Para muchas personas, el simple hecho de pensar que se tienen que enfrentar a un análisis de sangre o ver una aguja, les puede provocar escalofríos. Por ello, en muchas ocasiones evitan someterse a estos procedimientos y sólo lo hacen cuando no les queda más remedio por motivos de salud. La exposición a esta prueba les produce una ansiedad extrema que puede llegar a convertirse en un ataque de pánico. Los que lo sufren suelen presentar ansiedad anticipatoria, es decir, los días previos a su cita en el ambulatorio los viven con muchos nervios y por su mente sólo ronda la idea de que se tienen que enfrentar a su mayor miedo.
Estos individuos también pueden padecer el síncope por venopunción, conocido como desmayo vasovagal por venopunción, algo que ocurre, tal y como explica la Clínica Universidad de Navarra, cuando una persona pierde el conocimiento de forma temporal debido al estrés que le provoca una extracción de sangre o la colocación de una vía intravenosa. Se da cuando baja de golpe el flujo de sangre al cerebro, lo que provoca que la persona se desmaye y pierda el equilibrio.
Por qué nos mareamos cuando nos sacan sangre
El desmayo se produce porque la punción provoca una reacción de estrés y se puede desencadenar al ver el líquido, estar nervioso por el procedimiento o sentir dolor. Antes de que una persona pierda el conocimiento, puede sentir mareo, náuseas, sudor frío, piel pálida, visión borrosa, calor o frío y palpitaciones.
El truco definitivo para no marearse
La enfermera, nutricionista y divulgadora sanitaria, @enfermerabuscavena, que comparte en sus redes recomendaciones para la psoriasis, qué hacer cuando una herida está infectada o si se cae el cabello, ha publicado el truco definitivo para no marearse cuando se acude a un análisis de sangre. La profesional asegura que este método es “súper importante” para evitar que vuelva a suceder. “Una vez te has mareado puede tumbarte en la camilla con los pies en alto, pero en este caso vamos a intentar evitarlo”, comienza.
La enfermera explica qué lo que debemos hacer es tenderle una trampa a nuestro cerebro. Para ello, hay que aprovechar los olores fuertes para desviar su atención durante el procedimiento. Lo primero es coger una gasa y empaparla en alcohol. “Si no lo tienes a mano puedes utilizar gel hidroalcohólico o perfume”, apunta. Cuando comience el análisis, hay que acercarla a la nariz y concentrarse en olor. “Nuestro cerebro es tan simple que es una buena forma para distraerlo”, añade. Según la experta, el órgano se enfoca en el estímulo olfativo, ignorando el procedimiento y reduciendo la sensación de ansiedad.
Además, menciona que este truco no sólo es útil durante la extracción de sangre, sino que también puede aplicarse en otros procedimientos médicos que generen incomodidad o estrés. Asimismo, los profesionales recomienda que quienes suelen marearse al sacarse sangre lleguen al lugar del análisis bien hidratados. También es importante comunicar al personal sanitario cualquier temor o experiencia previa con mareos, para que puedan tomar medidas preventivas.