La reserva ovárica es un indicador de la capacidad reproductiva de una mujer, que refleja la cantidad y calidad de óvulos disponibles en sus ovarios. Esta capacidad es limitada y disminuye con la edad, particularmente a partir de los 35 años, como explican los especialistas de la Clínica Sanabria. Todo ello tiene un impacto significativamente en la fertilidad, que va menguando hasta alcanzar la menopausia.
Esta capacidad reproductiva de la mujer depende de factores como la edad, la genética y el estado hormonal. En el nacimiento, una mujer tiene alrededor de 1-2 millones de folículos ováricos, que son estructuras formadas por células que se encuentran en los ovarios y se encargan del desarrollo de los óvulos. Sin embargo, esta cantidad disminuye progresivamente con el tiempo hasta llegar a unas 300.000 en la pubertad y menos de 1.000 al momento de la menopausia. Este proceso es natural e irreversible. Además, factores externos como tratamientos oncológicos o cirugías ováricas pueden reducir drásticamente la reserva ovárica.
Para medir la reserva ovárica, los especialistas utilizan pruebas específicas que incluyen:
- Hormona antimulleriana (AMH): es uno de los marcadores más fiables para evaluar la reserva ovárica. Se mide mediante un análisis de sangre y su valor se relaciona directamente con la cantidad de folículos presentes en los ovarios. Niveles altos de AMH indican una buena reserva ovárica, mientras que niveles bajos pueden ser un signo de disminución
- Recuento de folículos antrales (RFA): se realiza mediante una ecografía transvaginal que evalúa el número de folículos pequeños en los ovarios. Este recuento ofrece una estimación visual de la reserva ovárica
- Hormona foliculoestimulante (FSH): mide la capacidad del cuerpo para estimular la ovulación. Unos niveles altos de FSH suelen indicar una disminución de la reserva ovárica.
- Ecografía transvaginal: es una herramienta útil para evaluar el estado general de los ovarios y el útero
Impacto en la fertilidad
La disminución de la reserva ovárica está directamente relacionada con la infertilidad, especialmente en mujeres mayores de 35 años. Una baja reserva ovárica no solo afecta la cantidad de óvulos disponibles, sino también su calidad, lo que puede dificultar la concepción y aumentar el riesgo de anomalías cromosómicas en el embrión.
Además, la reserva ovárica no solo influye en la capacidad de concebir de manera natural, sino también en los resultados de tratamientos de fertilización in vitro (FIV). Por ejemplo, unos niveles bajos de AMH suelen asociarse con una respuesta limitada a la estimulación ovárica y un menor número de óvulos recuperados durante el tratamiento
Qué puedo hacer si tengo baja reserva ovárica
Las mujeres con una reserva ovárica reducida tienen a su disposición ciertas estrategias que pueden ayudarlas a concebir. Para preservar su fertilidad, la vitrificación de óvulos a una edad temprana les permite conservar óvulos de mejor calidad para usarlos en el futuro. De la misma manera, hay quienes pueden preferir recurrir a óvulos donados.
Otra opción disponible es la llamada estimulación ovárica personalizada, que consiste en adaptar los protocolos de estimulación ovárica en tratamientos como la FIV puede optimizar la respuesta ovárica en mujeres con baja reserva.