El doctor Diego González Rivas atiende la llamada de Infobae España desde Lisboa, donde acaba de impartir un curso internacional de cirugía torácica con 23 médicos de todo el mundo para enseñarles la innovadora técnica que él mismo ha desarrollado. El coruñés, considerado por muchos como el mejor cirujano del mundo, responde a las preguntas con dedicación (más bien, devoción), al mismo tiempo que enseña, corrige y guía a los aprendices de la técnica UNIPORTAL. En un momento dado, el doctor González Rivas cambia el canal de comunicación y opta por una videollamada para mostrar su situación: rodeado de cirujanos que se bajan las mascarillas, dejan los bisturís y demás herramientas para practicar con cadáveres y saludan sonrientes a la cámara. La entrevista, entonces, continúa.
El doctor González Rivas es el cirujano que ha operado en más países del mundo en toda la historia, 136 en total. Su labor ha traspasado las fronteras hasta recibir llamadas de Corea del Norte, Turkmenistán o Burkina Faso. “La semana que viene daré un curso en Bucarest hasta el jueves, que viajo a Bosnia. Allí ya tengo un equipo con el que trabajo habitualmente. Estos países me contactan porque sus cirujanos quieren aprender la técnica UNIPORTAL, por eso viajo por todo el mundo. Desde 2013, durante seis meses al año doy cursos en Shanghai, donde ya hemos construido el mayor y mejor centro del mundo de cirugía pulmonar, a donde vienen doctores de todos los países a aprender”, explica a este medio.
La técnica UNIPORTAL diseñada por el doctor González Rivas es la que le ha llevado a operar en los lugares más herméticos y a que en 2019 recibiera el Premio Nacional de Medicina de China, el primer extranjero en disfrutar de tal galardón. Lo que antes implicaba abrir al paciente con varios cortes e introducir las manos, ahora se reduce a una incisión de unos pocos centímetros empleando cirugía toracoscópica (UNIPORTAL VATS) o cirugía robótica (UNIPORTAL RATS). “Es la forma menos invasiva de operar el pulmón o el tórax, porque usamos una sola incisión de tres centímetros”, asegura.
Al “minimizar al máximo la agresividad”, la recuperación del postoperatorio también marcha mucho mejor. “La recuperación duele menos y los pacientes tienen una rápida reincorporación a sus actividades cotidianas. Cuanto menos invasiva sea una operación, menos dolorosa”. En ocasiones estas intervenciones se realizan sin intubación traqueal ni anestesia general, lo que facilita a los pacientes el alta domiciliaria a las 24-48 horas de la intervención.
Uno de los casos más difíciles: sacar una llave del pulmón de una niña
Las operaciones del prestigioso doctor no son al uso, excepto cuando trabaja en Madrid. El gallego sabe que cuando en la pantalla de su teléfono aparece un prefijo de cualquier parte del mundo, no es para una operación sencilla. “Cuando voy a los sitios es para operar casos muy complicados, como en África, Sudamérica, Oriente Medio o el norte de China”, expresa. Estas operaciones son difíciles por la gravedad del paciente y por las propias condiciones del entorno, como es el caso de algunas regiones del gigante asiático, donde la incidencia de tuberculosis es muy alta y la enfermedad ataca de forma agresiva.
Entre las operaciones más complicadas que ha realizado, el cirujano recuerda el caso de una niña de 12 años del Congo que se había tragado una llave. Durante dos años vivió con un trozo de metal en un pulmón que, poco a poco, fue impidiendo su respiración: “No podía respirar, ni siquiera salir de casa. Era una locura. Se la quité con una cirugía mínimamente invasiva: una incisión de dos centímetros para abrir el bronquio, reconstruirlo y extraer la llave”.
En Tanzania, operó a una chica de unos 20 años que llevaba una década con una costilla clavada en el pulmón. “Sospechábamos que había sufrido malos tratos de pequeña. Nunca había podido ir al médico, pero tenía una costilla atravesándole el pulmón durante diez años. No podía casi vivir”, recuerda.
Cirujano y paciente a 9.000 kilómetros de distancia
Los guionistas de las películas de ficción bien podrían copiar los proyectos que tiene entre manos el equipo del doctor González Rivas. El más ilusionante es SHURUI, el robot más avanzado del mundo capaz de operar el tórax mediante una única incisión de dos centímetros y con cuatro “brazos que se despliegan desde dentro y que se mueven como una serpiente”. Según el cirujano, ya se realizaron “los primeros casos del mundo en Guangzhou (Cantón) y ahora lo están validando para tener el certificado en Europa el año que viene”.
Al mismo tiempo, el equipo del doctor González Rivas está desarrollando una técnica de telecirugía que ya se ha estrenado con una operación urológica realizada desde Francia a un paciente de China. “Con una consola podremos operar desde España a un paciente que esté en China o en Perú”, asegura el doctor. Estos avances sitúan al gigante asiático a años luz de distancia del resto de países en materia de cirugía de pulmón.
La Fundación Diego González Rivas en Sudamérica
El gallego es también el creador de la Fundación Diego González Rivas, con la que ha llevado la cirugía torácica a África mediante una unidad móvil. Se trata de un camión totalmente equipado que permite la realización de operaciones de última generación (desde una pleurodesis hasta una lobectomía por aspergiloma) y de clases magistrales a los cirujanos locales.
La Fundación también ha llegado a Sudamérica, con misiones en Costa Rica y Perú. “En Perú nos encontramos una chica que tenía una estenosis de la tráquea y no podía respirar”, cuenta. Con un solo corte de dos centímetros debajo de la mama, pudieron salvarle la vida. Luego, “sin intubación ni anestesia general” reconstruyeron la tráquea y la joven se recuperó sin mayores problemas. A la pregunta de cuándo se permite descansar, su respuesta es concisa: “Nunca”.