En 1930 nace en Gran Bretaña Margaret Waterhouse. A los 25 años, tuvo a su hija Jean quien, 19 años después, trajo al mundo a su propia hija, Jeannette. Ella, a su vez, tuvo a su hija Chloe Renshaw a los 26 años, y, recientemente, Chloe también aportó a su árbol genealógico con el nacimiento de Elizabeth Margaret, tataranieta de Margaret Waterhouse, quien, según informó su familia, no cabía en sí misma de la alegría que le proporcionó sostener en sus brazos a la pequeña Elizabeth. Y es normal, ya que hay muy poca gente con el privilegio de conocer a la cuarta generación de su propia descendencia: la recién nacida es una de las pocas personas de Reino Unido que pertenece a una familia con 5 generaciones vivas, según el medio británico BBC.
Según Chloe, Margaret quedó “absolutamente cautivada” con la nueva adición a la familia: “Mi madre (Jeannette) llamó a mi bisabuela (Margaret) cuando (Elizabeth) nació, y estaba tan contenta que lloró” comenta la madre primeriza, a lo que añade “le dijimos que su segundo nombre iba a ser Margaret y hubo más lágrimas. Todas pasamos mucho tiempo juntas y nos aseguramos de visitar a la bisa (Margaret) al menos una vez a la semana. Intento que la veamos al menos una vez a la semana, pero realmente sólo estamos todas juntas cada 15 días”.
Jeannette, madre de Chloe, estaba en el hospital para acompañar a su hija durante el parto, sobre lo que comentaba: “No suelo quedarme sin palabras, pero fue totalmente increíble. Me sentí muy privilegiada. Las matronas fueron estupendas y Alex, la pareja de Chloe, también fue totalmente brillante”.
Chloe, que ejercía de auxiliar de clínica antes de convertirse en madre, comentó que no podía haber pedido un bebé más fácil: “Es todo lo que siempre he querido. ¡Ahora todo lo que necesito es que su padre y yo nos casemos!”
5 generaciones en 94 años
Para deleite de la gran familia, todos sus miembros viven a 15 minutos entre sí alrededor de la ciudad de Barnsley, en South Yorkshire (Inglaterra), por lo que pueden disfrutar de la compañía mutua con frecuencia. A día de hoy, Margaret es tatarabuela de Elizabeth a la edad de 94 años, Jean es bisabuela a los 69, Jeannette es abuela a los 50 y Chloe madre a los 24. Debe ser una sensación curiosa, aunque bonita, el ver envejecer a tus propios hijos, tus nietos, y bisnietos. Es probable, además, que sea una de las últimas instancias en las que sucede algo así, ya que, según el INE, la edad media (al menos en España) a la que la gente suele tener hijos son los 32 años. Haciendo los cálculos, para llegar a conocer a los tataranietos de uno se tendría que llegar a los 124 años de edad, lo cual está por encima de la edad “máxima” que puede alcanzar un ser humano.
Aunque son pocas las ocasiones en que tiene lugar un encuentro intergeneracional tan amplio, hay otros casos así de excepcionales: en 1989, una mujer americana de 109 años llamada Augusta Bunge fue premiada con un récord mundial cuando se convirtió en la matriarca de una familia de 7 generaciones después de que su trastaranieto (el hijo de su tataranieto) tuviese un hijo. El récord británico, sin embargo, lo ostenta desde 2017 la familia de Hilda Hanson, cuando la mujer inglesa de 103 años se convirtió en la trastarabuela (la madre de la tatarabuela) de un niño.