A medida que envejecemos, aparecen ciertas enfermedades propias de la edad, como el presbivértigo, que es una afección bastante común en las personas mayores. Se caracteriza por episodios de vértigo o mareo asociados al envejecimiento del sistema vestibular, que es el responsable del equilibrio y la percepción espacial. Este trastorno no es una enfermedad en sí misma, sino una consecuencia del proceso natural de envejecimiento combinado con otros factores que afectan el sistema vestibular, según explican los profesionales de la Clínica Barona.
Al tratarse de episodios de vértigo, sus síntomas están relacionados con el equilibrio y la percepción del movimiento, entre los cuales destacan el vértigo episódico (sensación de que el entorno gira o se mueve y que puede durar desde segundos hasta varios minutos), mareo (sensación de inestabilidad que no necesariamente implica la percepción de movimiento giratorio), desequilibrio (dificultad para mantener la estabilidad, especialmente al caminar o levantarse de una posición sentada o acostada), inseguridad postural (sensación de estar a punto de caer, particularmente en terrenos irregulares o en condiciones de poca luz), náuseas y vómitos y una sensación de desorientación.
Estos síntomas tienden a afectar la calidad de vida, ya que pueden limitar la movilidad y aumentar el riesgo de caídas, que es una preocupación importante en adultos mayores. De hecho, las personas mayores que sufren una caída tienen mayor riesgo de desarrollar demencia al año siguiente, según una reciente investigación del Brigham and Women’s Hospital de Boston (Massachusetts, Estados Unidos)
¿Por qué aparece el presbivértigo?
El presbivértigo se relaciona principalmente con cambios fisiológicos que ocurren con la edad. Su principal causa es la degeneración del sistema vestibular pues, con la edad, las estructuras del oído interno, como los otolitos y los canales semicirculares, experimentan desgaste. Esto afecta la capacidad del cerebro para procesar señales relacionadas con el equilibrio.
Además, el envejecimiento del sistema nervioso central, incluyendo una menor plasticidad neuronal, dificulta la integración de la información vestibular, visual y propioceptiva, lo que genera ciertas alteraciones neurológicas. Otras condiciones como hipertensión, diabetes y arteriosclerosis pueden reducir el flujo sanguíneo hacia el oído interno y el cerebro, agravando los problemas de equilibrio.
Tratamiento del presbivértigo
El tratamiento del presbivértigo se centra en aliviar los síntomas, mejorar el equilibrio y prevenir complicaciones como caídas, de la mano de un enfoque multidisciplinario que puede incluir tanto terapias farmacológicas u otras menos invasivas. Las terapias no farmacológicas se centran en la rehabilitación vestibular, que son ejercicios diseñados para mejorar la compensación vestibular y la coordinación y realizados bajo la supervisión de fisioterapeutas especializados. A ello se les une el ejercicio físico regular (actividades como ir a caminar, hacer yoga o tai chi) y las adaptaciones al hogar que minimicen los riesgos de caídas.
El tratamiento farmacológico comprende medicamentos para el vértigo, como betahistina para reducir la intensidad de los episodios de vértigo, o para las enfermedades subyacentes que puedan exacerbar los síntomas. Sin embargo, si el presbivértigo se asocia con condiciones específicas, como el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), se pueden realizar maniobras de reposicionamiento canalicular, como la maniobra de Epley.