Cada cambio en el cuerpo puede ser un indicador clave sobre nuestro estado de salud. En este sentido, y aunque muchas veces ni siquiera se las tenga en consideración, las alteraciones en las uñas no son una excepción. Pueden experimentar cambios en su color, con tonos amarillentos, oscuros, blancos o verdes, y en su estructura y forma. Además, pueden modificar su tamaño o afectar al tejido circundante, originando problemas como uñas encarnadas o incluso tumores periungueales.
Así pues, las uñas frágiles y que se abren a capas es un problema mucho más frecuente de lo que podamos imaginar. De hecho, se estima que entre un 27 y 35% de la población general sufre de este problema, al que se le conoce como onicoquicia.
Qué es la onicoquicia y cómo tratarla
La onicoquicia, también conocida como fragilidad ungueal, es una condición que se manifiesta en uñas propensas a romperse, descamarse o dividirse con facilidad. Este trastorno puede afectar tanto a las uñas de las manos como a las de los pies
Así pues, y según destaca la Clínica Universidad de Navarra, su síntoma más evidente es la debilidad, manifestada a través de la dificultad para mantenerlas largas, su tendencia a romperse con facilidad ante cualquier esfuerzo o golpe y el desprendimiento en capas. Según la Asociación Española de Mujeres Dermatólogas, otro indicio característico es el “despegamiento o exfoliación en láminas horizontales desde el borde libre de la uña”, lo que deja un aspecto astillado e irregular.
La onicoquicia también puede dificultar acciones cotidianas, como vestirse o acariciar a alguien sin arañar involuntariamente. Este aspecto descuidado de las uñas, si no se aborda, puede incluso afectar la autoestima en ciertos casos, según advierte la Asociación. No obstante, a nivel general no suele tratarse de un problema grave de salud y además tiene tratamiento.
Ahora bien, para actuar es importante conocer la causa. Si la fragilidad de las uñas se debe al uso de esmaltes inadecuados, se recomienda sustituirlos por productos de mayor calidad. En caso de que la causa sea un déficit vitamínico, un análisis de sangre permitirá identificar las carencias y comenzar la suplementación adecuada.
Cuando el problema está relacionado con infecciones por hongos o bacterias, existen tratamientos eficaces para resolverlo. En situaciones donde medicamentos específicos provocan la descamación de las uñas, este efecto suele revertirse una vez finalizado el tratamiento.
Cómo evitar las uñas quebradizas
Encontrar el equilibrio entre flexibilidad y resistencia es clave para el cuidado de las uñas. Por ello, en los casos de uñas frágiles o que se doblan fácilmente, los productos con formaldehído pueden ser útiles, mientras que aquellos que contienen nylon o seda forman una capa protectora. Las resinas de poliéster, por su parte, aportan una combinación de dureza y flexibilidad.
Las cremas con ingredientes como pantenol, urea o glicerina ofrecen hidratación, contribuyendo a que las uñas y la piel se mantengan suaves y protegidas. En caso de que la fragilidad de las uñas persista o se observen cambios en su color, se recomienda consultar con un dermatólogo para evaluar la situación y aplicar un tratamiento adecuado.