Solemos entender la edad de los perros con una regla genérica o saber popular: un año humano equivale a siete caninos. Una proporción que, sin embargo, no siempre se cumple, y que si bien nos sirve para predecir cuándo nuestra mascota empezará a dar síntomas de envejecimiento, no ofrece ninguna información concreta sobre su estado.
A pesar de que los veterinarios si disponen de más herramientas para calcular la edad de un perro y, sobre todo, para evaluar su estado de salud, estas son también algo limitadas. Por ejemplo, muchos perros con una edad biológica -por su estado del cuerpo- significativamente mayor en comparación con su edad biológica mantienen los mismos marcadores sanguíneos rutinarios que los veterinarios considerarían dentro del rango normal.
Registros, biomarcadores sanguíneos y químicos
Sin embargo, tales limitaciones parecen estar cada vez más cerca de sortearse, gracias a un grupo de investigadores del Instituto Nestlé de Ciencias de la Salud, en Suiza. Desde este centro, propiedad de la famosa marca de alimentación, han desarrollado un algoritmo capaz de determinar la edad biológica de los perros y, además, de realizar una estimación de su esperanza de vida.
“A través de nuestra investigación, pretendemos explorar cómo podemos utilizar los datos científicos existentes sobre la salud de los perros para comprender mejor la edad biológica”, explica Pascal Steiner, director de nutrición para mascotas de Nestlé Research. De este modo, en el estudio, publicado en la revista GeroScience, se da una vuelta de tuerca a los diferentes parámetros sanguíneos clínicos estándar que hasta ahora se habían utilizado para calcular la edad biológica.
A partir de un conjunto de datos que contienen los registros de salud, hemograma y química clínica de 829 perros a lo largo de doce años, “generamos y validamos un algoritmo que predice la edad biológica en caninos”. Lo cual, según los científicos, “predice las trayectorias de salud de los perros para su uso en la investigación y la práctica veterinaria”.
La cohorte de perros utilizada incluía diferentes razas. Hasta 20, “con un enriquecimiento para Labrador Retriever y Beacles”. Además, estos mismos cálculos se realizaron también con datos de gatos y humanos, encontrando “predictores universales” en las tres especies. “Por ejemplo, el recuento de glóbulos blancos, los niveles de albúmina sérica, globulinas séricas y hematocrito muestran una fuerza y dirección de asociación similares”.
La restricción calórica reduce la edad biológica a largo plazo
Al analizar los datos, los investigadores también trataron de ver si se podía intervenir en la longevidad establecida. Utilizaron como base un estudio realizado en los noventa, el Purina Life Span Study, donde se mostró que “alimentar a los perros hasta una condición corporal ideal a lo largo de la vida puede retrasar la aparición de signos clínicos de enfermedades crónicas relacionadas con la edad y extender la esperanza de vida en los perros”.
Al aplicarlo sobre sus propios perros, los investigadores vieron como, en los primeros 7 años de vida, no había diferencias. “Sin embargo, después de 7 años, los perros alimentados con dieta magra mostraron una diferencia positiva entre la edad cronológica y la biológica significativamente menor” respecto a los perros que hicieron una dieta normal. “Al analizar cada parámetro de la edad biológica de forma independiente, observamos que el grupo alimentado con dieta magra tenía un recuento de glóbulos blancos y glucosa en ayunas más bajo, en consonancia con los beneficios metabólicos e inmunológicos que se habían observado en el ensayo”, cuentan en el artículo.