún sitio”, confiesa el regente.
El plato se construye con las mejores viandas: con chorizo de León, morcilla asturiana y garbanzos de Zamora. Por supuesto, la complejidad de esta oferta es inigualable. Así, el cocido en tres vuelcos se compone en primer lugar por una sopa de cocido, luego le siguen los garbanzos con el repollo y para terminar se incluyen las carnes.
Su precio varía en función del acompañamiento: el cocido tradicional tiene un valor de 8,5 euros, mientras que para añadir fideos se tendrá que pagar 1 € más. Algo que merece la pena probar por el particular sabor y aroma, labrados tras cinco largas horas de cocción y el talento de sus cocineros.